Emilio.
Abro mis ojos y me doy cuenta que la luz de sol entra por mi ventana con mucha fuerza, ya es de día. Joaquin quedo de pasar por mí a las 9 de la mañana. Me ha indicado que haga mi maleta con lo necesario para poder sobrevivir diez días.
Me levanto de la cama y sorprendente mente he dormido tan bien que me siento muy descansado y entusiasmado, aunque bastante nervioso con todo esto.
Mi móvil vibra y es un mensaje de Joaco.
«Paso por ti en una hora, espero estés listo para esto Emilio. Una vez más quiero darte las gracias por confiar en mí. Tratare de hacer que te la pases bien.»
Me quede embobado viendo por un momento el celular, siento como si mi cara se fuera a romper por la mitad por la gran sonrisa que hay en ella. No se lo que me espera, pero creo que estoy listo para vivir lo que sea, no tengo nada que perder, y estoy dispuesto a correr cualquier riesgo.
Joaquin.
Antes de salir de mi apartamento vuelvo hacer un repaso de las cosas que voy a necesitar llevarme a la casa de valle de bravo donde nos iremos Emilio y yo estos diez días.
Pongo mi maleta en el coche, y trato de tranquilizarme. Se que es normal los nervios que siento, pero ya he revisado cada detalle y todo esta listo.
Estaciono el coche que he rentando afuera de la casa de la mamá de Emilio, tomo una larga respiración y toco la puerta.
- Hola Joaquin, pasa por favor, mi hijo baja en un momento.
- Gracias señora.
Mientras lo espero en la sala, noto como mis manos están sudando de los nervios. Tengo que calmarme, tengo que hacer que esto funcione.
- Hola Joaco.
Miro hacia las escaleras, y se me corta la respiración. A pesar de todo el tiempo que hemos pasado junto nunca voy a dejar de sentir ese hechizo cada vez que lo veo. Hoy se ve especialmente alucinante, trae una playera verde que hace que sus ojos resalten con mucha más fuerza, su hermoso pelo rizado cae sobre su frente de una manera tan atractiva, todo en él hace que mis sentidos se alteren. Tengo que hacer un gran esfuerzo para no tomarlo de su hermoso y largo cuello y robarle un beso en esos labios que tanto conozco.
- Hola ¿Estas listo? - logro decir.
Veo tanto entusiasmo en la mirada de mi Ari, que mi corazón se acelera, y la sonrisa que se me dibuja en la cara es poca comparada con la alegría que siento.
Salimos a la calle, y Emilio me mira extrañado cuando ve el coche estacionado frente a casa.
- ¿Vamos a ir en coche?
- Bueno digo, Valle de Bravo esta algo lejos, así que sí. Vamos a ir en coche.
- ¿Valle de Bravo? ¿Estas bromeando verdad?
No puedo evitar sonreír con su respuesta.
- Recuerda las reglas Emilio. Eres mío por diez días, tienes que hacer lo que te diga sin preguntar. Y sí digo que nos vamos para allá, es porque es lo que va a pasar.
Emi se muerde el labio de esa manera tan inocente que tanto me pone.
«¡Madre mía! cálmate Joaquin Bondoni, cálmate.»
- Tienes razón, ¡Valle de Bravo allá vamos!
No tengo un espejo delante mío, pero la cara de estúpida felicidad que tengo justo ahora es obvia.
Él es mío. Ha sido mío desde que nos conocimos en ese foro, ha sido mío desde que nos dimos cuenta que con cada escena grabada, con cada dialogo pronunciado nos íbamos enamorando del otro, ha sido mío desde la vez que nos besamos en cámara y fuera de ella.
Voy a conseguir que él me recuerde, voy a conseguir que él quiera ser mío para siempre.
Tres horas en coche nos esperan hasta llegar a nuestro destino. De camino pasamos por un "Pizzeria". Y no dudo dos veces en parar ahí para comer.
La cara de emoción que pone Emilio hace que la alegría crezca en mi pecho, se que le encanta la pizza.
- ¿Te apetece comer aquí? - Se cual sera su respuesta.
- Sí, me encanta la pizza.
- Lo se. Ven, vamos a bajarnos, que mi panza ya esta exigiendo comida.
Emilio se queda unos segundos viéndome con mirada perdida antes de reaccionar. Daría cualquier cosa por saber que es lo que pasa por su cabeza.
Emilio.
Ha sido la pizza más rica que he comido en mucho tiempo, o al menos que yo recuerde. No se si es por la compañía, pero presiento que todos los momentos que viva con Joaquin se van a convertir en mis favoritos.
Este chico no deja de sorprenderme me conoce tan bien, que no puedo evitar sentirme como la mierda. Quiero corresponderle de la misma forma, pero simplemente no lo consigo.
Nos subimos al coche y se me ocurre una idea para poder conocerlo mejor.
- ¿Qué te parece si jugamos a algo?
No puedo evitar ponerme nervioso, veo como Joaquin me voltea a ver desde su asiento.
- ¿Un juego? ¿En el coche?... Lo que sea que se te haya ocurrido sera divertido.
- Yo te hago preguntas, y tú me respondes con toda sinceridad. Quiero conocerte más y creo que eso nos puede ayudar - la sonrisa que se le hace al escuchar mi propuesta es tan bonita, que me pierdo en ella unos segundos.
«¡Joder! No se que me pasa con este chico, pero mi cuerpo reacciona de una manera muy extraña, es como si me tuviera hipnotizado.»
- Yo cuando hablo con alguien me gusta verlo a los ojos, y más si son tus ojos los que voy a ver... Pero estoy de acuerdo. Estoy listo, Suelta la primer pregunta.
No puedo evitar sonrojarme, aún quedan dos horas para llegar a Valle de Bravo. Me tomo un momento para pensar bien lo que voy a decir. Se me ocurren mil cosas que preguntarle, pero hay una que destaca entre todas ella. Se que a lo mejor me voy a arrepentir de preguntarle esto, pero es algo que me muero por saber.
- ¿Cuándo te enamoraste de mí?...
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Muchas gracias por estar compartiendo la historia en twitter, si gusta arrobarme cuando la comparten para darme cuenta y seguirlos asies.
Les amo
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10 días - Emiliaco
Roman pour AdolescentsSi el amor de tu vida te olvidara, ¿Estarías dispuesto a quedarte hasta que te recuerde?