Mía.
-¡Mía! ¡Mía! -escuché una voz familiarmente chillona y me detuve enseguida.
Miré hacia todos lados buscando de donde había venido esa voz y entonces lo vi. Tomás estaba sentado en una de las bancas frente al instituto, tenía un helado en su mano y sonría saludándome con la mano, a su lado estaba Justin mirándome con una leve sonrisa, no tardé mucho en caminar hacia ellos y Tomás corrió a abrazarme.
-¿Qué haces aquí cariño? -me incliné para estar a su altura y besar su mejilla-. ¿Estás bien?
-Sí, Justin fue por mi a la escuela, ¿tuviste problemas? Habíamos acordado que nos portaríamos bien -me dijo con algo de tristeza.
-Está todo bien Tomás, no te preocupes -acaricié su mejilla, miré a Justin unos segundos y él estaba mirándome pensativamente.
-Un chico de un metro de estatura te controla mejor que yo -rió sin mirarme a los ojos-. Tomás, ella prometió matarme cuando saliera del instituto -le dijo a mi hermano.
-Mía -volvió a hablar Tomás y lo miré nuevamente hacia abajo-. No mates a Justin, no cumplas esa promesa, él es mi amigo.
-¿Tu amigo? -reí divertida y Justin me observaba con una sonrisa.
-Sí y no quiero visitarte en la cárcel.
-Podemos esconder su cuerpo bajo mi cama -susurré mirándolo seriamente.
-Eso me da miedo -rió él.
-Ok cariño, no lo mataré -sonreí.
Me senté en un extremo de la banca y Tomás se sentó en medio de Justin y yo. Miré a Justin por el rabillo del ojo y él sonreía mirando a Tomás.
-Gracias -dije a un volumen bajo.
-¿Me lo dices a mí? -preguntó Justin.
-Sí, gracias por ir a buscar a mi hermano -lo miré a los ojos.
-De nada -dijo él con sus labios en una línea recta, me miraba atentamente como si estuviera pensando en decirme algo más, pero no dijo nada.
-Debemos irnos Tomás, debes tener hambre.
-Sí, ¿vas a cocinar? Deberíamos pedir algo por teléfono, es más rápido.
-Aún tienes tu inmenso helado -reí-, pero esta bien, pediremos lo que quieras.
-Los invito a almorzar -habló Justin y lo miré-. Conozco un buen lugar aquí cerca.
-No tienes que molestarte más, en serio, agradezco que hayas ido por Tomás y no se lo hayas pedido a... alguien más.
-No lo iba a hacer -sonrió él-, solo te dije eso para molestarte, y no es ninguna molestia, de verdad quiero invitarnos a comer algo, que te castigaran con lo de la bodega fue mi culpa.
-Vamos Mía -Tomás intentó convencerme-, deja de ser mala con Justin, él te quiere -fruncí las cejas al escucharlo.
-¿Qué le haz estado diciendo a mi hermano? -miré a Justin confundida.
-Nada, no te preocupes -rió mirando a Tomás-. Vamos Mía, mi auto está por allá.
Justin se puso de pié y Tomás lo siguió, los miré caminar un momento y luego los seguí. Justin dejó a Tomás en el copiloto y luego de abrocharle el cinturón de seguridad abrió la puerta trasera mirándome con una leve sonrisa. ¿Él me estaba abriendo la puerta del auto? ¿Cómo en las películas?
-Justin -le hablé despacio-, no quiero que le digas cosas a Tomás, él es un niño, se ilusiona fácilmente, en casa no para de decir que eres su amigo.
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Dulce Tormento © #1
ספרות נוערMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...