Capítulo 79 - penúltimo.

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Estar encerrado sin Ryan era raro, lo extrañaba en serio, pero no dejaba de estar feliz de que él estuviera libre. Ya habían pasado varios meses desde que salió y cada semana llegaba a  visitarme sin falta, me llevaba mi comida favorita y cualquier cosa que le pidiera. Siempre íbamos a ser los mejores amigos, eso era seguro.

-¡Justin Bieber! -gritaron al golpear las rejas de mi celda-. Levántate ahora, tu abogado te espera en la sala de visitas.

Miré el reloj y eran las 8:30 de la mañana, el señor Smulders jamás va tan temprano a visitarme, ni menos tan seguido, solo llega para dejarme apuntes de los estudios o algo por el estilo. Me vestí rápido pensando en que podía ser lo que lo había hecho visitarme, pensé que podía haberle ocurrido algo a Mía, pero él ni siquiera una vez en estos años la ha mencionado. Ryan, ya lleva casi 1 año fuera de prisión y tampoco me la ha mencionado, ni yo he preguntado por ella.

Llegué a la sala de visitas, lo saludé como de costumbre con un apretón de manos y me senté frente a él.

-¿Qué sucede? -pregunté preocupado y él sonrió.

-Lo logramos -me dijo enseguida.

-¿A qué se refiere?

-Hoy es el gran día Justin, quise darte la noticia personalmente, hoy sales de prisión, en un rato estarás totalmente libre -dijo y me quedé inmóvil-. ¡Festeja hombre! ¡Hoy es el día, hoy sales de aquí!

-No puedo creerlo, ¿apenas van cuánto? ¿3 años? ¿3 y medio?

-¿Apenas? ¿No te parece una eternidad?

-Claro que me ha parecido una eternidad, pero me refiero a que pensé que si me bajaban la condena sería cuando ya llevara 4 años o algo así.

-No existe un tiempo determinado para la baja de condena, tus méritos sirvieron. Ahora ve por tus cosas y te esperaré para que salgas de aquí, tengo que firmar unas cuantas cosas y puedes salir -se puso de pie e hice lo mismo.

-Gracias -lo abracé-. Jamás encontraré la manera de seguir agradeciéndole por esto, me parece irreal poder salir de aquí. Juro que haré algo bueno con mi vida y le pagaré cada peso de todo lo que hizo por mi.

-Tengo razones personales para haber tomado tu caso Justin, no me debes nada, solo espero que salgas de aquí para jamás volver a entrar -me dio un apretón de manos-. Te espero para salir de aquí.

Corrí hacia mi celda y agarré las pocas cosas que deseaba llevar conmigo, entre ellas ese cuaderno en el que escribía usualmente y las fotos que guardaba en él, fotos que le había pedido a Miley que me llevara. Me despedí de algunos compañeros y todos me deseaban suerte afuera, más de alguno de los que conocía mi historia con Mía me dijo "recupera a tu gran amor", pero no dije nada, solo sonreí levemente.

Me reuní con el padre de Mía en las oficinas que habían en la entrada de la cárcel, él firmó algunos papeles y luego me miró sonriente. "Vámonos" -dijo y por fin salimos de ese lugar. Era extraño volver a mirar las calles de la ciudad, volver a sentarme en un auto y hasta volver a respirar el aire de la libertad.

El señor Smulders me dejó en el que aún era mi departamento, dijo que estaba Ryan y que le daría una gran sorpresa al verme porque nadie sabía que estaba libre, pero mintió, porque la sorpresa fue al revés. Le pedí al conserje una llave, él se sorprendió mucho al verme y me abrazó emocionado para luego entregarme la llave, subí hasta el departamento y abrí silenciosamente esperando sorprender a mi amigo, pero en cuanto entré todos gritaron ¡Bienvenido!. Miré a cada uno de los que estaban ahí, mamá, papá, Miley, Dylan, Any, Javiera, Erick y algunos chicos con los que solía jugar baloncesto. Por unos segundos recordé cada cumpleaños o fiesta de navidad que pasé en prisión y me emocioné al por fin poder estar así, libre, rodeado de amigos que sabía que eran reales porque todos me habían visitado siempre en prisión. Los abracé a todos, mi mamá lloró y el reencuentro con Ryan ahora ambos libres también fue emotivo.

Dulce Tormento © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora