37. Día 6 / Obra de arte.

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Joaquin.

Abro los ojos y lo primero que veo es el rostro de Emilio a centímetros del mio. Su boca esta medio abierta y su respiración calmada, sigue dormido. A pesar de lo cómodo que estoy tengo que levantarme, me toca preparar lo que haremos hoy, cuando él despierte quiero tener todo listo. Me doy una ducha rápida tratando de no hacer ruido, quiero dejar que duerma lo más posible, seguro despierta de buen humor.

Estoy terminando de preparar el desayuno cuando alcanzo a escuchar ruidos en mi habitación, se ha despertado. Yo me hago el que no me doy cuenta. En eso empiezo a escuchar unos tímidos pasos que se acercan a mi espalda.

-¡Buuuuh!

Me acabo de ganar el premio a la mejor actuación, la risa de Emilio inunda la habitación libremente. A esto quería llegar, lo conozco como la palma de mi mano, sabia que asustarme iba provocar esa reacción.

-Me acabas de meter tremendo susto.

Su risa se multiplica, no puedo evitar darme palmaditas a mi mismo por tener el control de este juego.

-Lo siento chiquito bonito, no pude contenerme.

Mi corazón se detiene de golpe, me acaba de llamar "chiquito bonito"... Yo, no se como reaccionar. Mis mejillas están rojas no puedo verlas pero puedo sentir el calor en mi cara. Me sentía dueño de la situación, pero con una simple frase me ha desarmado por completo.

-¿Qué pasa?.. ¿He dicho algo malo?

-No, no, no. Al contrario, me ha gustado mucho que me dijeras Así... Así me llamabas antes de... Bueno tú sabes, el accidente.

Los dos nos quedamos viendo fijamente, como si ninguno tuviera la intención de decir algo más. Como si las palabras sobraras, y solo el contacto visual hiciera falta.





Emilio.

El desayuno a sido raro. Nos hemos pasado todo el rato en silencio, solo mirándonos de vez en cuando. Empiezo a creer que Joaquin esta enojado conmigo. Tendría todo el derecho de estar molesto, ayer no lo deje dormir. Trato de espantar todo esos malos pensamientos de mi cabeza, no creo que sea buen momento para pensar de manera negativa. Termino mi desayuno y me quedo sentado sin decir nada mas. Quiero ver la reacción de Joaco, si mis sospechas son ciertas me quiero enterar de una vez por todas. Pasan los minutos y ninguno de los dos omitimos palabras. Me empiezo a desesperar. Si esta harto de mi por que soy un pesado que me lo diga de una vez.

-¿Estas enojado conmigo Joaquin?

Sus ojos se abren de golpe, mi pregunta casi hace que se atragante. Me levanto de la silla, confundido. Seguro ya no me quiere. Me apresuro para llegar a mi habitación, hacer mi maleta y regresar a CDMX esto no tiene sentido.

-Hey Emi, ¿Qué haces?

Entra a mi cuarto corriendo, su rostro refleja confusión.

-Pienso que tal vez estas cansando de mí y no sabes como decirlo, entonces quiero ahorrarte el trabajo y regresar a mi casa yo solo.

Sus manos se clavan en mis mejillas, el café de sus ojos me deja sin aliento, no me puedo mover, me tiene atrapado.

-No se que te está haciendo creer que estoy molesto contigo, te prometo que estas equivocado.

-Entonces... ¿Porqué estabas tan serio en el desayuno de hoy?

Su cara se parte por la mitad por la gran sonrisa que aparece de repente en su rostro, me tranquiliza.

-Hace mucho que no te hacia reír tan sinceramente como ocurrió esta mañana. Esa sonrisa espontanea y sincera es mi favorita, y cuando logro que aparezca me gusta contemplarla, por eso no podía dejar de verte.

Un escalofrió me recorre por completo. Joaquin es la única persona que con unas cuantas palabras logra poner mi mundo de cabeza. Me acerco a su mejilla y le planto un beso sincero, tímido. No me creo capaz de aguantar mas esta situación tan melosa así que salgo disparado hacia la ducha.

Cada día que pasa caigo más en su magia, cada día que pasa me enamoro más de él.




Termino de cambiarme y arreglarme el cabello. Los ruidos en la sala me tienen muy curioso, no puedo dejar de preguntarme que es lo que Joaquin tiene preparado para mí. Me ha dicho que no saldremos de casa esta mañana, debo admitir que me muero de la curiosidad por saber la brillante locura que esta preparada detrás de esa puerta.

Salgo hacia la sala, y analizo la escena. Joaco esta parado a lado de los sillones, en una de las mesas de la sala alcanzo a notar un puño de plumones para pintar. En la pared hay un enorme pedazo de papel pegado, como una especie de lienzo.

-¿Estas listo para dibujarme y dejarme como una obra de arte?

De mi interior sale una sensación de alegría, no se como explicarlo, pero no puedo evitar reírme a carcajadas por su pregunta.

-Eres un bobo Joaco.

El solo sonríe, sus ojos se enchinan y en su mejilla se forma ese hoyuelo que tanto me gusta apreciar. No puedo dejar de pensar en lo mucho que me gusta Joaquin. Cada parte de él. Sus imperfecciones, sus cejas despeinadas, sus ojos siempre tan llenos de luz. A pesar de que lo de dibujarlo como una obra de arte era una broma, la belleza de Joaquin es tan especial que podría contemplarlo por horas, como si ante mis ojos estuviera la pintura más cara del mundo.



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Hey.


Gracias por todos los votos y comentarios. Me hacen muy feliz.

Gracias por compartir la historia, cada dia somos mas lectores y eso me motiva.

DISFRUTEN EL BESO ARISTEMO.

Les amo 






10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora