seamos realistas

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Abigail.

—A acostarse, Shay. Ya es tarde —le dice Harry.

Luego de cenar, hemos estado hablando por horas aquí en la mesa. Hace tanto tiempo anhelaba esto, esta cercanía y sentirme en familia.

—Pero papi, un poco más. Ustedes siguen aquí —se queja con su vocecita aguda. Sonrío porque es demasiado tierna.

—Somos adultos, amor. Vamos, te acompañaré —le tiende su mano y ella la acepta con resignación.

Cuando desaparecen juntos de la mesa, mi madre parece maravillada por la actitud de Harry y dice:

—Es un increíble papá.

—Estoy muy orgullosa de mi hijo, es un buen hombre —asegura Beth, sonriendo con un brillo especial en sus ojos.

—Es el mejor de todos —suspiro—. ¿Pueden hacerme un favor y cuidarlo cuando yo no esté? —no tenía planeado soltar una sola lágrima, pero mis ojos se nublan y mi garganta duele.

Sé que ahora es cuando más debería aferrarme a la esperanza que me pueda dar la terapia alternativa, pero tampoco puedo ponerme una venda en los ojos. No siempre las cosas resultan como queremos. A veces hacemos planes y la vida misma se encarga de decirnos no, porque ojalá pudiéramos, pero realmente no tenemos el control de las cosas.

—Abigail... —murmura Beth con tristeza mientras que mi madre toma mi mano con fuerza.

—Él puede hacerse cargo a la perfección de Shay, pero nunca cuida de sí mismo —llevo mis manos a mi rostro y no puedo evitar seguir derramando lágrimas.

—Hija, tranquila. Todo va a estar bien, cariño —promete dulcemente mi madre.

Pero sé que nada va a estar bien. He querido ser positiva desde el inicio, he querido mostrarme fuerte, tener fe en que las cosas mejorarán, pero no puedo ignorar ese malestar en mi estómago. Ese mal presentimiento instalado en mi interior. Ojalá fuera todo distinto.

—Encontré una terapia alternativa —les comento de todos modos. Ambas me miran sorprendidas.

—¿En serio? ¡Eso es genial! ¿De qué va? —inquiere mi suegra.

—No lo sé realmente porque todavía no he ido por primera vez. Pero bueno.... Me dijeron que me puede ayudar mucho, al menos a hacerme sentir mejor... —me seco las lágrimas y sorbo por la nariz—. Aunque sé que no es cuestión de magia, pero a algunas personas les funciona, mejoran o se sanan con este tipo de...

Harry aparece nuevamente y creo que nota mis ojos un poco rojos, porque me mira con cara de cachorro. Se vuelve a sentar a mi lado y yo le sonrío suavemente.

—Les estaba contando sobre la terapia alternativa.

—Es una muy buena idea —apoya mi madre y Beth asiente.

—Hay algo que quiero pedirles... A todos —musito.

—Abi... —Harry susurra, mirándome sin ganas de escuchar nada—. No hagas esto, por favor —me susurra entre dientes.

—Escúchame, ¿si? —le pido, acariciando su mentón. Él solo cierra sus ojos y asiente, suspirando—. Quiero que se mantengan unidos. Sea del modo que sea, tuvieron la mala o buena suerte de conocerse gracias a mí. Quiero que Shay pueda saber lo que es tener una familia cercana, aunque no me corresponda.

—Claro que lo hace, Abi. La niña te llama mamá. Y descuida, que siempre velaré por su bienestar —me asegura la madre de Harry, tomando mi mano con ojos aguados.

—Mamá, entiendo que te devolverás a Chile eventualmente, pero mantente en contacto, por favor. Ellos han sido mi familia aquí y estaría honrada si ustedes siguen hablando de vez en cuando. Van a tener un pedacito de mí en ustedes —sonrío sintiendo de nuevo la humedad en mis ojos, pero ya no me importa. Es un momento que quiero compartir con ellos.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora