28. Día 4 / Dueto con mariachi.

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Joaquin.

El camino a casa lo hacemos en silencio, solo nuestras manos se rozan. Su mano sobre mi mano, no puedo pedir nada mas. Me estoy enamorando de su timidez, de su vergüenza, de su inseguridad. Se mira tan lindo cuando se sonroja cuando le doy un beso o me acerco a decirle lo guapo que se ve.

Esto es nuevo para mí. Estaba acostumbrado a querer a un chico que sabia de mi cariño. Que ya sabia sobre mis detalles y conocía a la perfección mi manera de amar. Viendo el lado positivo de las cosas, Emilio me saco de su mente, pero gracias a ello me esta descubriendo de nuevo, se esta enamorando de mí poco a poco. Mi objetivo es hacer que lo haga con todas sus fuerzas para que ya no me quiera dejar mas.

Lo del tiro con gotcha ha sido realmente divertido y emocionante, me la pase como un niño, dando y esquivando balas de pintura, al final mi equipo no gano, pero igual valió la pena, ese beso sobre la paja...

«¡oh my good!.. Me pongo rojo de solo recordarlo.»

Todavía queda una hora para llegar a destino, Emilio se acomoda en su asiento y se dispone a tomar una pequeña siesta, me parece buena idea para que cobre energía, lo que tengo pensado hacer esta noche va a necesitar de toda la alegría que su cuerpo pueda trasmitir.

Llego a comprar comida a un establecimiento que queda de paso. Mi papá dice que el tiempo en coche con música se va más rápido y tiene razón, para cuando menos espero hemos llegado a casa.

-Bello durmiente ya llegamos.

-Mmmh... Dejame dormir.

-Que vienes en el coche, si quieres seguir durmiendo anda a la cama.

Sus ojos adormilados me conmueven, da un gran suspiro y se vuelve acomodar en el asiento del copiloto.

-Cargame... - Y no lo pienso demasiado... Me paro de mi lugar, corro hacia el otro lado del coche, abro la puerta y en un santiamén lo tengo entre mis brazos, llevándolo a la cama como un niño.

-Tus deseos son ordenes.

-Bájame Joaco, peso mucho, era broma... - Emilio esta totalmente sorprendido, se mueve como lombriz tratando de soltarse de mí, pero yo lo llevo tan apretado que no lo consigue y se rinde.

-Parece que te estoy cargando como si fuera nuestra luna de miel, solo nos falta ir vestidos con trajes y esas cosas que llevan los novios.

El café de sus ojos me fulmina entero, no le ha gustado mi broma, yo solo me carcajeo como si no hubiera un mañana. Lo acomodo suavemente sobre la cama y doy media vuelta, creo que ha sido suficiente.

-Cuando el hambre pueda más que tu sueño vienes a la cocina, he comprado comida de camino.

No obtengo respuesta, pero se que ha recibido el mensaje.

La comida a estado deliciosa, esas alitas de pollo han entrado en el top de mi comida favorita. Una hora a pasado y Emilio no da señales de vida. Si no come se va a enfermar así que voy en misión de despertarlo.

-Emi ya es tarde, ¿Quieres comer? - No obtengo respuesta.

-Milio despierta, que tienes que comer. - Silencio total.

-¡EMILIO DESPAVILA, QUE YA ES TARDE!..

Ni mis gritos lograron despertarlo, me acerco a él y noto como su pecho no se mueve... ¿No esta respirando?... El color de mi piel se esfuma, siento como la desesperación y el pánico se apoderan de mí. Tomo su cuerpo y empiezo a moverlo desesperado, intento buscarle el pulso pero con lo nervioso que estoy no lo consigo. Emilio no reacciona, estoy a punto de ponerme a llorar cuando veo que en su rostro se dibuja una pequeña sonrisa.

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora