alternativa

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Harry.

Después de ir por un helado con Shay y Abigail, nos devolvimos a casa. Teníamos una conversación pendiente, pero creo que ninguno de los dos se atrevía a hablar primero. Shailene estaba en su cuarto, adelantando una tarea de artes que tenía.

—Mi madre vendrá más tarde con la tuya —le comento, ya que Meredith, su mamá, se estaba quedando en casa de Beth.

—Bien, podremos cenar todos juntos —asiente, sonriendo—. Tenemos que hablar —ella rompe la muralla primero.

—¿Qué pasó hace un rato con esa chica? —frunzo el ceño, con curiosidad.

—Tengo que contarte algo respecto a eso...

—Dilo —la animo, sin entender de qué va esto.

—Rebeca, la chica que se nos acercó hoy en el parque... Digamos que me contó algo increíble —se muerde el labio inferior.

—¿Sobre qué? —la observo con atención, esperando que prosiga.

—Su madre tenía cáncer de mamas. Estaba muy mal, le dijeron que no quedaba nada por hacer. El punto es que se sometió a una terapia alternativa que terminó por salvarle la vida, Harry. ¿Puedes creerlo? Me contó que aprendió y ahora ella la imparte y que era asombroso ver los resultados que tiene.

Abigail parecía un poco ilusionada con ello. Siento mi pecho agitarse con la emoción. No sé cómo sentirme al respecto.

—¿Y lo estás analizando para probarla? —arqueo mis cejas.

—Claro, ¿por qué no? Ella dijo que no es para nada invasiva. No me hará sentir mal, al contrario de la quimio. Puede mejorar mi estado, incluso si no funcionara, me hará recuperar un poco más de energía.

No sé qué decir. Me quedo callado y solo la miro sin poder creer una vez más que estamos discutiendo algo como esto. Que estemos analizando su tiempo de vida y aferrándonos a cualquier posibilidad existente.

Es una mierda.

—¿Qué dices? —inquiere, parece contenta e impaciente al respecto.

—Que no entiendo por qué quieres aferrarte a esa porquería, peor viniendo de una extraña —suelto sin poder contenerme o tener tiempo para escoger mejor mis palabras. Me siento como un completo imbécil cuando su sonrisa se borra, totalmente culpable.

—¿En serio me estás diciendo esto? ¿Tú? —se cruza de brazos y me fulmina con su mirada.

—¿Por qué quieres hacer esto si abandonaste la quimioterapia? —sé que estoy siendo ridículo. No la estoy apoyando como ella lo merece, pero solo supongo que estoy inconscientemente intentando proteger mi corazón, o lo poco que queda de el.

—¡Dios mío! ¡No tienes ni una idea de nada! ¡No entiendes nada! —me grita en un susurro, lapidándome con ojos furibundos.

—Simplemente creo que estás dejándote llevar por una embaucadora que probablemente solo nos quitará dinero —me cruzo de brazos y aprieto mi mandíbula.

—Si abandoné la quimio fue porque no me permitía siquiera levantarme de la cama. Solo podía vomitar y sentir náuseas. No me sentía como una persona. Te lo expliqué. No la dejé porque quisiera morir, por favor, ¿qué diablos te sucede? —su tono dolido y rabioso cala hondo en mí, pero mis emociones también están desgastadas y no me puedo comportar decentemente ahora.

—Jamás he dicho eso.

—Dejas a entender eso implícitamente con tus palabras. Que dejara el tratamiento no quiere decir que no quiera intentar otras cosas que no dañen más lo poco que queda de bueno en mi cuerpo.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora