Penúltimo capítulo.
Harry.Trago saliva con dificultad, sintiendo el dolor en mi garganta. Mis brazos duelen y creo que se han entumecido, pero no me muevo. Abigail descansa entre ellos, respirando pausadamente. Beso su cabeza, inhalando y exhalando profundamente.
La habitación está a oscuras, no he abierto la persiana y deben ser algo así como las seis de la tarde.
Es su cuarto día en casa. Tiene una enfermera personal, quien le inyecta los medicamentos o sedantes necesarios y además Delphine la viene a visitar cada día. Evelyn también ha venido y se han tomado su tiempo para hablar a solas.
La puerta es golpeada suavemente y luego entra la enfermera, Patti. Es una mujer de casi cuarenta, bastante amable.
—Disculpa, Harry... Hay algo que me gustaría conversar contigo —me dice, en un tono de voz bajo para no despertar a Abigail.
—Por supuesto —me levanto suavemente, dejando descansar a la mujer que estaba entre mis brazos.
Camino hasta ella, pero no salimos del cuarto, solo nos alejamos de la cama. Le pido que me diga lo que sea que es necesario saber.
—Verás... Hasta el momento ella se mantiene consciente por un par de horas al día, pero me he fijado que los dolores aumentan y necesita calmantes más fuertes —hace una pequeña mueca y me mira directamente a los ojos—. Lo que quiero decir con esto es que... Probablemente los días que vienen ella ya no estará pendiente de lo que suceda, estará completamente sedada.
Creo que ya ni siquiera quedan más pedazos rotos en mi corazón por romperse, pero mi pecho se aprieta con facilidad ante la nueva noticia que en realidad era de esperarse, pero ingenuamente no quería que llegara el momento.
—Esto te lo estoy diciendo porque... Si quieres hablar con ella por última vez, el momento es ahora.
Tenso mi mandíbula y siento mis ojos arder. Restriego mi rostro con mis manos y asiento, resignándome.
—Lo siento mucho —ella posa su mano en mi brazo en una muestra de apoyo.
—Gracias —musito intentando sonar sereno.
¿Qué mierda es lo que podría decirle a Abi en estos momentos? No hay nada que pudiera decir, nada cambiaría las cosas, nada haría que esto doliera menos.
Me quedo solo observándola por minutos, horas, realmente no sé cuánto tiempo pasa. No quiero despertarla, no quiero hablar con ella. Si hablo con ella, significa que luego la tendré que dejar ir y no quiero hacerlo.
Todos estamos exhaustos y destrozados, y no creo que haya peor combinación. Ni siquiera sé cómo mirar a la cara a mi propia hija, porque esto nos va a afectar a todos y ni siquiera sé cómo lidiar con mi propio dolor.
Meredith se ha quedado todos los días aquí, en el sofá. Mi madre nos viene a ver cada día, a veces con Sarah, y me ayuda con Shailene.
—Harry... —la escucho llamarme suavemente desde la puerta.
Levanto mi cabeza para mirarla. Me dedica una sonrisa triste y maternal, de esas que todos sabemos que necesitamos de vez en cuando.
—Ven a comer algo, cielo —me pongo de pie sintiendo mis piernas doler también. He estado demasiado tiempo aquí.
Camino hacia la sala, siguiéndola. No veo a Shay o Meredith, así que frunzo el ceño y Beth parece leer mi mente.
—Shailene está en su cuarto con Meredith. Patti ha salido a comprar algo y vuelve —asiento sin siquiera haber preguntado.
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hard times || h.s
RomanceHarry es un padre soltero que hace malabares para intentar darle lo mejor a su hija. Abigail es una chica universitaria que apenas pone su mirada en ellos, no puede alejarse.