Joaquin.
La lluvia sigue cayendo a cantaros, por la ventana de vez en cuando se deja ver una luz que viene de afuera, la tormenta esta tomando cada vez más fuerza y los truenos no tardaran en hacerse presentes. Estoy sentado en la cama de Emilio esperando a que salga del baño, podría jurar que lo escuche decir mi nombre y quiero aclarar si fue verdad.
La puerta se abre y agradezco estar sentado, pues de haber sido de otra manera lo mas seguro es que ya hubiera caído al suelo. No puedo despegar mis ojos de su cuerpo, su piel pálida me atrapa. Mi respiración se vuelve loca, las gotas de agua ruedan por su piel dándole un efecto alucinante. No se como actuar, no creo ser capaz de moverme, se que si lo hago perderé el control.
Su rostro es un acertijo, su expresión es tímida, pero en sus ojos puedo ver un brillo malicioso, como si estuviera perfectamente consciente de lo que me esta provocando al presentarse así ante mí.
-¿Que me decías Joaco?
Yo no puedo responder, su pregunta se queda trabada en mi cerebro. Empieza a caminar por la habitación hasta llegar a la cómoda y buscar su ropa. Me lo estoy comiendo con la mirada, el bulto en mis pantalones me empieza a doler, tengo que salir de aquí o no podre ser capaz de responder por mis acciones.
-Pediré hamburguesas. - La voz me sale tan rasposa que dudo un momento si Emilio entendió mis palabras, me paro de la cama e intento salir casi corriendo de la habitación.
De repente siento como una mano me detiene de golpe, esto no esta bien, no va a acabar bien.
-¿Por qué estas huyendo?
-Porque si me quedo un minutos más, no creo poder seguir resistiendo. Quiero besarte, tocarte, poseerte, quiero hacerte mio otra vez y que tu hagas lo mismo conmigo.
Su cara se vuelve un puñado de miedo, esta asustado. Creo que no esperaba que fuera a ser tan sincero, pero joder... No puedo mas.
Corro hacia mi habitación, me lanzo a la cama tratando de calmarme. No se si estoy haciendo lo correcto al huir, pero no quiero arruinar todo. Esto se esta volviendo muy difícil, es obvio que yo no soy indiferente para él, le gustan mis besos, mis caricias, pero no se si esta dispuesto a entregarse, si esta listo para avanzar de esa manera. Yo no lo quiero obligar ni presionar, quiero que él se entregue a mí cuando este cómodo, cuando en verdad lo desee.
Los truenos empiezan a caer del cielo para darle más dramatismo a la noche, me tapó con la cobija, tengo que dormirme, tengo que espantar de mi mente todos estos deseos que han despertado, tengo que apagar el fuego que siente mi piel.
Emilio.
Estoy viajando en un tren que va a toda velocidad, mi mente es ese tren y el viaje me esta volviendo loco. Que chingados acabo de hacer. Salí del baño casi desnudo para provocar a Joaquin, camine por la habitación sabiendo bien lo que le hago sentir, y para cerrar con broche de oro cuando él intentaba huir lo detuve. ¿Para que?... ¿Por qué lo detuve?...
Estoy muy asustado. Por una parte me estoy muriendo por entregarme a él por completo, sentir su cuerpo en el mio y viajar a las estrellas los dos. Y por la otra estoy temblando, quiero salir a la calle y huir muy lejos de él, de mí, de lo que siento.
Doy un brinco de la cama, los truenos y la lluvia no cesan, como si mis nervios ocuparan más estimulantes para estar alterados. La luz del cuarto empieza a parpadear, lo único que me falta para que esta noche se convierta en la típica historia de terror es que se vaya la luz.
Y como si mi mente hubiera estado conectada con el futuro, mi pensamiento es el detonante para que la energía desaparezca y la obscuridad cobre vida frente a mí. Como todo el cobarde que soy, salgo de mi cama desesperado, necesito mi móvil, estoy tan nervioso que ocupo tener la cara iluminada si no voy a perder los nervios y empezaré a gritar. Trasteando en el mueble a lado de mi cama lo encuentro, 15 por ciento de batería, esto se pone cada vez mejor. Voy a la cocina en busca de velas, no puedo permitir que la luz de mi móvil muera sin antes haberla remplazado por otro tipo de luz.
Busco en cada rincón de la casa, abro todo lo cajones que hay en ella, y no encuentro nada. La batería baja sin tener compasión de mí...
«5 por ciento, estoy jodido.»
Pasan un par de minutos, un gran trueno hace que de mi boca salga un grito de terror puro, estoy asustado, tengo miedo y para rematar mi móvil vibra sobre mi mano en señal que se a apagado. La desesperación me invade en un segundo, no se que más hacer, por mas que intento tranquilizarme y hacerle frente a este pánico no lo consigo... No si esto sea una buena idea, necesito ayuda.
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Hey hey.
Muchas gracias por compartir la historia en tuiter, cada vez que veo que alguien la comparte alla me llena de felicidad y me motiva saber que mas persona se unen a las lecturas.
Les amo
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10 días - Emiliaco
Teen FictionSi el amor de tu vida te olvidara, ¿Estarías dispuesto a quedarte hasta que te recuerde?