Le dije a Mía que debía irme porque Ryan me necesitaba, ella no preguntó nada y solo asintió con una sonrisa comprensiva.
Conduje al departamento rápidamente, cuando entré Ryan estaba en el sofá con una cerveza en su mano y la peor cara que había visto en mi vida. Estaba preocupado, eso era evidente.
-¿Qué haremos? -dijo en cuanto me senté a su lado.
-No lo sé -suspiré mientras encendía un cigarrillo a la vez que habría el ventanal hacia el balcón.
-?Le dijiste algo a Mía? -preguntó y negué con la cabeza-. Estaba pensando en que debemos irnos de la ciudad un tiempo, para despistar.
-No podemos huir todo el tiempo.
-No todo el tiempo, pero si por unos meses, podemos irnos a la casa de campo de tus papás, o a la casa en la playa de los míos, o a Miami a visitar a mi primo, lo que sea es más seguro que estar aquí.
-No me iré Ryan, ¿qué quieres que le diga a Mía? ¿Que tengo que huir para no ir a la cárcel? -dije en tono irónico.
-Estoy seguro que ella preferirá tenerte lejos unos meses en vez de que te vayas a la cárcel por años.
-No podemos huir Ryan, quizá ni siquiera sepan que somos nosotros los que estábamos en eso con Derek, últimamente ni siquiera lo hemos visto.
-El hermano de Derek se enteró de su detención y esta furioso, quiere que hagamos algo por sacarlo.
-No somos abogados -rodé los ojos-. No podemos hacer nada por él.
-Probablemente quiera que declaremos en el juicio, pero es obvio que ir a ese juicio sería estar entregándonos.
-No puedo pensar ahora Ryan, necesito hablar con Mía, si tú quieres viajar hazlo -suspiré.
-No te dejaré solo, somos hermanos.
-Quizá es hora de que le cuente a Mía la verdad, si no me odió y me dejó por lo de Ambar, estoy seguro que ahora si lo hará por haberle mentido sobre lo de Derek, pero esta bomba va a explotar y prefiero que ella se entere antes de todo.
-Esto es una mierda.
-Al parecer todo lo que hacemos tiene sus consecuencias -desvié la mirada y Ryan se quedó pensativo.
Ya era de noche y probablemente deberíamos estar dormidos, pero estábamos en la sala de nuestro departamento dándole mil vueltas al asunto. Viajar o no viajar, contarle todo a Mía o no, ir al juicio de Derek y declarar a su favor como fuera posible o dejarlo solo en esto.
-¿Qué podríamos decir a su favor en su juicio? -pregunté.
-No lo sé, si dicen que tienen tantas pruebas, probablemente ya está perdido.
-¿Crees que deberíamos... entregarnos?
-¡Estas loco! -alzó la voz-. No pasaré mi vida en la cárcel por Derek, él fue el idiota, a nosotros jamás nos descubrieron en nuestras entregas, él hacía entregas personalmente muy pocas veces y lo descubrieron enseguida.
-Me apena que esté encerrado y no podamos hacer nada.
-¿Y qué quieres? ¿Decirle a tu suegro que sea su abogado? -dijo en tono irónico.
-No seas ridículo -rodé los ojos.
-Vámonos Justin, es la única manera de salvarnos, tenemos que irnos de aquí y hacer que no sospechen de nosotros. Si seguimos en esta ciudad muchos vendrán a vernos para saber de Derek y la policía va a sospechar.
-Tienes razón -dije luego de un rato-. Tenemos que irnos, es cierto lo que dijiste, Mía va a preferir que me vaya por unos meses en vez de pasar años en la cárcel.
-¿Cuándo se lo dirás?
-Mañana temprano y en la noche viajaremos -dije seguro.
-Perfecto -suspiró un tanto aliviado.
Me costó conciliar el sueño, me pasé horas pensando en cómo le diría todo a Mía y en cómo reaccionaría ella. Apenas estábamos saliendo del tema del bebé, ella me dio todo su apoyo en eso, se comportó mejor de lo que esperaba, pero esto es un tema diferente y más complejo, ella me dijo que no debía hacer esas entregas, me dijo que tomara distancia a tiempo y no lo hice. Todo es mi culpa y si ella me odiara luego de esto sé que lo tendría perfectamente merecido.
**
Desperté con el sonido de mi celular, aún no abría mis ojos totalmente cuando contesté la llamada.
-¿Hola?
-Justin, tienes que ir a ver a Derek, quiere hablar contigo y Ryan -reconocí la voz de Antonio, el hermano de Derek.
-¿Fuiste a verlo? ¿Qué te dijo exactamente?
-Debes ir, si no vas hoy mismo, solo atente a las consecuencias Justin -cortó la llamada.
Corrí a la habitación de Ryan y lo desperté rápidamente.
-Antonio, nos va a delatar Ryan, estoy seguro, no podemos irnos de la ciudad -le dije enseguida.
-¿De qué hablas? ¿Qué pasa? ¿Tuviste una visión o qué? -pestañeó un par de veces y por fin abrió los ojos por completo.
-Me llamó y me dijo que Derek quiere hablar con nosotros, dijo "si no vas atente a las consecuencias".
-¿Qué mierda piensa que ganará con que vayamos a ver a Derek? Solo quiere hundirnos con él, estamos perdidos.
-No Ryan, quizá podemos arreglar algo aún, por alguna razón Derek quiere vernos.
-Para hundirnos Justin, no quiere caer solo, vayamos o no a hablar con él nos va a hundir.
-¡Derek no haría eso! -intenté tranquilizarlo.
-Viajaremos Justin, viajaremos hoy mismo, si Derek nos menciona con la policía ellos pensarán que solo no quiere caer solo, tendrán que investigar y nosotros ya estaremos lejos, diremos que nos fuimos por estudios y ellos pensarán que no tenemos nada que ver con las drogas.
-¡No podemos irnos! -le grité.
-Nos iremos Justin, nos iremos. A la mierda Antonio.
-Eres un idiota -negué con la cabeza-. Déjame pensar, hoy mismo hablaré con Mía.
-Llámala y dile que nos vamos.
-Cállate y deja hacer las cosas a mi manera con mi novia.
Ryan se quedó en silencio, se notaba lo desesperado que estaba y aunque yo supiera disimularlo estaba igual que él, pensar en la cárcel me volvía loco. Somos un par de de imbéciles que actuó sin pensar y ahora estamos sufriendo las consecuencias de todo.
No quise llamar a Mía a esa hora, cuando miré el reloj comprobé que era temprano, eran las 8 de la mañana y probablemente Mía estaría dormida. Opté por un mensaje de texto para que cuando lo viera fuera ella quien me llamara.
"Amor, necesito hablar contigo, llámame en cuanto puedas. Te amo"
Lo amenaza de Antonio era clara para mí: si no íbamos a hablar con Derek nos iba a delatar. La gran pregunta es: ¿Qué quiere hablar Derek?. Ni siquiera me imagino como podemos ayudarlo en estos momentos.
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Dulce Tormento © #1
Roman pour AdolescentsMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...