Joaquin.
La lluvia nos cae sobre nuestras ropas, el agua esta tan fría que siento mi piel erizada. Salimos del coche y corremos hacia la casa, no queremos enfermarnos. Entramos los dos corriendo despavoridos buscando un poco de refugio.
-Me he mojado todo.
-Yo también Emi. Deberíamos tomar una ducha para espantar el frío del cuerpo.
La boca de Emilio cae hasta el suelo, me mira en un estado de confusión que me hace mal viajarme.
-¿Me estas invitando a bañarme contigo?
Intento reírme y tomarme todo este mal entendido con humor. No quiero que note lo nervioso que me puse de solo pensar en la posibilidad de tenerlo en la misma ducha que yo, desnudo. Siento una presión en mi vientre, el deseo cobra vida propia y hace que mi mente se dirija hacia un lugar obscuro.
-Creo que mal entendiste las cosas. Aunque no puedo dejar de agregar que no tendría ningún problema por cumplir lo que dices.
Y corro hacia mi habitación. Así sin mas, no espero a que Emilio me responda, ni siquiera me detengo a observar la cara que pone por mi respuesta. Salí huyendo de él, mas bien de mi mismo.
Tiro al suelo mi ropa mojada y dejo que el agua caliente de la ducha caiga sobre mi cuerpo, espantando todo el deseo acumulado que se creo en mí. No se cuanto tiempo pueda resistir separado de mi Ari. Quiero tocarlo, quiero que se funda en mí o yo en él, necesito hacerlo mio... Pero eso es pedir demasiado. Si quiero llegar a ese punto tengo que ganarmelo, hacer que él confíe en mí lo suficiente para que quiera entregarse por completo, para que de nuevo nos entreguemos.
Me pongo mi pijama, siento mi cuerpo reconfortado, el frío se ha ido en su totalidad. No quiero perder el control esta noche, repito en mi cabeza una y otra vez. Aunque si los besos vuelven a escena no estoy seguro si me voy a poner detener, estoy tan necesitado de su piel que no se si pueda controlarme.
Salgo hacia la cocina en busca de mi compañero, alcanzo a oír como el agua de la regadera cae sin control, se sigue bañando. Con paso cauteloso me acerco a la puerta, la tensión sexual despierta de golpe al caer en cuenta que su cuerpo desnudo esta a tan solo unos pasos de mí.
Emilio.
No entiendo que le pasa a mi cuerpo. Primero pierdo el control y me muero de celos por ver a un chico cerca de Joaquin, después mi miembro despierta al ver el cuerpo de mi amigo casi desnudo, y ahora estoy en medio de la ducha a punto de masturbarme pensando en él. Llevo varios minutos tratando de espantar este sentimiento, pero no puedo. Mi cuerpo necesita esta liberación, aunque no puedo negar que me estoy muriendo de miedo, se muy bien que después de esto ya no hay retorno.
Las gotas de agua se cuelan por mi espalda y mi vientre, el chorro caliente que cae sobre mi pene aumenta la sensación y me pide a gritos que le de atención. Como si mi cuerpo jugara en mi contra mi mente me empieza a mostrar imágenes de los besos que nos hemos dado, de lo cálida y deliciosa que es su boca sobre la mía. Cierro los ojos y me pierdo, me dejo ir.
Esto se siente tan real. Estoy recordando cada detalle de nuestros encuentros, lo bien que se siente sus manos sobre mi espalda, su lengua jugando con la mía, mis manos agarrando su suave cabello y él atrayendome más, nuestras respiraciones aceleradas y pulsos disparados... Abro los ojos de golpe, asustado, volteo a mi alrededor verificando que Joaco no esta en la ducha conmigo, siento su esencia tan cerca que por un momento pensé que lo que estaba imaginando era una realidad.
Me meto al chorro de agua de nuevo y sigo con lo mio, estoy tan motivado que no ocupo demasiado. Mis manos se aferran a mi miembro de una manera violenta, hago movimientos constantes sobre mi mismo buscando un alivio, sin darme cuenta estoy en medio de la ducha emitiendo gemidos sin control. Perdido en mi mismo empiezo a decir su nombre, él es dueño de mi deseo, de mis ganas, de mi excitación.
-Mmmm... Joaco, ¡aaaah!- Sigo el vaivén de mis manos estoy a punto de correrme, esto es tan jodida mente bueno. -¡AAAAH MI NIÑO!..- Recargo mi frente en la pared de la regadera y dejo que mi miembro libere mi esencia.
Me siento un segundo en el suelo, a sido tan intenso que no puedo sostenerme en pie... Sonrió como un tonto, sin exagerar creo que ha sido la mejor paja que me he hecho en mi vida. No quiero ni pensar como sera cuando las manos de mi Temo sean las que me toquen, cuando su boca sea la que trabaje mi cuerpo y lo lleve hasta el limite, cuando los dos seamos uno.
-¡Mierda!- Detengo de golpe mis pensamientos, esto no puede ser, no puedo creer lo que acaba de formular en mi cabeza. He dado por hecho las posiciones en el acto sexual. Me asusta, pues aunque me este muriendo de miedo y confusión, pensar en estar dentro de Joaquin me excita de sobremanera y la idea de que el pueda estar dentro de mi tampoco me desagrada, me quiero dar contra la pared de lo que este tema me altera.
-¿Emi estas bien? ¿Me llamaste?
«Mierda. Mierda. Mierda.»
Me ha oído, me ha escuchado gemir su nombre, esto no puede ser. No se que responder, mi garganta se cierra y mi mente se bloquea. Me paro de la ducha e intento serenarme, tengo que responderle, no quiero asustarlo y que piense que estoy desmayado en el baño o algo así.
-Estoy bien, ya voy a salir.
Una locura se me cruza por la cabeza, es demasiado arriesgado. Me paso una toalla por la cintura y ni siquiera me molesto en secar mi cuerpo, salgo hacia la habitación para encontrarme con Joaco, quiero ver su reacción al verme tanta piel. Se que estoy jugando con fuego y que probablemente esto haga que me queme, pero esta sensación que se ha despertado en mi interior es la que esta actuando por mí y yo no estoy haciendo nada para detenerla.
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oh, oh, emilio esta en problemas.
Me encanta leerlos y me encanta que amen la historia.
Les amo
@soportearistemo
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10 días - Emiliaco
Teen FictionSi el amor de tu vida te olvidara, ¿Estarías dispuesto a quedarte hasta que te recuerde?