Capítulo 40: ¿Que es lo correcto?

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-¿Sobre que quieres hablar?-le pregunté al italiano quien había subido las escaleras para pararse frente a mí.
-Sobre Ámbar.-respondió agitado.

Al escuchar su nombre mi corazón se acelero.
No tenía ni remota idea de que se trataba.

-¿Ámbar?-pregunté con la voz temblorosa.-¿Que pasó con ella?
-No, quédate tranquilo.-Respondió.-No pasó nada malo.
-¿Entonces?
-Vení, sentáte.-Me dijo Matteo y yo obedecí.

Nico y Pedro nos miraban desde la cocina hasta que Nico hizo una seña para que se fueran de la casa, así hablaríamos a solas.

Matteo se tardó unos segundos en hablar.

-Ámbar se hará una ecografía para saber el sexo del bebé...su bebé.

Me quedé sin palabras.
Escuchar su nombre me hacía extrañarla. Pensar en ella. Cosa que me dolía cada vez más.

-¿Es hoy?-pude decir.
-Si, y con Luna y Gastón pensamos que lo mejor para todos sería que tu fueras a acompañarla en este momento, en lugar de nosotros.

Pensé unos segundos.

-¿Y Ámbar que opina sobre esto?-le consulté.

Matteo comenzó a rascarse la nuca y supuse inmediatamente que algo estaba sucediendo.

-Ella...no sabe.-me confesó sin quitar la mano de su cuello.
-¿Cómo que no sabe?-pregunté totalmente confuso.
-No, no sabe porque sabíamos que no iba a querer...
-Por eso mismo no iré.-lo interrumpí con seguridad.

Matteo se quedó mirándome.
Yo tardé unos segundos en devolverle la mirada.

-Simón, por favor no tomes decisiones de las que después te arrepientas.-me dijo juntando sus manos.
-No, Matteo.-dije.-Estoy seguro de lo que estoy diciendo. ¿Y si Ámbar se enoja con ustedes por no decirle que iba a estar ahí? ¿Y si se enoja más conmigo de lo que ya está?...Matteo, no quiero empeorar las cosas, y creo que lo correcto va a ser que yo no vaya.

-Simón, escúchame.-Me ordenó el italiano y yo lo miré con mis ojos ya cristalizados.-Aunque Ámbar no lo admita, ella quiere, necesita que vos estes ahí para ella. Ella te necesita y te ama mucho. No seas cobarde.

Esas últimas palabras provocaron algo en mí pecho

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Esas últimas palabras provocaron algo en mí pecho.
Dolieron.
Dolieron porque eran ciertas.
No tenía el valor suficiente para encarar lo que estaba pasando.
No tenia el valor para verla otra vez después de todo lo que le hice. De todo lo que la lastimé.
Era un cobarde. Matteo tenía razón.

Me quedé en silencio.

Matteo se paró del sofá entendiendo perfectamente el significado de mi silencio.

Su mirada reflejaba disgusto.

Yo también sentía eso.
Estaba disgustado conmigo mismo.
¿Porque no podía expresar lo que sentía con más facilidad?
¿Porque era tan cobarde?

El italiano bajó las escaleras, se dirigió a la puerta y se fue de mi casa.
Yo, que seguía sentado en el sillón me tomé la cabeza con ambas manos.
Estaba frustrado, y a la vez más confundido que nunca.
¿Que era lo correcto?

*Narrador Omnisciente*:
Matteo se subió a su auto y volvió al centro ecográfico, donde estaban Ámbar, Luna y Gastón esperando.
La mexicana se acercó a su novio en cuanto lo vió entrar en la sala.
-¿Dónde está Simón?-Preguntó nerviosa.
-Él...no va a venir.-respondió Matteo decepcionado.
-Espérate...¿como que no va a venir?-dijo Luna preocupada.
-Si,no viene.-contestó el italiano.-Fui a la casa, le dije que venga porque ella lo necesitaba y me dijo que no.
-No lo puedo creer.-se tomó la cabeza la mexicana de ojos verdes.-No puedo creer que sea tan...cobarde.
-Te prometo que es justo lo que le dije, pero no quiso, no sé.-dijo Matteo frustrado tomando su cintura.
-¿Quién no quiso que?-Preguntó Ámbar desde su asiento.

La mexicana y su novio se tensaron.
-Emm...lo que quiere decir es que...-intentó pensar en algo Luna.
-...que...el médico no quiso darme un medicamento para curarme la tos.-interrumpió Matteo.
-¡Si! Y ahora su resfriado empeoró...¿cierto amor?-siguió la mentira la mexicana.
El italiano comenzó a toser exageradamente.

La rubia sólo rodó los ojos.
Cómo estaban actuando le resultaba muy extraño, pero lo dejaba pasar.
Lo único que le importaba y la emocionaba en ese momento era saber el sexo de su bebé.
Estaba increíblemente ansiosa, y a la vez muy nerviosa.
Todo lo que le estaba pasando era nuevo para ella.

-Eu, no te preocupes.-Dijo Gastón tomando su mano.-Todo va a salir genial.
-Gracias.-contestó Ámbar con una sonrisa tierna.

Pasó una hora y media hasta que llamaron a Ámbar para que entre a una sala.

-Vengan conmigo.-dijo Ámbar mirando a sus tres amigos.
Estos asintieron y se introdujeron en la sala también.

-Recuéstese en la camilla y deje al descubierto su abdomen, señorita Smith.-Le pidió amablemente el ecógrafo.
Ámbar hizo caso, se colocó sobre la camilla y se levantó la blusa, dejando al descubierto su gran barriga. La rubia la acariciaba mientras esperaba que el doctor procediera.

-Antes de comenzar, tengo una pregunta. Y no es necesario que me conteste si no quiere.-dijo el médico y los demás presentes lo miraron.-¿Alguno de ellos dos es el padre del bebé?.

La mente de Ámbar se nubló y sus ojos se humedecieron.
Pensar en Simón la debilitaba. La entristecía y la llenaba de resentimientos y dudas.
Las palabras no salían de su boca y sus ojos se habían cristalizado.

-Emm...no.-dijo Luna al ver como estaba su prima.-Son...solo amigos.
-Muy bien.-dijo el doctor.-prosigo.

El ecólogo colocó una especie de gel sobre el abdomen de la rubia.
Al sentir el frío gel sobre su piel, Ámbar tembló un poco.
La mexicana que estaba allí parada se acercó a ella, del otro lado de la camilla, y tomó su mano.
-Tu puedes, eres fuerte.-le dijo motivándola.
Ámbar sonrió.

*Mientras tanto, en la casa de Simón*:

Nico y Pedro decidieron volver a su casa después de unas horas de estar fuera.

-¡Simón!¡Ya llegamos!-exclamó Pedro rodeando su boca con sus manos.
-¡Y te trajimos comida!-Agregó Nico.

No recibieron respuesta alguna por parte del mexicano.

-Eu, ¿Dónde está?-dijo Pedro mirando a su amigo.
Nico se encogió de hombros. Ninguno sabía donde estaba.

Comenzaron a buscarlo por la casa pero no lo encontraron.
En lugar de eso, hallaron un trozo de papel sobre la mesada de la cocina, el cual tenía un mensaje escrito:

"Chicos, no se asusten si no me encuentran en casa cuando lleguen. Tomé una decisión muy importante, algo que probablemente cambié mi historia con ella, o tal vez no. La fe es lo último que se pierde. Deséenme suerte chavales.
Pd:Guárdenme comida, los conozco. :)"
Simón.

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