Capítulo 40

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Maleta lista, nervios al límite y mi celular vibró en mi bolsillo, miré a mi papá, bebía su café muy tranquilo, miré a Angela que ojeaba el periódico mientras bebía su café también, miré a Javiera que me miraba en silencio mientras bebía jugo, miré a Tomás que bebía su leche sin darle atención a nadie y miré mi celular por fin.

"¿Dónde te espero? No puedo llegar a tu casa, tu papá va a reconocer mi auto"

"A una cuadra, en el lugar de siempre" -respondí.

"No me dejes aquí plantado, por favor, te esperaré las horas que sean necesarias pero no me abandones"

"No lo haré, lo prometo"

"¿Tus promesas son valiosas? Recuerdo que me dijiste que siempre cumplías lo que prometías" -sonreí al leer, me gusta su buena memoria.

"Sí, lo son, la única que no he cumplido es la de matarte, pero no me arrepiento de haber roto esa promesa"

-Mamá -escuche hablar a Javiera y levanté la mirada-, necesito ir al centro comercial por algunas cosas, me acompañarías?

-Claro -le respondió Angela sin despegar su mirada del periódico.

-Luego de que vengan por Mía puedo llevarlas -habló mi papá.

-¿La vas a despedir dándole un sermón como a los niños pequeños? -rió Javiera.

-Tengo que hablar con los papás de Any.

-Que anticuado eres a veces, ¿les pedirás que la cuiden y no le despeguen los ojos de encima? Ya esta grande para eso, ¿o no confías en ella?

-Javiera, no seas entrometida -Angela le dio una mirada molesta.

-¿No confías en mí? -dije en cuanto entendí lo que estaba tratando de hacer Javiera.

-Claro que confío en ti -respondió él.

-Entonces ve al centro comercial, de seguro Tomás también ya está muriendo por salir de casa -mi hermano me miró confundido, pero no dijo nada-. Any me dijo que vienen en camino pero que hay bastante tráfico, puedo esperarla sola.

-¿Cuál es la prisa? -mi papá miró a Javiera.

-Que están por agotarse las entradas de un concierto al que muero por ir -respondió ella rápidamente.

-¿Ese concierto de música electrónica? -dije porque recordé un comercial en la tv en donde hablaban de eso.

-Sí, ese.

-Yo también quería una entrada.

-Si llegamos a tiempo podemos comprar para ambas -Javiera miró a mi papá y su mirada fue de ella a mí un par de veces.

-Ok, vámonos, pero avísame en cuanto vengan por ti Mía y luego me llamas cuando lleguen -dijo mi padre por fin.

-Claro, no te preocupes, te llamaré -hablé aguantándome las ganas de querer saltar de alegría y él se puso de pie para ir por sus cosas, Angela lo siguió.

-Gracias -le dije a Javiera en un susurro.

-De nada -sonrió ella.

-¿Qué está pasando? -me susurró Tomás.

-Que te amo -besé su mejilla-, y te extrañaré estos días, pero te llamaré.

-Yo también te extrañaré, dile a Any que venga pronto a jugar xbox conmigo.

-Se lo diré -sonreí.

En cuanto todos salieron de casa agarré mi maleta y caminé hacia donde Justin siempre estacionaba su auto, no tardé mucho en verlo apoyado en su auto con el celular en sus manos y él tampoco tardó en darse cuenta que caminaba hacia él, en su rostro se dibujó una sonrisa y corrió hacia mí enseguida, me abrazó levantándome del suelo y besando mi cuello "Tenía miedo de que no llegaras" -me dijo mientras me abrazaba. "Te lo prometí" -le respondí mirando sus ojos que se veían tan ilusionados. En cuanto volvió a dejarme de pie en el suelo, agarró mi maleta y la llevó hasta el maletero del auto, me abrió la puerta del copiloto y se ubicó para conducir.

Dulce Tormento © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora