Nuevamente voy tarde al instituto, anoche me quedé pensando en mi vida de Chicago, estaba pensando en mis amigas o las que yo creía que eran mis amigas, porque luego del accidente desaparecí para todos y solo Lisy llegó a verme cada día. Creo que en cierto modo cambiarme de ciudad no es tan malo, estoy en un lugar en donde nadie me mira con lastima por lo que pasó, nadie me conoce, nadie va a estar susurrando sobre mí a mis espaldas y eso me tranquiliza, solo hay un problema con estar aquí, además de la ausencia de mi madre, es que estoy en una casa con desconocidos.
Al entrar a la sala recordé que era lo malo de este lugar, él estaba mirándome fijamente.-¿Tanto tardas en hacerte ese moño en el cabello que llegas tan tarde a clases? -dijo Justin cuando me senté.
-Sí, probablemente tardo más de lo que tú tardas en llevarte a una chica a la cama, o al baño -extendí los labios en una leve sonrisa irónica y él rio de igual modo.
Justin no dijo nada y la clase continuó de manera normal. Ví a Javiera como me observaba de vez en cuando y luego observaba a Justin, sentía ganas de querer matarla, pero luego sentía ganas de matarme a mí misma porque no sabía si quería matarla por estar siempre mirándome como si me vigilara o por el hecho de que se fijara en Justin ahora.
Cuando escuché el timbre casi corrí fuera de la sala para dejar de tener los ojos de Javiera encima, es detestable tenerla todo el día cerca. Por suerte me encontré con Any enseguida que iba directo a mi sala a buscarme, nos sentamos en el césped y le conté lo que me había dicho Javiera sobre Justin hace unos días.
-¿Es una broma? -rio ella-. Justin y ella han sido compañeros hace tantos años y jamás se han hablado, ni si quiera un hola.
-Bueno, no sé, resulta que ahora se gustan.
-No -escuché una voz masculina interrumpiendo, era Dylan-. Perdón si escuché cosas que no debía -nos saludó de un beso en la mejilla a ambas-. Pero a Justin no le gusta Javiera.
-Yo tampoco lo creo, pero ¿tú por qué estas tan seguro? -Any rodó los ojos.
-Porque a Justin le gusta Mía -me miró enseguida.
-No no, estás loco, nosotros no nos soportamos.
-Él no soporta no gustarte -rio-. Pero ya todos nos dimos cuenta que le gustas.
-¿Quienes son todos? -pregunté.
-Los del equipo de básquet.
-Están locos, a él no podría gustarle nadie, es solo un... no sé, un imbécil y ya no quiero que hablemos más de él, no lo soporto.
-Algo me dice que esto va a terminar en un loco amor desesperado -suspiro Dylan y ambas lo miramos como si estuviera totalmente loco-. Es solo una broma -sonrió abrazándonos.
-Mía no merece algo tan poco como Justin Bieber -rio Any-. Es decir, es agradable cuando quiere serlo, pero es un mujeriego que le tendría unos cuernos gigantes.
-Hey stop, no hablen como si a mi me gustara -reí levemente-. Sé suficiente de él como para mantenerme muy al margen. Y ya cambiemos de tema, por favor.
-Bueno, entonces hablemos de que haremos este fin de semana -se animó Dylan y yo rodé los ojos.
-¿Nunca hablas de otra cosa? -pregunté.
-¿Qué hay de malo? Somos jóvenes, todos los jóvenes se divierten -se encogió de hombros.
-Primo, Mía no es fiestera ni nada de eso, creo que dejaré de sumarme a tus panoramas para estar con ella -dijo Any.
-No es necesario Any, en serio, puedes ir a divertirte con los chicos, nada cambiará entre nosotros.
-Hay algo que me están ocultando, lo sé, pero no voy a presionarlas ahora para que me lo digan -Dylan se puso de pie-. Si no tienen ganas de salir a fiestas o esas cosas, las invito al cine este fin de semana, respondan después, voy con los chicos.
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Dulce Tormento © #1
Teen FictionMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...