Emilio.
Estoy alucinado, tengo energía para vivir cien años más. La alegría se me sale por los poros y para ser sincero yo no estoy haciendo nada para disimular.
-¡SOY FELIZ! - Joaquin esta gritando en medio de la plaza, esto se esta saliendo de control.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas así?
-Es que estoy feliz quiero que todo el mundo lo sepa.
Joaquin me conmueve. Tiene razón, no tengo ningún argumento para replicar su respuesta.
-Van a pensar que estas loco.
-Es que lo estoy... Yo soy tu loco.
Sus ojos me trasmiten seguridad, amor. Me hace creer que todo es posible, que no hay batalla que no pueda vencer si él esta conmigo.
-Siempre seras mi loco.
Los ojos cafés de mi contrario se abren por el asombro, me siento orgulloso por ser sincero con él pero al mismo tiempo la vergüenza me cohíbe. Y rompo el momento entre los dos.
-¡NO TENGO MEMORIA PERO SOY FELIZ!
La gente en la plaza se nos queda viendo con cara de pocos amigos, de verdad se piensan que estamos locos, y la verdad es que no están muy equivocados.
Tomo la mano de Joaco y lo arrastro hacia el otro lado de la plaza. Mi panza ruge necesito comer. Vamos a cerrar la noche cenando en un mexicano, espero no arrepentirme.
Joaquin.
Siento mi cara caliente, el rojo en mis mejillas es evidente. Emilio acaba de decir que siempre seré suyo, no me lo puedo creer. No se en que momento los acontecimientos están dando un giro tan dramático, pero me gusta. Vamos por buen camino.
El restaurante mexicano esta petado, los meseros se mueven de aquí para allá entregando las ordenes listas a los clientes. Cuando llega nuestro turno veo como se acerca un muchacho bastante agraciado se para delante de nosotros y nos pasa las cartas para ordenar.
El chico no despega sus ojos de mí, yo trato de ignorar su insistencia pero su mirada me confunde. Volteo a verlo de reojo y me sonríe cada vez que tiene la oportunidad... ¿Me esta coqueteando?, ¿Que no mira que vengo acompañado?
Emilio esta entretenido viendo su móvil, pero cuando nota la actitud del mesero su mirada cambia, sus ojos se clavan en los míos. Me siento observado, creo que estoy haciendo lo correcto, no estoy haciendo nada para seguirle el juego al mesero, al contrario quiero evitarlo, pero él es muy insistente y descarado.
-¿Ya sabes que vas a ordenar guapo?
«No inventes, se va a armar con celostoteles.» Hago un chiste local en mi cabeza.
-Hola, tierra llamando a mesero, yo también estoy aquí carnal. - Los ojos de Emilio se vuelven densos, esa mirada ya la había visto antes, esta enojado.
-Oh si disculpa, ya van a ordenar.
No puedo ni hablar, quiero ponerme a reír, esto es tan absurdo. El chico toma nuestros pedidos rápido, tarda un poco más de la cuenta en apuntar el mio. El baboso hace como que no me escucha y se acerca de más a mí para tomar mi orden. Siento la presión del momento, si sigue con esta actitud me va a causar problemas, pero pensándolo bien esto puede ser divertido.
El chico se va a la cocina dejándonos solos de nuevo. Intento hacerme el tonto y actuar como si no hubiera pasado nada. Emilio tiene los brazos cruzados, esta molesto de verdad.
ESTÁS LEYENDO
10 días - Emiliaco
Teen FictionSi el amor de tu vida te olvidara, ¿Estarías dispuesto a quedarte hasta que te recuerde?