Capítulo 17: Una noche especial

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Simón comenzó a besar apasionadamente a la rubia. Sus lenguas realizaban movimientos sincronizados. Luego, se coloco sobre Ámbar, quien empezó a desabrochar los botones de la camiseta del mexicano.
Por un momento se separaron del beso y ambos se contemplaron por unos segundos.
Luego de quitarle la camiseta y pasar sus manos por los abdominales del mexicano, Ámbar tomó el cabello de Simón y volvió a besarlo, esta vez con más intensidad.
Simón prosiguió a quitarle la blusa a la rubia, quien lo ayudó a hacerlo.
Sin separar sus labios de los de Ámbar, Simón se quitó los pantalones y luego ayudó a Ámbar a quitarse los suyos.
Ambos estaban en ropa interior, pero sentían que estorbaba.
Ámbar se quitó el sostén sensualmente, mientras Simón observaba con lujuria su increíble cuerpo.
Luego, ambos se quitaron la parte inferior de su ropa interior.
Estaban totalmente desnudos.
Siguieron besándose y Simón comenzó a realizar suaves movimientos sobre Ámbar.
El placer se apoderó de ella.
-Más.- dijo la rubia agitada.
El mexicano obedeció y comenzó a hacer movimientos mas intensos, haciéndola gemir y llenándola nuevamente de placer.
El ambiente se llenó de pasión.
Los dos se deseaban más que a nada en el mundo, y por fin podían sentirse, besarse.
Momentos después, Ámbar realizó un movimiento y quedo sobre Simón.
La argentina comenzó a realizar movimientos armoniosos sobre él, quien sostenía su cuerpo y la ayudaba a realizarlos.
Estuvieron así durante toda la noche.
Cuando terminaron, ya era amanecer. Ambos se recostaron cansados sobre la cama.
-Eso fue increíble.- dijo Simón con una respiración agitada y una sonrisa inmensa en su rostro.
Ámbar lo miró y asintió con la cabeza.
Volvió a besarlo en los labios.
-Nunca quise que nos separáramos.-dijo la rubia mirándolo profundamente a los ojos.-Te pido perdón nuevamente por todo lo que pasó, no quería lastimarte.
-Ámbar, mi amor.- dijo Simón acercándose todavía más a ella.- No me pidas perdón, ya paso, ¿ok?. Quiero vivir el presente, y puedo decirte que esto que esta pasando ahora es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. Eres la única mujer que me hizo sentir cosas de verdad. Le das sensaciones inexplicables a mi cuerpo. Eres la única persona que me hace sentir realmente vivo y feliz, y no te cambiaría por nada ni nadie en el universo.
Ámbar sonrió sincera. Sus ojos demostraban amor puro.
-Te amo.-dijo con sus ojos cristalizados.
-Yo mucho más, bonita.- respondió él y luego le dio un tierno beso en la frente.
La rubia se paró de la cama y fue al baño a vestirse.
Simón se quedo pensando por unos minutos mientras se ponía sus prendas. Había sido la noche más mágica de toda su vida y esperaba con todo su ser que Ámbar haya sentido lo mismo.
Unos minutos después, Ámbar salió del baño con la misma ropa que tenía el día anterior.
-Te ves preciosa.- dijo Simón con una sonrisa sentado en la cama.
Ámbar se mordió el labio mientras sonreía y se dirigió al mexicano, puso sus brazos alrededor de su cuello y lo besó con pasión. Simón tomo firme su cintura con sus musculosos brazos y la argentina colocó sus piernas alrededor de su torso.
En ese momento, se oyó el ruido de las llaves y de personas entrando a la casa. Nico y Pedro habían vuelto a su casa después de una fiesta. Simón y Ámbar se separaron.
-Bueno, parece que es hora de que me vaya.- dijo Ámbar sonriente.
-¿No quieres quedarte a desayunar?.- Preguntó Simón tomando de las caderas a la rubia para que se quedase.
-Si, pero estoy un poco cansada.-dijo Ámbar.
-Y como no vas a estarlo, después de lo que hicimos anoche.-Bromeó Simón.
-Baja la voz.- dijo Ámbar entre risas.
Volvieron a besarse.
-Eres lo mejor que me paso en la vida,¿Sabes?- dijo Simón mirándola enamorado.
-¿Sabes que si? Lo sabía. Pero no me molestaría para nada que me lo repitieras mil veces.-Bromeó Ámbar tomando entre sus manos el cuello del guitarrista.
En ese momento se escucharon las voces de Nico y de Pedro, quien llamaban a su amigo desde el piso de abajo.
-¡Simón! ¿Estás ahi?-Preguntó Pedro.
-Te trajimos el desayuno, ¡Bajá!.- exclamó Nico.
-Bueno, ahora si me voy.- dijo Ámbar mientras tomaba sus cosas.- Te veo después lindo.
-Esta bien. Ve con cuidado.- dijo Simón antes de darle un beso de despedida a la rubia.
Ámbar bajó las escaleras y Nico y Pedro se quedaron confundidos cuando vieron bajar a la rubia.
-Chau, chicos.- los saludó Ámbar con la mano mientras se dirigía a la puerta.
Unos minutos después de que se fue, bajó Simón y se encontró con sus amigos en el piso de abajo, donde lo esperaban con el desayuno listo.
-Eu Simón.- Dijo Nico.- ¿Que hacía Ámbar acá?
Simón rió mirando al suelo.
-Si, ¿No era que ustedes dos estaban peleados?, preguntó Pedro confundido.
-No chicos.- respondió Simón mientas comía una tostada.- O sea si, estábamos peleados antes pero Ámbar me pidió que escuchara lo que tenía para decirme y lo hice. Lo qué pasó en realidad fue que Benicio la besó a la fuerza para que alguien tomara fotos de la escena, así yo al ver esas fotos me pusiera celoso y termináramos separándonos.
Nico y Pedro estaban realmente sorprendidos con lo que su amigo les estaba contando.
-¡Wow!.- dijo Pedro con sus ojos abiertos.- Yo no puedo creer que Benicio sea capaz de hacer algo así.
-La verdad que a mí no me sorprende mucho.- dijo Nico.-Ya conocemos a Benicio, es capaz de hacer de todo con tal de conseguir lo que quiere, no importa si tiene que lastimar a otros.
-Eso fue justo lo que me dijo Ámbar, además que ella esta muy arrepentida de todo lo qué pasó. Nunca quiso lastimarme.-dijo Simón.
-Igual hay algo que no entiendo y creo que Pedro tampoco.-Dijo Nico pensativo.
Simón no terminaba de entender de lo que estaba hablando su amigo.
-¿Que hacían vos y Ámbar en la misma habitación, solos?- Preguntó Pedro con las cejas levantadas.
-Me leíste la mente.- rió Nico golpeando amistosamente el hombro de Pedro.
Simón comenzó a reír tímidamente.
-¡Simón Contá!- exigió Nico mientras reía.
-Nada.-Mintió en mexicano con una sonrisa tímida.- Necesitábamos un lugar privado para hablar y se me ocurrió traerla aquí.
-¡Si, claro!-Exclamaron Nico y Pedro al unísono mientras reían.
-¿De que se ríen?-dijo Simón.-Lo que digo es verdad.
-Simón, estas muy mal si pensas que nos vamos a creer eso.- dijo Pedro entre risas.
Simón se agarró la cabeza mientras reía. Luego cayó sentado sobre el sillón mas cercano, sin que su sonrisa desapareciera.
-¿Y?. Contanos. ¿Cómo estuvo tu noche con Ámbar?- Bromeó Nico riendo.
Simón tomó un almohadón que estaba cerca de él y lo lanzó hacía Nico. Todos rieron.

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