-¿Qué pasa? Me estas asustando -confesé mientras me sentaba en su cama y él se sentaba a mi lado.
-Mía, esto es serio, ni siquiera sé como comenzar.
-Por el principio, solo dilo, me estas matando de nervios -tragué con dificultad.
-Ayer vino una chica -comenzó a hablar luego de varios minutos en silencio, con eso me imaginé lo peor. Se mantuvo en silencio nuevamente.
-¿Me engañaste? -pregunté directamente.
-¡No! -dijo enseguida.
-¿Entonces qué? Por favor dime lo que tengas que decir ahora, dilo rápido -dije desesperada.
-Ok -respiró profundo-. Ayer vino una chica con la que estuve hace algunos meses, fue una sola noche, fue antes de estar contigo.
-Continúa -dije en cuanto se quedó en silencio.
-Está embarazada -dijo finalmente-. Y dice que puede ser mío -mi corazón se detuvo-. Mía, lo siento, esa noche estaba borracho y no me preocupé del preservativo, bebí mucho porque quería que salieras de mi mente, no quería enamorarme de ti.
-Entonces la culpa es mía -bufé irónica.
-No Mía, solo estoy intentando explicarte lo que pasó, jamás he sido irresponsable en esas cosas.
-No sé que decir -las lágrimas comenzaron a caer-. Creo que debo irme -me puse de pie y él enseguida sostuvo mis brazos y me abrazó.
-Perdóname, perdóname por favor, jamás quise que esto pasara, te amo.
-Tengo que irme -dije alejándome de él y secando las lágrimas de mis mejillas.
-Mía perdóname -siguió diciendo.
-Deja de pedir perdón, un hijo no es algo por lo que deberías pedir perdón, deberías estar feliz -sonreí entre lágrimas.
-¡No puedo maldita sea! -gritó golpeando la pared y me sobresalté, miré sus manos, sus nudillos estaban heridos-. No puedo ser feliz si te estoy haciendo daño, no puede alegrarme que esa chica este embarazada, ¡no puedo estar feliz por un hijo mío que no será tuyo! -gritó sin mirarme-. ¿Cómo puedo estar feliz de un hijo que no planifiqué y que es con una desconocida?
-Tengo que irme -dije nuevamente y salí rápido de la habitación mientras las lágrimas caían unas tras otras.
-¡Mía! No te vayas -me detuvo Ryan-. No quiero entrometerme en esto pero... Justin está mal, por favor piensa las cosas, esto pasó cuando no estaba contigo, él realmente ha cambiado.
-Ryan, tengo que irme, necesito estar sola -dije y él asintió.
-Si necesitas hablar llámame.
***
JUSTIN.
Cuando Mía se fue del departamento me quedé recostado en mi cama mirando el techo, hubiera deseado poder haber pensado más en como decirle todo, pero no hubo tiempo y quizá si lo hubiera pensado de todos modos no habría llegado a nada.
-Justin... -escuché la voz de Ryan.
-Vete, quiero estar solo -dije enseguida.
-Solo quiero ayudar imbécil -bufó enojado.
-Si dijeras que esa noche te acostaste tú con Ambar y no yo... eso ayudaría.
-No seas imbécil. Dime qué te dijo Mía -se sentó en mi cama y me senté para mirarlo.
-Nada, solo dijo que tenía que irse, no me dijo si me odiaba, no me dijo si terminaba conmigo ni nada -suspiré-. Esto es una mierda, jamás me va a perdonar.
-Dale tiempo hermano.
-Tiempo es lo que no tengo, la necesito, la necesito conmigo.
-Deja tus mamonerías ahora, vamos a comer, estoy muriendo de hambre, deja a Mía pensar las cosas y luego podrán hablar más tranquilos.
-Ve y come solo, no tengo hambre y no insistas -volví a recostarme.
Ryan se rindió y salió de la habitación.
Pasé todo el día a la espera de alguna llamada o algún mensaje de Mía, pero nada de eso pasó. Eran las seis de la tarde cuando Javiera me llamó.
-¿Justin? ¿Mía está contigo? No contesta su celular.
-¿No ha regresado a su casa?
-No, salió muy temprano y se supone que iba a verte, ¿no fue así? -preguntó confundida.
-Si, si vino, pero se fue, no se lo digas a su papá, llámame si aparece, iré a buscarla -corté la llamada.
En segundos me puse de pie, me vestí y salí a buscar a Mía en mi auto. Mientras recorría todas las calles que se me ocurrían la llamé a su celular pero sonaba apagado, fui a los parques que visitábamos usualmente pero no había señales de ella. Llamé a Any y no sabía nada, llamé a Dyaln y tampoco sabía nada de ella. Volví a marcar el número de Mía y nuevamente escuché su buzón de voz, ésta vez dejé un mensaje.
"Mía, soy Justin, por favor llámame, dime que estas bien. Si no quieres verme ni hablarme lo entenderé, pero por favor ve a tu casa y dime que estas bien"
Pasé horas buscándola, el cielo ya estaba oscuro y las calles cada vez más vacías, estaba comenzando a llover y aún no tenía noticias de Mía. La había buscado por todas las calles de los alrededores de su casa y de mi departamento, llamé a todas las personas con las que habla, pero nadie sabía nada. Eran cerca de las 11 de la noche y recibí un mensaje de Any.
"Mía está bien, deja de buscarla"
Respiré profundo luego de leer eso y volví al departamento resignado a no poder hablar con ella ese día. Me encerré en mi habitación, no había comido nada en todo el día pero aún no tenía hambre, solo quería estar solo y pensar, pensar en las posibilidades de que Mía quisiera seguir conmigo, que eran totalmente mínimas, y pensar en las posibilidades de que me dijera que quisiera terminar, que lamentablemente eran obvias. Me había aferrado tanto a ella que ya no veía mis días sin ella, sé que es apresurado para decirlo, llevamos poco tiempo juntos, pero creo que ahora entiendo lo que la gente siempre decía, lo que decían en las películas o en los pocos libros que leí... No importa el tiempo que estés con una persona, solo basta una mirada para enamorarse de alguien y podrás estar destinado a ser feliz con ella si te corresponde o destinado a sufrirla de por vida, porque una vez que alguien entra en tu corazón, siempre tendrá un lugar ahí, aunque sea muy en el fondo, siempre estará de todos modos.
Al día siguiente no fui al instituto, ni al siguiente, ni al siguiente. Llamé a Mía unas cuantas veces y no contestó, no tuve señales de ella durante esos días, no se conectaba a redes sociales ni nada. Me quedé mirando su perfil de facebook varios minutos, generalmente no me conecto muy seguido y no me había dado cuenta de que ella había cambiado su foto de perfil, tenía la foto grupal que nos sacamos en su cumpleaños y tenía un álbum lleno de fotos conmigo. Las vi todas, una por una, mientras sentía un dolor inmenso en el pecho, pero posiblemente no era un dolor que pudiera solucionar un medicamento, era algo psicológico, algo que solo yo sabía que estaba ahí. Ella me hacía falta más de lo que pensé.
El timbre del departamento sonó el miércoles por la noche, esperaba que Ryan abriera, pero ni siquiera sabía si él estaba en casa, por lo que tuve que ir yo. Al abrir vi a Mía con su cabello mojado y despeinado, supuse que afuera estaba lloviendo, por sus mejillas caían gotas que no supe distinguir si eran de lluvia o lágrimas, sus ojos estaban rojos y tenía su maquillaje esparcido bajo sus ojos. Me quedé inmóvil mirándola.
-¿Puedo pasar? -me dijo y asentí-. Necesito terminar con este infierno ahora, necesito que hablemos -me dijo en cuanto se sentó en el sofá.
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Dulce Tormento © #1
Roman pour AdolescentsMía se preguntaba cada día cómo iba a superar la repentina muerte de su madre, y el hecho de vivir con un padre que la había abandonado años atras. Tan solo era una niña de diecisiete años y la vida se le había roto en mil pedazos. Mudarse a una ci...