-¡Ya va!- Grité al oír que alguien estaba tocando la puerta de mi cuarto.
Rápidamente sequé mis lágrimas y caminé hacia la puerta.
Cerré mis ojos y respiré hondo antes de abrirla. Quería parecer emocionalmente estable.
-Hola Ámbar.-dijo Mónica con una sonrisa y sus ojos achinados.
-Hola, Mónica.-dije confundida.-¿Que pasó? ¿Necesitas algo o...?
-No.-me interrumpió.-Solamente quería saber si estabas bien. Nunca tuvimos la oportunidad de hablar así que pensé que podíamos hacerlo.
-...No se porque pensas que me pasa algo.-dije ocultando mis ojos rojos por el llanto.-Estoy más que perfecta.
Mónica sonrió de una manera dulce, entró a mi cuarto y cerró la puerta. Luego me dijo:
-Oye Ámbar, yo quiero que sepas que tú puedes confiar en mi para lo que necesites, si necesitas hablar o contarle a alguien lo que te pasa no dudes ni un segundo en decírmelo, siempre estaré disponible para oírte y ayudarte si es que así lo quieres. Mira...-dijo sentándose en mi cama, yo hice lo mismo.-Yo se que estás pasando por un momento difícil, ¿Si?, porque son muchos cambios en poco tiempo, te entiendo completamente. Pero también sé que tu eres una chica muy fuerte y que sea lo que sea lo que te este pasando vas a poder superarlo. Confío en ti.
Las hermosas palabras de Mónica me estremecieron el corazón.
Nunca tuve una verdadera familia.
Mi madre me abandonó cuando era un bebe debido a cuestiones económicas. Nunca tuve la oportunidad de conocerla.
Ahí fue cuando Sharon, mi madrina, me adoptó. Nunca fui su hija, y aunque fuera parte de su familia, jamás me demostró el amor que una madre puede darle a su hija.
Nunca me sentí protegida, querida.
Ella se encargó de criarme como una persona fría y manipuladora, tal como es ella.
Decidí que era momento de cambiar y lo estaba intentando con todo mi ser.
Me di cuenta que si existen personas a las cuales les importa mi bienestar mis sentimientos. Les importo yo.
Personas como Simón, Mónica, Luna y mi abuelo, me demostraron que el amor es la fuerza más hermosa de todo el universo. Me enseñaron a amar, a vivir positivamente y me ayudaron a salir de la oscuridad. Y nunca voy a poder agradecerles por todo lo que hicieron por mí.
-Gracias Mónica.-respondí con lágrimas resbalando por mis mejillas. Las palabras no brotaban de mi boca. Mi corazón latía fuerte y mis manos sudaban. Estaba conmovida y no sabía que decir.
Mónica sonrió y me abrazó fuerte, yo hice lo mismo. Los latidos de mi corazón disminuyeron su velocidad y mis manos secaron. De mis ojos ya no emanaban lágrimas. Los suaves roces de la mano de Mónica sobre mi espalda calmaron mi ansiedad totalmente. Sonreí al sentir paz después de mucho tiempo.
Nos separamos del abrazo y ambas nos miramos con una sonrisa sincera. Mónica comenzó a acariciar mi mejilla y seco mis lágrimas con su otra mano.
-Bueno bonita.-Dijo con su dulce voz.-Ahora vamos abajo que les preparé un delicioso desayuno a ti y a Luna. Seca esas lágrimas hermosa.
Yo asentí.
Cuando Mónica se fue de mi habitación cambie mi atuendo por uno mas cómodo y colorido.
Los colores de mi ropa dependen de mi estado de ánimo. De como me siento en este momento y también de la clase de personas que se encuentran a mi alrededor.
En este momento, tanto mi mente como mi vida se encuentran en paz, con turbulencias de vez en cuando, altos y bajos, como la de toda chica de 19 años, eso creo.*Narrador Omnisciente:*
Mónica bajó las escaleras de la mansión y se dirigió a la cocina. Allí estaba su hija, Luna, quien había empezado a desayunar.
-¿Que pasó mamá?-preguntó Luna mientras comía una tostada con membrillo.-¿Por qué tardaste tanto en bajar?¿Le pasó algo a Ámbar?
-La verdad que no lo sé.-Respondió Mónica ciertamente preocupada.-Últimamente he notado que Ámbar está mas triste de lo usual, ¿Tú no lo has notado?.
-Si.-dijo Luna pensativa.-La verdad es que Ámbar estuvo un poco triste estos últimos días por un tema de Simón, pero eso ya pasó porque ya están bien otra vez. Lo que no sé es por que esta triste ahora, ¿Le preguntaste?.
-Si.-respondió Mónica.-Le dije que podía confiar en mi para contarme lo que ella quisiera pero no me dijo porque esta así.-Mónica revolvió su taza de café unos segundos y luego dijo.-Estoy preocupada Luna. Ámbar no merece sufrir, ella a pasado por muchas cosas. Quiero ayudarla.
-Si, yo también.-Dijo Luna decidida.-Yo ya le dije que estoy para lo que necesite, y nos estamos llevando mucho mejor, ¿sabes?.-rió.-Ámbar ha cambiado muchísimo y no quiero que la pase mal, debemos ayudarla.
-Bueno.-dijo Mónica tomando la mano de su hija.-Lo único que podemos hacer es integrarla en la familia. Ella ya es como una hermana para ti y una hija para Miguel y para mí, como también una nieta para el señor Alfredo. Ya verás que Ámbar volverá a estar alegre como siempre en unos días. Te lo prometo.
En ese momento entró Ámbar a la cocina.
Traía puesta una blusa color verde agua y unos shorts blancos. Un estilo que no se le había visto puesto desde hacía mucho tiempo, ya que su guardarropa se encontraba repleto de ropa oscura.-Ámbar, te ves preciosa.-dijo Mónica sincera con una dulce sonrisa en el rostro.
-Gracias, Mónica.-respondió Ámbar con una sonrisa.
Se sentó al lado de Luna para desayunar.
-¿Estas bien?- le preguntó Luna inquieta.
-Si...si, estoy perfecta. Que rico que esta esto Mónica.-dijo Ámbar mientras comía el desayuno preparado por Mónica para esquivar el tema de su ánimo.
-Me alegro que te guste.-Respondió Mónica sonriente.
-Mamá, olvidé decirte.-dijo Luna mientras tragaba su comida.-Simón va a venir a buscarme para ir al Roller a practicar para la competencia en diez minutos.
-Bueno no pasa nada.-dijo Mónica.-¿Y tú no vas Ámbar?.
-No.-respondió Ámbar algo desilusionada mientras miraba a su prima.-Yo ya no soy parte de ese equipo, ahora estoy en el equipo de los Red Sharks, y aunque es un equipo buenísimo no se compara en nada con el del Jam & Roller.
-Bueno Ámbar, si quieres puedes cambiarte a nuestro equipo.-Dijo Luna emocionada.-Solamente hay que preguntarle a Juliana a ver que opina y también tenemos que avisarle a Gary, y...
-No, Luna.-La interrumpió la Argentina mientras tomaba su mano suavemente.-No creo que pueda irme a su equipo así de fácil. Los integrantes de los Red Sharks son personas bastante...vengativas, por así decirlo, y aunque quisiera estar con ustedes estoy segura de que ellos harían hasta lo imposible con tal de que me quedase.
Luna hizo puchero y Ámbar abrazó a su prima con ternura.
Mónica sonrió.
-Me alegra mucho ver que se llevan tan bien. Esperen que les saco una foto.-dijo Mónica mientras iba a buscar su cámara de fotos.
-Agh, ¡Mamá!.-se quejó Luna. Ámbar rió.
-Sonrían.-Dijo Mónica segundos antes de tomar la fotografía.-Se ven hermosas.-Dijo Mónica mientras observaba la fotografía que acababa de tomar.
En ese momento se oyó la bocina de un auto.
-¡Es Simón!.-Exclamó Luna.-Adiós Mamá, me tengo que ir.
-Bueno Luna.-dijo Mónica dándole un beso en la mejilla a su hija. ¡Vuelve temprano eh!.
Luna rió y saludó a Ámbar con un beso en la mejilla.
-Nos vemos Ámbar
-Nos vemos.-respondió la rubia.
Quiso ir a saludar a Simón así que se aproximó a la puerta para verlo.
El mexicano salió de su auto y se acercó a la puerta de la mansión.
-Hola Luna.-la saludó.
Cuando levantó la mirada vio a la rubia y sonrió torpe.
ESTÁS LEYENDO
Solos contra el mundo 🖤
Romance"ᴄᴏᴍᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇs ʜᴀʙʟᴀʀ ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ, sɪ ᴇsᴛᴀs ʟʟᴇɴᴀ ᴅᴇ ᴏᴅɪᴏ." Increíble como aquellas palabras pudieron herir tanto a la rubia, quien no estaba segura si fue por lo que dijo o por quien lo dijo. Aún dolía. Dolía muchísimo. Dolía porque esas hirientes pala...