39. Día 6 / Como si fuera la primera vez.

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Emilio.

Las finas gotas de lluvia empiezan a caer sobre nuestros rostros, la brisa fresca me pega en la cara, estoy tan cómodo que no me quiero mover, pero tenemos que ir hacia el coche. Llevamos toda la tarde en este parque jugando como un par de niños, simplemente disfrutando uno del otro. Joaquin me da tanta confianza, que estoy seguro que a su lado soy capaz de hacer lo que me proponga.

-Venga Mailo, que tenemos que irnos, no quiero que nos enfermemos.

Mis ojos lo miran como implorándole cinco minutos más, le hago un puchero sin ganas.

-Me encanta cuando me haces pucheros, te miras muy tierno.

-Y a mí me encanta cuando cierras la boca.

Hablo sin pensar, la broma me sale sola. Mi intención no era ser grosero con Joaco, solo quería dar un poco de dramatismo a nuestra conversación. Sus manos viajan a mi cuello y mejillas, sus movimientos son tan rápidos, que apenas me doy cuenta como sus labios están devorando los míos con ganas, en un beso salvaje, necesitado, lujurioso. Hace que todo el aliento de mi cuerpo desaparezca. El cuerpo de Joaquin se separa de golpe de el mio, se da la media vuelta y camina hacia el coche con paso dicidido. No se como reaccionar, me siento tan embriagado por ese beso. Me llevo los brazos a las rodillas, siento como si hubiera corrido un maratón, cuando logro que mi respiración se regule lo sigo hacia el coche, quiero que me de una explicación, porque me dio ese beso tan apasionado en medio del parque. Abro la puerta con brusquedad, quiero que el ruido le de fuerza a mi pregunta.

-¿Por qué me besaste de esa manera?

-Me dijiste que te encantaba cuando cerraba la boca, y a mí me gusta que me cierren la boca a besos, tu obtienes lo que quieres, y yo también estoy contento. - Su sonrisa burlona me desconcierta, me hace sentir tímido y excitado. Las ganas de amarlo me ciegan, me hacen querer más. Con toda la vergüenza que puedo soportar me animo a hablarle, no quiero seguir ocultando lo que siento, no quiero arrepentirme.

-Acelera el coche, quiero llegar a casa para seguir jugando este juego, déjame cerrar tu boca un poco más.

Mi voz suena rasposa, no puedo aligerar mi excitación. Quiero estar con Joaquin, lo necesito. Me mira con intensidad, no me dice palabras pero el fuego de sus ojos me demuestra que esta tan excitado como yo. Tengo miedo, pero estoy decidido, quiero entregarme por completo, quiero que nos entreguemos esta noche.





Joaquin.

Siento que mi corazón late a mil por hora, no me puedo calmar, Mi cuerpo lo desea, mi piel extraña su piel. No puedo quitarme el miedo del cuerpo, no quiero que las ganas que tengo de él, hagan que lo obligue a hacer cosas que Emilio no quiere. Él es el que manda esta noche, respetare sus decisiones, si él esta listo para dar el siguiente paso yo lo cuidare como lo más preciado que tengo en la vida, lo haré sentir el cielo sin salir de nuestras habitaciones, lo amare con toda mi alma.

Apago el motor del coche, no puedo moverme, no se si es por el frió de la lluvia o por el cúmulo. de emociones que estoy sintiendo. Veo como Emilio sale del coche dando un fuerte portazo y corre hacia la casa, la lluvia a crecido y huye de ella. Por el ruido de su movimiento reacciono, desabrocho mi cinturón y corro hacia su dirección. El frió empieza una lucha imparable contra el calor que siente mi sangre, no puedo pensar en otra cosa que tener sus labios en los míos.

Entro a la casa y veo el cuerpo de Emilio casi corriendo hacia su habitación, no lo dejaré huir, no quiero que se aleje de mí. Tomo su brazo con fuerza y lo atraigo hacia mi cuerpo, de su boca sale un quejido de sorpresa, no se había dado cuenta que estaba atrás de él.

-No te alejes de mí, no te escondas por favor.

-Tengo miedo Joaco.

-Yo también mi niño, pero te prometo que no nos haremos daño, déjame llevarte al cielo.

-Prométeme que nos trataremos como si fuera la primera vez.

-Te lo prometo.

Mis labios se unen a los suyos en un vaivén contenido, tierno, sin apuros. Nuestras bocas van espantando el frió que alojaba en nuestros labios, solo puedo notar el calor de mi cuerpo, el calor que me provoca amar a Emilio, amarlo por completo.



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En el siguiente nos morimos todos.

Gracias por compartir.

Los amo.

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora