Capítulo 33: No puedo

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Llegó la hora de presentar su coreografía.
El equipo se encontraba increíblemente nervioso y hasta podría decirse que asustado por los posibles resultados.
Todos estaban alineados, dirigiendo sus miradas al equipo contrario.
Simón tomó la mano de Ámbar.
-Va a estar todo bien, bonita.-dijo este.-Vas a estar increíble, te lo puedo asegurar.
Luego besó su mano dulcemente.
La rubia sonrió, pero detrás de esa sonrisa se hallaba un temor indescriptible.
Tenía miedo.
Miedo de no ser suficiente para su equipo.
Miedo de que le haya faltado entrenamiento.
Pero más que nada, su mayor miedo en ese momento era que algo malo le sucediera al bebé que tenía dentro suyo.
Después de unos minutos de presentación de ambos equipos, se anunció que el primero en mostrar su coreografía sería el equipo contrario, lo cual tranquilizó un poco a Ámbar, aunque no demasiado.
El equipo del Jam & Roller se sentó en las bancas que se encontraban a un lado de la pista.
Ámbar apoyó su cabeza en el hombro de Simón, mientras este acariciaba suavemente su brazo para tranquilizarla.
El equipo rival había preparado una coreografía muy compleja, llena de trucos y piruetas que no cualquiera haría.
-Chicos, no se asusten.-dijo Juliana al ver la tensión que había entre los patinadores.-Ustedes trabajaron mucho como para rendirse ahora. Además, estoy cien por ciento segura de que van a hacerlo increíble, porque son de los mejores patinadores que pude conocer en mi vida.
-Si, oigan, Juliana tiene razón.-comentó Luna.-Ahora a aflojarle un poco a los nervios que todo va a salir muy bien.
En ese momento, Ámbar sintió una puntada en su estómago, la cual hizo que se tensara.
-Ámbar, ¿estas bien?-Preguntó Juliana asustada.
La rubia no respondía, en vez de eso, frotaba su panza mientras respiraba profundo para calmar el dolor.
-Ámbar, bonita. Escúchame.-dijo Simón acercándose bruscamente a ella.-Ven conmigo.
El mexicano acompañó a Ámbar al baño rápidamente.
-¿Alguno de ustedes sabe que pudo haber pasado?-Preguntó Juliana a los integrantes del equipo.
Todos negaron con la cabeza confusos y preocupados. Luna hizo lo mismo que sus compañeros. Necesitaba el permiso de su prima para anunciar lo que ocurría en su interior.
-Ámbar, ¿Estás mejor?-Preguntó Simón desde afuera del baño.
La rubia tardó un poco en contestar.
-Si...estoy bien, mi amor...no te preocupes.-respondió finalmente.
-¿Puedo entrar?-Dijo Simón esperando respuesta. Al no conseguirla pasó de todas formas.
-No te dije que si.-dijo Ámbar algo molesta.
-Perdón, bonita.-dijo Simón tímido.- Lo que pasa es que...estoy muy preocupado. No me importa la competencia, ni el premio si tu estas mal. Mi amor, tu bienestar y felicidad son lo mas importante para mí y siempre lo serán. En serio necesito saber si algo malo te esta ocurriendo, tengo que ayudarte a solucionarlo. Sea lo que sea, por favor dímelo.
Ámbar abría su boca intentando que las palabras salieran de ella pero no podía. El miedo le impedía hablar.
Le impedía contarle sobre la actividad en su interior.
Le impedía decirle una de las noticias mas importantes en la vida de alguien. Que iba a ser papa.
Simplemente el miedo le hacía creer que Simón no reaccionaría como ella quisiera.
Todo era culpa del miedo.
-No...puedo.-llegó a responder Ámbar.
-¿No puedes que?-Preguntó el mexicano desconcertado.
-No puedo...contarte. En serio perdón mi amor.-dijo Ámbar triste.
La expresión de Simón cambió a ser de decepción. Sus ojos se humedecieron y su piel se empalideció.
-Ámbar.-dijo este.-Después de todo lo que pasamos juntos, ¿sigues sin confiar en mi?.
-Mi amor, obviamente que confió en vos, mas que en ninguna otra persona. Pero...hay cosas que me cuesta trabajo...contar. Simón, yo te prometo que apenas tenga el valor de hacerlo te lo voy a decir, y espero con todo mi corazón que entiendas lo que tengo para decirte.
Simón no respondió.
Solo volteó su cabeza, apartando la vista de Ámbar y salió del baño.
La rubia tomó su brazo y este volteó a verla.
-Ámbar, yo te amo.-dijo Simón con lágrimas recorriendo su rostro.-Te amo demasiado, más de lo que yo quisiera. Pero una relación sin confianza no es sana.
-¿Que me queres decir con eso?-Preguntó Ámbar con voz temblorosa y los ojos mojados.
El mexicano no respondió, se soltó de su agarre y se dirigió a donde estaban sus demás compañeros.
La rubia permaneció allí parada, llorando desconsoladamente por unos minutos.
Secó sus ojos con agua, para parecer emocionalmente estable.
Respiró hondo y se dirigió hacía donde estaba el resto de su equipo.
-Ámbar.-dijo Juliana exaltada al ver a Ámbar volver.-¿Estas bien?¿Te duele algo?.
La rubia mantuvo contacto visual con Simón unos pocos segundos.
En los ojos cafés del mexicano se podía ver la decepción y el dolor que causaba lo que el creía la desconfianza de su propia novia.
Luego, Ámbar volteó a ver a su entrenadora nuevamente.
-Si...-respondió Ámbar no tan segura.-Estoy bien, fue solo un dolor de panza. Ya se me va a pasar.
-Ámbar, ¿estas segura de que podes hacer la coreografía con un dolor de panza? No quiero que hagas esfuerzo extra. Te podrías lastimar.-dijo Juliana acariciando el brazo de la rubia.
-Si, mira, si te duele mucho no hay problema, Ámbar. Alguno de nosotros podría reemplazarte y no pasa nada.-Añadió Luna con temor a que le pasase algo a su futuro sobrino o sobrina o a su prima.
Ámbar lo pensó dos segundos.
-Estoy muy segura, quiero hacerlo.-dijo Ámbar fingiendo felicidad y seguridad.
Todos en el equipo sonrieron al escuchar eso, menos Simón quien intentaba no mirarla a los ojos.
-Me enorgulleces.-dijo Luna abrazando a su prima.
Ámbar le devolvió el abrazo.

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