-¿Puedes ser más claro? -me arriesgué a preguntar.
-¿No es evidente que me gustas? -sus palabras tensaron mi cuerpo.
-Supongo que te pueden gustar muchas chicas, ya te han gustado muchas -dije con un hilo de voz.
-No soy el tipo de chico que se fija demasiado tiempo en alguien, pero tú...
Observó cada centímetro de mi rostro detenidamente mientras yo temblaba e internamente estaba gritando que alguien me salvara de esa situación.
-Justin, solo te haz fijado demasiado tiempo en mi porque querías fastidiarme.
-No Mía, esa fue una tonta excusa para estar cerca de ti. Eres tan hermosa, tan diferente y tan única.
-No caeré en tu juego -mi voz sonó temblorosa.
-Ese es el problema, que todas las chicas para mi son un juego, pero contigo olvidé como jugar.
-No mientas -quise sonreír tranquila pero los nervios me estaban traicionando y no estoy segura de haber logrado sonreír.
-Mía -sujetó mi mentón para que lo mirara a los ojos, ahora estábamos bastante cerca-. Me gustas desde el primer momento en que te vi y todo ese maldito instituto se ha dado cuenta, excepto tú.
-¿Sabes lo que dicen en el instituto? -hablé nerviosa-. Que soy tu desafío, pero que en cuanto logres lo que quieres vas a desecharme como a todas. Y eso es precisamente lo que pienso, estás aquí solo porque no haz conseguido lo que quieres.
-Déjame demostrarte que no es así -acarició mi mejilla.
-Basta -cerré mis ojos-, por favor basta de jugar.
-Por primera vez en mi vida no estoy jugando Mía, compréndelo. No es fácil para mi decirte esto, pero de verdad me gustas y demasiado.
-No puedes estar hablando en serio, no puede ser, tú me dijiste que no soy la más bella y tantas cosas más -entrecerré mis ojos, quería creerle, esa era la verdad, que quería creerle pero se me hacía imposible.
-Llevo todo este tiempo negándome a mi mismo todo esto, pero ya no puedo hacerlo.
-Justin no juegues -bufé con una sonrisa irónica-. A ti solo te intereso porque soy la única chica que no se volvió loca al verte, pero ya deberías saber que si no me interesaste en cuanto te vi no fue porque sea inmune a tus encantos, fue porque no tengo cabeza para volverme loca por ningún chico.
-En un principio cuando te vi solo quería... bueno, tú lo sabes, es cierto que pensé en llevarte a la cama solamente, tú me ignoraste por completo y yo quería satisfacer mi ego de hombre irresistible contigo, pero ya no -negó con la cabeza mientras tocaba mis manos-. Me interesas de verdad, como nunca nadie antes me ha interesado.
-No sabes lo difícil que es confiar en tus palabras -suspiré nuevamente-. Tú ni siquiera me conoces, no sabes nada de mi vida.
-No necesito saber de tu vida, necesito saber de ti y si sé de ti -aseguró aún manteniendo mis manos entre las suyas.
-No sabes, solo crees saber, me ves como la chica amargada a la que haz logrado llegar unas cuantas veces, la chica fría, etc, pero no sabes que hay detrás de eso.
-Lo sé Mía, lo sé, sé que eres así porque estas sufriendo, sé que eres mucho más que lo que demuestras ser, sé todo Mía.
-¿A qué te refieres? -mi expresión cambió.
-Sé lo de tu mamá -dijo con algo de temor.
-Desde... ¿Desde cuándo sabes eso? -titubeé-. ¿Quién te lo dijo? -pregunté pausadamente con los ojos muy abiertos.
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Dulce Tormento © #1
Fiksi RemajaMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...