parque

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Maratón 2/3

Abigail.

La relación con Harry había mejorado mínimamente. Y lo agradecía, porque ya comenzaba a sentirme como una extraña viviendo aquí con él, aunque prácticamente, puede que lo sea.

Estaba preparándole la leche a Shailene, porque él estaba tomando una ducha, cuando lo escucho venir.

Casi me hace saltar de la impresión al envolver sus brazos alrededor mío, por la espalda.

¿Qué está haciendo?

—Gracias por hacer esto. En serio no quiero que creas que te estoy usando como niñera —murmura y luego deja un beso en mi mejilla. Su cabello húmedo me hace cosquillas.

Y estoy de piedra.

Eso no lo hacen los amigos. ¿O si? Bueno, al menos no del modo tan íntimo en que se sintió.

—Jamás creería eso de ti —respondo como puedo. Él parece darse cuenta del gesto que ha tenido, porque aprieta su mandíbula y se pone nervioso, apartando sus brazos de mí.

Extrañamente mi cuerpo se enfría y me encuentro echándolo de menos al segundo.

Me golpeo mentalmente por tener esos pensamientos y le entrego la leche para la niña, intentando desviar la atención de lo que acaba de suceder, así que él comienza a darle de comer.

El timbre suena, por lo que tomo la oportunidad como una escapatoria y me apresuro en abrir. Es un repartidor con un ramo de flores. Jesús.

—¿Señorita Abigail Castillo?

—Sí, soy yo —asiento.

—Estas son para usted —me tiende el ramo, que sujeto entre mis manos sin comprender nada—. ¿Podría firmar aquí?

Rápidamente le colaboro con mi firma y él se va. Cierro la puerta impactada y veo la tarjeta.

Solo un pequeño gesto, porque mereces mucho más, Abi.

Con cariño, Peter xx.

Casi se me cae el ramo de las manos, pero me recompongo con un suspiro. Y no de enamoramiento, sino de casi fastidio. Sí, sé que es un lindo gesto, pero realmente no lo aprecio viniendo de él.

—Realmente vuelves locos a los chicos, ¿cierto? —la voz de Harry me saca de mis cavilaciones y presto atención a su persona, sin poder ignorar el veneno filtrado a través de sus palabras.

—¿Disculpa? —murmuro, sin comprenderlo.

—Nada, Abigail. Solo sigo preguntándome por qué me besaste cuando no tenías reales intenciones conmigo —escupe y de inmediato parece arrepentirse por haber sido tan impulsivo al decir aquello.

No puedo evitar reírme. Me río porque me está reclamando algo con tanta seriedad, mientras sujeta a Shay y la mamadera, dándole de comer. Y la verdad es que luce adorable, no puedo verlo como un reclamo.

Es una escena graciosa, a decir verdad. Pero a él parece molestarle aún más mi risa.

—¿Qué pretendes, Abigail? No estoy para tus juegos. Simplemente no debiste haberme besado nunca si no sentías algo por mí.

¿Entonces él siente algo por mí? Mi corazón comienza a latir desbocado. Cuánto quería saber eso. Pensaba que era una tonta al sentir mi pulso acelerarse cuando estoy cerca de él, pero todos estos días, problablemente él ha estado experimentando lo mismo.

El ramo de flores cae de mis manos, estrellándose contra el suelo. Me acerco a Harry y sujeto su rostro con mis manos, mientras él me mira taciturno.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora