-¿Les dijo que chica? -desvió la mirada unos segundos.
-No, pero ¿entonces es verdad? -insistió Any.
-Claro que no, sabes que no soy de pelear por chicas -rió un poco-. Solo quería saber que había dicho él.
-Solo dijo que una chica, pero me pareció extraño -Any se encogió de hombros.
Sin decir nada salí de la cafetería en silencio y a los segundos Any me siguió, ya era hora de volver a clases.
**
-El sábado hay fiesta en casa de tu amigo Dylan -dijo Javiera en pleno desayuno del día miércoles.
-Sí -dije sin mirarla.
-¿Vamos juntas?
-¿Estas bromeando verdad? -reí-. Claro, muero de ganas de ir contigo.
-Mía, no es necesario que seas irónica -dijo mi papá mirándome muy serio.
-Y no es necesario que la defiendas, no la mordí -volví a reír.
-Mi amor, no pasa nada, no regañes a Mía -le dijo Angela.
-Tampoco es necesario que tu me defiendas a mí -la miré seria.
-Solo quiero evitar discusiones -dijo ella.
-¿Nos vamos? -interrumpió Tomás.
-Sí - dije enseguida, agarré mi bolso y comencé a salir de casa.
-Mía, de nuevo no desayunaste -me gritó mi papá.
-Tú me quitas el hambre querido papá -respondí sin mirarlo.
Durante todo el camino hacia el instituto me mantuve callada como de costumbre, Tomás estaba acostado en mis piernas y Javiera estaba sentada en el copiloto, siempre, escuchando música y sonriendo, cada día sentía que la odiaba más. No me despedí al bajar del auto, mi papá me miraba con cara de no poder aguantarme más, como si para mi fuera tan fácil aguantarlo a él y a su nueva familia.
-Hola -me saludó Ryan cuando estaba caminando por el instituto.
-Hola -saludé extrañada.
-¿Por qué a ti si te responde? -escuché susurrar a Justin.
-Porque yo no he estado sobre ella molestándola cada día desde que llegó aquí -respondió su amigo.
Los ignoré y seguí mi camino hasta la sala. No me concentré en ningún momento durante la clase, pero al menos estar mirando hacia delante hacia que el profesor pensara que estaba escuchándolo atentamente. De repente comencé a sentirme mal, tenía dolor de cabeza y todo se me estaba dando vueltas levemente, la voz del profesor se oía lejana.
-Disculpe -alcé la mano y el profesor me di la palabra-. Necesito salir, no me siento bien.
-Adelante señorita Mía, vaya a enfermería.
Salí corriendo de la sala y me detuve en el pasillo, los mareos aumentaban y sentía que no podía mantenerme en pie. Escuché pasos pero no sabía de donde procedían, se oían demasiado lejanos y con los mareos ya no podía distinguir lo que miraba, caí al suelo y todo fue negro.
**
-¿Te sientes bien? -me habló una mujer mientras yo abría los ojos.
Miré a mi alrededor, inmediatamente me di cuenta que estaba en la enfermería del instituto. Me mantenía recostada en una camilla y una mujer estaba a mi lado, supuse que era la enfermera y tras ella había alguien sentado, al mirar sus zapatillas desvié la mirada. "No puede ser él, dios, ya basta, no puede ser él" -pensé.
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Dulce Tormento © #1
Novela JuvenilMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...