36. Día 5 / No hay prisa.

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Emilio.

Toco la puerta de la habitación de Joaquin pero este no me responde. Mi cabeza empieza a jugarme una mala pasado provocando que la ansiedad en mi cuerpo aumente. No puedo mas, sin esperar respuesta me cuelo en su cuarto.

La luz natural que viene de afuera apenas me deja ver el orden de las cosas, con el cuerpo tembloroso me acerco a su cama y me paro frente a él. No se que hacer, una batalla entre el miedo y la vergüenza cobra vida en mi interior. Alcanzo a ver su rostro relajado, esta profundamente dormido.

El ruido de un gran trueno me hace que salte hacia la cama. En una fracción de segundo estoy a lado de Joaco, acurrucandome en su cuerpo, tratando de espantar un poco todo el miedo que siento. Estoy tan perdido en el momento que no noto que por mi interrupción lo he despertado, su cara esta desorientada, no entiende que pasa, y que hago en su cama.

-Pe... Perdón... Es que la.. Lu... Luz se fue... Y... Y no sabia que... Ha... Hacer.

Intento comunicarme con él, pero en lugar de voz me sale un terrible quejido y apenas logro completar las palabras, tengo tanto miedo que estoy tartamudeando. Joaquin abre mucho los ojos como si se estuviera terminando de ubicar en la situación. En un movimiento se estira hacia el mueble enseguida de su cama, yo no entiendo que hace pero no se lo impido, para cuando puedo reaccionar me enciende su móvil en la cara. Como si la luz fuera una especie de cura mental hace que mi cabeza se tranquilice y mi cuerpo se relaje.

-Gracias Joaquin... - Saco mis pies de las cobijas en un intento por volver a mi habitación ahora que tengo su móvil puedo tranquilizarme allá y dejar de molestarlo a él. Su mano se encuentra con la mía, me jala de regreso a mi lugar impidiendo que me pare.

-No te vayas por favor.

El corazón me golpea al compás de mi respiración. Me esta pidiendo que me quede a dormir con él. No es la primera vez que lo vamos a hacer, pero sumándole los acontecimientos y sentimientos que han ocurrido hace un par de horas, todo se complica.

Sus manos se alojan en mi cintura y en un movimiento me acomoda junto a él, yo me dejo llevar. Las cobijas tapan nuestros cuerpos, puedo sentir como el mio sigue temblando.

-No estés asustado, ya estoy aquí. - Su boca se cuela en mi frente y me empieza a dar tiernos besos en el rostro, el calor de nuestros cuerpos se vuelve uno.

Me siento tan cálido aquí, a pesar de los nervios y el miedo, no me quiero ir. No se si este sea el mejor momento para hablar, pero quiero que el sepa lo que me hace sentir.

-Te deseo Joaquin...

Sus ojos cafés se clavan en los míos como tratando de buscar si lo que acabo de decirle es verdad. Puedo notar lo impactado que esta por mi revelación, hasta yo estoy en shock.

Sus ojos me miran fijamente, de su boca no salen palabras pero se que esta pidiéndome permiso para acercarse mas a mí, para besarme. Yo no le respondo con palabras, simplemente acerco mi cabeza a su rostro y empiezo el beso. Empezamos lento, sus labios acarician los míos tan tiernamente, como si tuviera miedo de romperme. El beso va cobrando vida propia y el ritmo cambia por si solo, el calor empieza a ganar terreno en la escena, su boca se devora la mía de una manera necesitada, de su garganta empiezan a salir quejidos roncos, como si el placer se le estuviera desbordando. Y yo me siento igual, esto es lo más real que hemos hecho, vamos enserio. Mis manos se cuelan en su espalda y las de Joaquin están alojadas en mis glúteos, los pequeños roces de nuestros cuerpos están causando que nuestros miembros despierten.

Sus manos empiezan a luchar para quitarme la camiseta, se separa un segundo de mi boca, y alza la tela por mi cuello, estoy desnudo de la cintura hacia arriba. Su boca viaja a mi cuello, dejando pequeños besos en cada zona que toca, yo me siento perdido en el placer, en el momento, en este amor que me supera. Sus besos se vuelven pequeños mordisco, el placer me esta ahogando, de mi boca empiezan a salir fuertes gemidos. Su mano se mueven sin permiso buscando el botón de mis pantalones, no se si estoy seguro de poder continuar, estoy casi desnudo en su cama y ninguno de los dos tiene intensión de parar.

-Tengo miedo Jaoco. No... No estoy listo.

Sus manos se detienen. Al instante me siento culpable, acabo de joder la noche. Busco sus ojos con miedo, esperando su rechazo, su odio. Pero por el contrario me mira con tanto anhelo, deposita un rápido beso en mi nariz y me acurruca en su cuerpo como si fuera un niño pequeño.

-No te preocupes bebé, lo entiendo.

-Quiero estar contigo pero dame tiempo.

-Yo no tengo apuros... Tenemos toda la vida para estar juntos.

Eso es todo lo que necesito para relajarme. Con esa sencilla frase me esta prometiendo tantas cosas. Que estaremos juntos siempre, que me esperara el tiempo que sea necesario, que me va a amar sin importar nada, que luchara por mi hasta el cansancio, que no habrá batalla que no podamos superar si estamos juntos.

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AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH.

Con cariño para Faby.

Nos leemos la próxima.

Nos olviden comentar y compartir.

*les avienta besos*

@soportearistemo Anahi.

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora