-Mía, es hora -escuché decir a Erick.
Mi corazón se aceleró un poco, el recuerdo de la noche del accidente en que murió mi madre no salía de mi cabeza, pero caminé simulando estar tranquila junto a él hacia donde había muchos autos estacionados. Erick se detuvo frente a uno negro, estaba con algunos choques que hicieron que mis nervios aumentaran.
-Lo uso solo para correr -dijo él.
"Es pésimo al volante", recordé a Justin, pero no dije ni hice nada. Fue cuando iba a subir al auto que escuché su voz nuevamente.
- ¿De verdad vas a ser capaz de correr con una chica al lado Erick?
-¿Por qué no? –voltee a mirar a Justin, sus ojos estaban en mí y luego se posaron en Erick.
-Pensé que serías más consiente de las posibles consecuencias –su voz sonó más ronca de lo normal, daba un poco de miedo.
-¿A qué te refieres Justin? –Erick enarcó las cejas.
Justin pasó por mi lado, su hombro rozó el mío y su mirada me atrapó por unos segundos, llegó a estar frente a frente con Erick, cualquiera hubiera pensado que eso era una pelea, pero en ese momento Justin bajó la voz.
-No correrás con ella –dijo casi en un susurro pero pude oír de todos modos.
-¿Puedes darme una buena razón de por qué no debería hacerlo? –Erick lo miraba a los ojos también.
-Te daré dos razones –Justin apretó su mandíbula unos segundos-. Uno: conduces pésimo, de diez carreras chocas en siete hasta con el más mínimo árbol. Y dos: no quiero que corras con ella.
-Esto es absurdo –intervine y ambos me miraron enseguida-. Quiero subir a ese auto, y ni tú Justin ni nadie va a impedírmelo, porque si bien recuerdo, ninguno de ustedes es algo más que un conocido para mí.
-¿Quieres correr Mía? –Justin sonrió de medio lado irónicamente-. No tienes cara de que te guste la adrenalina.
-Y tú no tienes cara de ser mi padre para prohibirme algo –él rio al escucharme y comenzó a caminar hacia mí hasta quedar a unos centímetros.
-No, no lo soy, pero te diré algo –sonrió-... En este lugar se hace lo que yo quiero.
Fruncí las cejas y en segundos Justin me tomó en sus brazos, comencé a moverme impulsivamente enseguida para que me bajara, pero él era más fuerte que yo, y a pesar de que le gritaba a Erick que me ayudara él no hacía nada. Al parecer era cierto, en ese lugar se hacía lo que él quería.
-Dónde diablos me llevas imbécil? –le grité mientras lo golpeaba donde fuera que pudiera.
Me ignoró por varios minutos, la gente presente nos miraba pero nadie decía ni hacía nada. Me dejó en el suelo por fin pero sin soltar mis brazos.
-¿Quieres correr? –preguntó mirándome a los ojos-. Sí? –no respondí-. Entonces si quieres hacerlo lo harás conmigo.
-¿Escuché bien? –alguien intervino-. ¿Justin Bieber correrá con una chica en su auto? –rió el chico que ahora podía ver, era un poco más alto que Justin, con cabello oscuro, unos llamativos ojos casi grises y una pequeña barba adornaba su rostro.
-¿Puedes creer que Erick pretendía subirla a su auto? –Justin rió.
-¿Erick? Está loco –rio el otro chico también y luego se detuvo a mirarme-. Pero preséntame a tu amiga Bieber.
-No es mi amiga, solo es una chica un tanto difícil de controlar.
-¿Y desde cuando te juntas con chicas difíciles? –volvió a reír el chico-. Y por cierto es una chica linda, se ve distinta a todas las que traes aquí.
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Dulce Tormento © #1
Teen FictionMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...