47. Día 8 / Central de autobuses.

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Joaquin.

Estaba deprimido. La llamada con Renata había sido un golpe de realidad.

Por una parte me estaba dando cuenta de lo falsa que era, de lo poco que me apreciaba en realidad. No podía dejar de sentirme mal por toda la situación con mi papá, no podía entender porqué era así conmigo, porqué estaba empeñado en estar alejado de mí. Perder mi fama y que los medios se vinieran encima de nosotros, no me preocupaba. Aristemo me había dejado una enseñanza muy grande. El amor siempre sale triunfante al final. El amor puede más que el odio. Y sabia perfectamente que eran miles de personas que nos iban apoyar sin importar nada.

Ocupaba sus brazos. Ahora entendía porque estaba mal. Quería consolarlo, quería que nos hiciéramos sentir bien.

Abro la puerta de su habitación, ni siquiera toco la puerta. Emilio no esta en su cama. 

-Mi amor, ¿Estas en el baño?

No obtengo respuesta. Me siento en la cama, esperando que salga del baño. Necesito platicar con él, hacerle saber que todo lo que le dijo Renata es mentira. Que él no me hace mal.

Volteo al pequeño sofá que esta frente a mi y noto que la mochila de Emilio no esta ahí. Me empiezo a alarmar. Me levanto y voy directo hacia la puerta del baño. Toco un par de veces, no obtengo respuesta. Abro la puerta y el peor de mis miedos se vuelve realidad. Emilio no esta ahí.

Salgo corriendo hacia la calle, esperando encontrarlo en el porche como la vez pasada. Pero esta vez la historia es muy diferente. Emilio no esta. Se fue. ¿Pero a donde?... No se que hacer. Siento mucho miedo, no quiero que me deje, no quiero que se aleje de mí.



Emilio.

Estoy en la central de autobuses. Me estoy muriendo de la vergüenza porque por más que intento controlarme no puedo dejar de llorar. Me siento muy culpable. No quiero que Joaquin renuncie a tantas cosas solo por quererme, no lo soportaría.

Mi teléfono empieza  a vibrar es Joaco. No quiero contestarle porque se que va intentar detenerme. Bloqueo mi móvil y recuesto mi cabeza sobre mi mochila. Me empiezo a relajar. Todos lo momentos que he vivido con Joaquin en estos días empiezan a colarse en mi mente sin piedad, me pierdo en ellos.

Joaquin.

Estoy desesperado. No se donde buscarlo. Me acaba de apagar el celular, es obvio que no me quiere contestar, no quiere que lo encuentre. Me subo al coche, necesito ir a buscarlo, no lo puedo  perder así.

Se me cruza una idea por la cabeza. Con mucha suerte esto me puede dar una pista de donde puede estar Emilio. Saco mi celular y me dirijo a las etiquetas de su instagram. ¡Bingo! Me topo con una imagen de Emilio, esta acostado en una banca con su mochila de almohada parece que esta dormido. Logro identificar que esta en la central de autobuses. 

Como si todo esto fuera una broma del destino caigo en cuenta que en el pasado a él ya le toco correr a la central para impedir que yo me fuera, ahora me toca a mí hacer lo mismo por detenerlo.



Emilio.

Mis sentidos se agudizan. No se si estoy soñando pero empiezo a sentir como el aroma de Joaquin se cuela en mi interior. Abro lo ojos de golpe y me encuentro con mi niño bonito sentado frente a mí. Ni siquiera intento luchar contra mi mismo. Me levanto de mi lugar y lo abrazo. En mi cabeza yo tenia claro la hermosa persona que era Joaquin, pero nunca me había detenido a pensar todo lo que él estaba dejando ir por quererme. Quería protegerlo de todo el mundo y me daba un miedo terrible que podría ser yo, su mayor tropiezo.

-No me dejes, por favor.

-Joaco yo... No quiero hacerte daño.

Él se merecía el mundo entero. Que todo el universo conspirara para que las bendiciones llegaran a su vida. Para que la luz que desprendía no se apagara nunca. No quería ser yo el causante de llevarlo a la obscuridad.

-¿Escuchaste la llamada verdad?

Yo no quería contestarle, no podía. El sentimiento no me dejaba hablar.

-Emilio yo te amo.

Me sentía tan impotente. Me había costado mucho trabajo superar el miedo que me daba querer a Joaquin. Sin darme cuenta que los monstruo que están allá fuera son mucho más espeluznaste que los que se alojaban en mi cabeza días atrás.

-Emilio por favor, háblame. - Sus manos sobre mis mejillas me queman la piel. 

-Yo... No quiero que dejes todo por mí. No lo valgo.

-Mírame por favor. - Su ojos me transmitía tanta paz, me hacia sentir como si estuviera en mi hogar. -No quiero mentirte. No va ser fácil querernos. Vamos a tener que soportar rechazos, chismes, injusticias. Vamos a tener que echarle un poco mas de ganas a la vida para poder conseguir nuestras metas, para poder ser felices. Pero no tengas miedo Emilio, yo quiero estar contigo porque tu me haces ser mejor persona, tu amor me hace querer soñar mas, crecer mas, me hace creer que la magia existe. No tengo miedo de tener que enfrentarme al mundo si lo voy hacer de tu mano.

-Me da miedo no ser suficiente, que al final del día no valga la pena, que te arrepientas de luchar por los dos.

-Es gracioso lo que voy a decirte, pero por favor borra eso de tu mente mi amor. No me veo cumpliendo mis sueños si no es de tu mano, de nada me serviría llegar a la cima del éxito y no poder compartirlo contigo. 

-No permitas que me rinda nunca Joaquin.

-Te lo prometo.

Lo tomo entre mis brazos, lo abrazo con la mayor fuerza que mi cuerpo puede hacerlo. Quiero intentar creer en sus palabras. Confiar en que vamos a ser capaces de vencer cualquier obstáculo que se nos presente. Por él, solo por él voy a ser más valiente.





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Ok.

Muchas gracias por todo los bonitos comentarios que me dejan.

Los amo mucho.









10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora