el comienzo de una batalla

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Abigail.

Estamos a punto de entrar. Llegamos a casa de la madre de Harry para recoger a Shailene, pero detengo a mi novio antes de dar otro paso.

—Por favor, no pongas triste a Shay, ella es muy despierta y se entera de inmediato cuando sucede algo —le suplico, apretando su brazo.

—Abi, no me pidas más. Por favor.

Ignoro el nudo en mi garganta y acaricio su cabello por unos segundos en un acto de afecto. Él suspira con pesar y toma mi mano para dejar un beso en mis nudillos.

Tocamos el timbre y Beth nos abre de inmediato, sonriendo.

—¿Cómo les fue chicos? —nos hace pasar.

—¿Dónde está Shay? —Harry simplemente va al grano. Su mamá frunce al ceño y me mira.

—Sarah la llevó al parque —responde sin entender la situación un poco tensa.

—¿Quieres que la vaya a buscar y la lleve a tu casa? Puedes quedarte aquí un rato más si quieres —le sugiero, sabiendo que tiene la necesidad de hablar con alguien y lo mejor es que se quede un rato más con Beth, en un lugar donde se sienta apoyado y protegido para asimilar esto tanto como yo lo necesito digerir.

—Yo... ¿Estás segura? —sus ojos brillan intensamente, yo asiento, regalándole una pequeña sonrisa—. Toma. Y llévate el carro también —me tiende todas sus llaves.

Dejo un casto beso en su mejilla para luego despedirme de su madre. No paso desapercibida la mirada de ambos. Están preocupados, en distintos niveles, pero los dos lo están.

•••

—¿Papá va a cenar con nosotras? —su dulce vocecita me sube el ánimo de algún modo.

—Sí, preciosa —le sonrío.

—¿Puedo ver televisión? —me pregunta con inocencia.

—Claro, mientras esperamos que llegue —asiento dándole permiso.

Creo que la niña es extra despierta e inteligente para su edad. Casi no tiene  problemas para hablar como otros chicos de su edad. Eso me hace sentirme aún más orgullosa tanto de ella como de su padre.

Shailene se dirige a la sala mientras yo me quedo en la cocina, mirando el suelo. No he reaccionado como todo el mundo lo haría o esperaría que lo hiciera. No he bajado los brazos y no creo que lo haga aún. Quizás puedan creer que está mal, que necesito pasarlo mal por un rato o al menos llorar y lamentarme un poco, pero no es lo que quiero hacer. Yo sé que al menos debo intentarlo primero, aunque no me quejo de mi vida hasta ahora.

Curiosamente, nunca le he temido a la muerte y de pequeña la he visto como algo completamente natural y nada traumático, sin embargo, puedo comprender perfectamente el dolor que conlleva en los cercanos. Puede que este pensamiento se haya visto reforzado por trabajar en el hospital, pero así es como lo siento yo.

Me paso las manos por el cabello, pensando en Harry. Llegué a su casa con Shay hace más de una hora. Lo más probable es que siga en casa de su madre. Ni siquiera tuvimos tiempo de asimilarlo juntos, de hablar de la noticia con tranquilidad y solos. Todo sucedió muy rápido y no sé cómo debe estarse sintiendo él.

Mi teléfono suena y lo tomo de inmediato, pensando en que podría ser mi novio, pero es Delphine, mi amiga y colega.

—¿Delph? —atiendo.

—¿Cómo estás? —su voz triste me encoge el corazón. Ambas sabemos la realidad y estamos más familiarizadas con el tema.

—Estoy bien, no voy a mentir... No estoy tomando esto demasiado mal. Es solo que... Sé que no hay vuelta atrás y no me sirve de nada sentarme a patalear, no cambiaré nada y no hace bien para el sistema inmune —le admito con honestidad a la vez que bromeo un poco.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora