extra #3

1.8K 82 17
                                    

Harry.

Supongo que tenía que dejar a Shay más libre. Ahora mismo, estaba en un cumpleaños de una de sus amigas de la escuela, pero mi instinto sobre protector está ahí diciéndome que debería haberme quedado, incluso si tuviera que aguantar todas las miradas de las madres de los demás niños.

Me intento convencer de que Shailene ya está un poquito más grande y de que está bien dejarla por un par de horas jugando y divirtiéndose. Se lo merece, teniendo en cuenta los últimos años que hemos tenido.

El timbre suena y me dispongo a levantarme de mi posición tan cómoda en el sofá para abrir. Es Hayley. Sonrío un poco y me hago a un lado, dándole paso.

—Hola, hombre. Que si no te visito, ni te enteras de mí —bromea, golpeando mi brazo. Cierro la puerta detrás de ella y me quedo parado en frente.

—Qué mentirosa eres —reclamo—. Te escribo todos los días —suelto, y luego me arrepiento un poco por lo necesitado que ha sonado eso.

—Ya, Harry. Solo bromeaba para molestarte —rueda sus ojos con diversión—. ¿Dónde está Shay?

Hayley deja la pequeña mochila que traía a sus espaldas en el sofá, pero se queda de pie observando a su alrededor, en busca de mi hija.

Observo su blusa color verde menta y el contraste que hace con su piel un poco morena. Tengo que tragar saliva por la forma en la que ese top se ajusta a su cuerpo. Joder, no quiero pensar en ella de ese modo, ¿pero qué puede hacer un hombre que no ha tenido nada en tanto tiempo? Tenía necesidades que simplemente hundí bajo tierra, y funcionó, porque cuando no tenía ganas de nada, obviamente no pensaba en querer tener sexo, pero el tiempo ha pasado.

—E-está... En un cumpleaños —me aclaro la garganta. Puaj, doy asco.

—¿Es una broma? —su tono de voz se eleva y suelta una carcajada—. ¡Pero si el papá super hiper extra protector la ha dejado ir a una fiestecita! ¡Awww, Harry!

Cuando se acerca y me aprieta las mejillas, hago una mueca y aparto sus manos.

—Ya, pesada —no puedo evitar observar sus labios, pero cuando me doy cuenta de que lo estoy haciendo, intento disimularlo.

—Pero si estás muy bonito con boquita de pez, a ver... —presiona de nuevo mis mejillas con solo dos dedos.

—Hayley —balbuceo como puedo, quemándola con la mirada.

De pronto, ella sonríe. Y siento que el sol se adentra por todas partes, que las mariposas vuelan alrededor, que estoy respirando de nuevo y he salido a la superficie.

—Basta... —susurro tan bajo que no sé si ella puede oírme. Tengo miedo, y ya no soy bueno ocultándolo.

—¿Alguien te ha dicho que eres muy feo de cerca? —bromea, alivianando la tensión del momento.

Pero me siento un imbécil, porque soy yo quien quiere apartarla, pero también soy yo quien ahora está observando sus labios muerto de ganas por besarlos.

—Harry, ¿qué miras? —me desafía, llevando su mano a mi mentón.

Involuntariamente, agacho mi cabeza y observo que ella se pone de puntitas. Me acerco, y a medida que lo hago, algo grita dentro de mí ¡no lo hagas!

De todos modos me encargo de atraerla hacia mí, posando mi mano en su nuca. Nuestros pechos se pegan y siento su aliento contra el mío antes de que nuestros labios se unan.

Es apenas el primer contacto y un primer vaivén, cuando me aparto, aterrado de lo que estoy sintiendo. Mi corazón está acelerado otra vez, mis vellos erizados, mis piernas como gelatina, y no. No, no, no.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora