Capítulo 38: Lo siento

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*Narrador Omnisciente*:
-¿Tú?-preguntó Luna con el ceño fruncido al ver al mexicano parado allí con la intención de ingresar a la mansión Benson.
-Luna, por favor déjame pasar.-suplicó Simón.
-¿Y porque debería hacerlo?.-dijo la mexicana bloqueando la puerta.-Lo único que hiciste fue lastimarla.
-Luna, necesito arreglar el error que cometí.-respondió el mexicano con los ojos cristalizados.-déjame pasar.

Todos los patinadores se encontraban en silencio, fingiendo no estar escuchando la conversación entre los mexicanos.

Antes de que Luna dijera otra cosa, Ámbar se acercó a ellos.
Al hacer contacto visual con sus ojos cafés, los de Ámbar se iluminaron.
-Luna, gracias.-dijo Ámbar.-Pero quiero hablar con él.
Luna sólo asintió y se fue hacia donde estaban sus amigos. Le molestaba demasiado el hecho de que una persona que quería tanto como Simón haya sido capaz de herir a su prima de esa manera.

Ámbar volvió a dirigir sus ojos a los de Simón.
Ambos hicieron contacto visual nuevamente, lo cual le provocó chispas al cuerpo es la rubia.
Simón solo sonrió como idiota al admirar a Ámbar completa.
-Te ves muy hermosa.-dijo el mexicano sonriendo.
Ámbar solo sonrió y bajo la vista al suelo tímidamente. Intentaba no parecer muy obvia.
-¿Vamos a un lugar un poquito mas privado, para hablar?
Simón asintió con su cabeza y ambos se dirigieron al depósito de la mansión, el lugar más privado y silencioso de todo el terreno.
-¿Y de que quieres hablar?-preguntó Simón acomodando ambas manos en los bolsillos de su pantalón.
Ámbar lo miró seria.
-¿En serio no sabes?-preguntó.

Simón miró al suelo por unos segundos y luego volvió a ver los de la rubia. Los ojos cafés del mexicano también se iluminaban cuando la veía.

-Ámbar, te quiero pedir disculpas otra vez.-confesó él.-Fui un imbécil.
-¿Recién ahora te das cuenta?-Preguntó Ámbar mirando hacia un costado con los brazos cruzados.
-No, Ámbar.-dijo Simón.-Desde el primer momento supe que había cometido un gravísimo error. Ámbar, jamás quise besarla.
-No Simón, te pido que no empieces con esto.-dijo Ámbar interrumpiéndolo.-Estoy pasándola bien, no quiero ponerme mal por cosas que ya pasaron.
-¿Eso quiere decir que lo qué pasó pasó?-preguntó Simón esperanzado.
Ámbar negó rotundamente con la cabeza.
-Simón, ¿vos no te das una idea de lo que me costó no pensar en vos no? Sufrí muchísimo, yo tampoco quise que nos separáramos.
-¿Y porque lo hicimos?-dijo el mexicano acercándose a ella.
-¿Pero vos me estás cargando?-dijo Ámbar enojada alejándose de él.-Simón, lo que hiciste es imperdonable. Y si estas acá para que te de otra oportunidad, mejor quédate con las ganas porque no va a pasar.

Simón miró al suelo decepcionado.
En sus ojos se podían ver las ganas de llorar que tenía.
A Ámbar le dolía muchísimo verlo de esa manera, pero intentaba ocultarlo.
-Ámbar, yo...
-Ándate, por favor.-le ordenó Ámbar.-Déjame disfrutar de lo que queda de la reunión.

Antes de irse, el mexicano se volteó quedando cara a cara con Ámbar otra vez.
Sus respiraciones chocaban y sus ojos parecían conectados, como por cables invisibles.
-¿Y que pasará con él bebé? Nuestro bebé.-dijo Simón sin separarse.
-Los Valente, mi abuelo y yo nos haremos cargo.-respondió la rubia intentando irse pero Simón la detuvo.
-Eso es muy injusto.-reclamó este.-Me dijiste que podría estar con el o ella. Ámbar, soy su padre.
-Y yo soy su madre y elijo que mi futuro hijo o hija no se relacione con mentirosos como vos.

Simón se quedó mudo.
Esta vez lagrimas si salieron por sus ojos cafés.
Ámbar sintió un nudo en la garganta y un hueco en su pecho.

-Si eso es lo que piensas de mí...lo mejor será que ya no nos veamos.-dijo el mexicano entre lágrimas.
-No, Simón espera...yo...-intentó decir la rubia.
-No me expliques nada, Ámbar.-respondió este antes de dirigirse a la puerta y salir del depósito.

Solos contra el mundo 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora