Capítulo 30: Te tengo que decir algo

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-Ámbar.-dijo Simón sonriendo con dulzura y achinando los ojos.
La rubia caminó rápidamente hacia donde estaba él y lo beso con intensidad.
Inmediatamente se oyeron aplausos y gritos de sus amigos.
Luna comenzó a gritar de la alegría y Matteo y los demás chicos aplaudieron con todo.
Por su parte, Jazmín los miraba con asco y las demás chicas sonreían y acompañaban con aplausos.
-Me hiciste mucha falta, mi amor.-dijo Ámbar separando sus labios de los del mexicano.
-A mi también, bonita.-Respondió él.-No sabes cuanto te amo.
Ámbar soltó algunas lágrimas y volvió a besar a Simón.
-¡Ese es mi amigo!-Gritó Matteo mientras abrazaba a Luna.
-¡Que viva el amor!-dijo la mexicana alzando sus brazos.
Todos repitieron "Que viva el amor" al mismo tiempo y las parejas que se encontraban en la sala se besaron. Entre ellas se hallaban Luna y Matteo, Delfi y Pedro, Jim y Nico y Nina y Gastón. Yam y Ramiro se miraron tristes. La decisión del chileno de cambiarse al equipo rival había destrozado el corazón de Yam, quien creía haberlo superado hacía tiempo, pero estaba equivocada.
Jazmín, quien era la única sin alguien a su lado, se retiró furiosa de la sala y fue seguida por su mejor amiga, Delfi.
-¿Alguien sabe que le pasa a Jazmín?-preguntó Simón acariciando la cintura de la rubia.
Todos en la sala negaron con la cabeza.
-La verdad no se.-dijo Luna mirando la puerta y después a sus compañeros.-Estuvo muy extraña estos últimos días.
-Después voy a hablar con ella.-dijo Ámbar.-Debe sentirse mal por lo qué pasó entre nosotras. Quiero arreglar las cosas.
Simón besó a su novia en la mejilla y esta se acurrucó en él.
Pasaron varias horas, en las cuales los amigos permanecieron en la sala riendo y compartiendo historias juntos.
Cuando ya se hizo tarde, Juliana avisó que era hora de irse para dejarlo descansar.
Todos sus amigos se despidieron de Simón, incluyendo a Luna que prácticamente se abalanzó sobre él en un intento de abrazarlo.
-Te quiero tanto, mejor amigo.-dijo la mexicana abrazándolo con todas sus fuerzas.
-Yo también, Luna.-respondió este mientras Luna se separaba de él.
-Sabes que cuentas conmigo pasa lo que quieras.-dijo Luna dirigiéndose a la puerta.-Llámame si necesitas algo, lo que sea. Siempre estoy disponible...
-Si, entendí Luna.-dijo el mexicano riendo por la torpeza e inocencia de su mejor amiga.-Nos vemos, cuídate mucho.
-Tu también. Espero que esta sea la última vez que tenga que venir al hospital por ti, ¿si?-dijo Luna bromeando y luego ambos rieron.
-Te prometo que será la última, señorita Valente.-contestó Simón riendo.-Adios.
-Bye.-respondió Luna y luego cerró la puerta.
El mexicano decidió descansar un rato.
Unos minutos más tarde, alguien abrió la puerta y entró a la sala.
Simón abrió sus ojos lentamente y sonrió al verla.
-Pensé que necesitabas algo para comer, así que acá estoy.-dijo Ámbar con una bandeja repleta de deliciosa comida para el mexicano en sus manos.
Simón sonrió.
-¿Sabes?. Hoy prefiero comer otra cosa.-dijo el mexicano colocando la bandeja a un lado y tomando a su novia de las caderas, atrayéndola más hacia él.
-¿Y a que te referís con eso? ¿Se puede saber?-Preguntó Ámbar con el rostro de Simón a centímetros del suyo.
Simón sonrió y sin decir nada comenzó a besar los labios de su amada con delicadeza.
Sus besos comenzaron a ser mas profundos cada vez, y las ganas de sentirse el uno al otro aumentaban cada vez más.
-Espera.-dijo Ámbar agitada alejando su rostro del de Simón.-No podemos hacerlo acá, hay enfermeros rondando por todo el hospital. Uno llega a entrar y...
-No, mi amor tranquila.-dijo Simón acariciando la cara dela rubia.-Los enfermeros piensan que estoy durmiendo, así que no van a entrar aquí hasta mañana. Podemos hacer todo lo que tú quieras.
-¿Lo que yo quiera?-Preguntó Ámbar mientras desabrochaba los botones de la camisa del mexicano con sensualidad.
Ambos se unieron en un beso apasionado otra vez.
Sus lenguas se unieron, moviéndose coordinadamente y haciendo que sus cuerpos sientan electricidad por cada roce de sus labios.
Simón le quitó la blusa a la rubia sin pensarlo.
Ámbar prosiguió en desabrochar todos los botones que quedaban de la camisa del mexicano y luego se la quitó.
Siguieron besándose con pasión, mientras Ámbar acariciaba el pecho y los abdominales del mexicano y este le quitaba los shorts a su novia. Luego hizo lo mismo con su propio pantalón.
Sin darse cuenta, ambos enamorados se encontraban en ropa interior. Pero querían más.
Simón, sin separar sus labios de los de Ámbar, desabrochó su sostén, dejando al descubierto los pechos de la rubia.
Los besos del mexicano se esparcieron por todo el cuerpo de la rubia. Comenzando por sus labios, luego a su cuello, a sus senos y hasta su ombligo. Luego, realizando el mismo recorrido volvían a los dulces labios de la argentina.
Ámbar, quien respiraba agitadamente, le quitó los boxers a Simón, y este hizo lo mismo con la parte inferior de la ropa interior de la rubia.
Ambos estaban desnudos completamente, sin detener los apasionados besos.
El mexicano se colocó protección y luego prosiguió.
-¿Lista?.-Preguntó Simón colocándose sobre la rubia.
-Siempre.-respondió esta.
El mexicano comenzó a realizar movimientos profundos y lentos sobre Ámbar, introduciéndose suavemente en ella, haciendo que produjera gritos de placer con cada movimiento de sus cuerpos.
-Más.-alcanzó a pronunciar Ámbar.
Simón hizo caso a sus pedidos y los suaves movimientos se transformaron en unos mas salvajes. Las embestidas se hicieron rápidas y los gemidos se intensificaron.
-Shh.-dijo Simón disminuyendo la intensidad de sus movimientos, para que los médicos no se enteraran de la actividad que ocurría dentro de la sala.
-Perdón, no lo puedo evitar.-dijo Ámbar realizando un movimiento para quedar sobre él.
Simón sonrió y ambos se besaron nuevamente.
La rubia realizaba armoniosos movimientos sobre Simón, quien estaba sentado sosteniendo su cintura. Esta tomaba el cabello de Simón con fuerza mientras realizaba los movimientos.
Así pasó la noche. El ambiente se encontraba colmado de pasión y amor puro.
Al terminar la acción, Ámbar se recostó al lado de Simón, cubriendo su cuerpo con una sábana.
-Extrañe esto. Te extrañe a ti.-dijo Simón mientras se colocaba su ropa interior.
-Solo pasó un día desde que no nos vimos.-dijo Ámbar riendo.
-Para mi, un día sin ti es una triste eternidad.-respondió el mexicano antes de besar los labios de Ámbar.
-Me encantas, mi amor.-dijo Ámbar mirándolo a los ojos dulcemente.-Me haces sentir la mujer mas poderosa del universo.
-Contigo a mi lado, soy el hombre mas feliz...y poderoso.-dijo Simón y los dos rieron.
Ámbar mordió su labio en señal a que necesitaba besarlo. Ambos volvieron a unir sus labios. Sus lenguas se encontraron y se hicieron una sola.
Después de un rato de charla y risas, ambos se quedaron dormidos en la camilla acurrucados.
Al día siguiente, el primero en despertar fue Simón.
Se frotó sus ojos cafés y al ver a Ámbar a su lado dormida y abrazada a su cuerpo sonrió. Era lo mas parecido a un angel que había visto en su vida. Jamás había conocido a una mujer con una belleza que igualara la suya.
Este besó la frente de la rubia con cariño.
Ámbar fue despertando lentamente.
-Hola, bonita.-dijo Simón y luego besó a su novia.
-Hola, mi amor.-respondió Ámbar sentándose en la camilla y apoyando su cabeza en el hombro del mexicano.
-Te amo, hermosa. Soy tan feliz a tu lado.-dijo Simón de la nada,lo cual hizo que Ámbar proyectara una bella sonrisa.
-Yo también. Mas de lo que te podrías imaginar.-contestó ella y lo besó con dulzura.
Ambos pasaron la mañana juntos, riendo y besándose sin parar.
Llegó un momento en el que Ámbar recordó lo que quería decirle, sobre su futuro bebé:
-Mi amor, te tengo que decir algo. Es...importante.-dijo Ámbar con seriedad mirándolo profundamente a los ojos.
-¿Que pasó, bonita?¿Es algo malo?-Preguntó el mexicano asustado.
-No, nada que ver. Es algo bueno, por lo menos para mí.-dijo la rubia jugando con sus brazaletes.
-Y...dime. ¿Que es?-dijo Simón esperando la respuesta.
-Yo...-intentó decir Ámbar.
En ese momento una chica morena abrió la puerta sin tocar. Parecía estar alegre.
-¿Sofía?-dijo Simón feliz de verla.
-¡Simón!-contestó esta corriendo a abrazarlo.
Ámbar no entendía que estaba pasando, pero fuese lo que fuese, no olía nada bien.

Solos contra el mundo 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora