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Abigail.

Sorprendentemente, las cosas comenzaban a marchar bien y tomar su curso normal.

Con Harry hemos estado hablando por móvil todos los días, aunque no hemos podido vernos, ya que mi trabajo y el suyo nos han impedido encontrar un tiempo libre en común esta semana. Sin embargo, esperaba poder visitarlo hoy, después de acabar mi turno en el hospital y llegar a casa a dormir un poco.

Por suerte, mis horas de trabajo terminan como esperaba y no acontece ningún accidente que las alargue más de lo debido. Tomo el autobús y una hora después estoy ya hecha un ovillo en mi cama, intentando dormir.

•••

Para cuando despierto, lo hago por el timbre insistente en la puerta. Realmente no tengo ganas de ver a nadie porque estoy cansada y aún con mucho sueño, lo que significa mal humor.

No sé quién pueda ser, pero reprimo mis quejas y me levanto. Me pongo rápidamente unos shorts y una camiseta a tiras, para disponerme a abrir. Lo bueno es que me llevo la mayor sorpresa del mundo cuando la persona que veo frente a mí es Harry.

Su cabello color caramelo está sujeto por una bandana, apartando de su frente algunos mechones de cabello, la barba incipiente de un par de días se nota en su barbilla, mandíbula y bigote, pero nada tupido.

Está usando una camiseta blanca y un short deportivo negro. Su rostro está enrojecido por el ejercicio físico y una fina capa de sudor perla su rostro. Me sonríe y un hoyuelo se presenta en su mejilla.

—Si fueras otra persona, ya habría pateado tu culo fuera de aquí, estaba durmiendo —bromeo, haciéndome a un lado para que entre, y cierro.

—No sabía con certeza si ibas a estar, ¿llegaste de trabajar recién?

Está frente a mí mirándome como solo él sabe hacerlo. Sus brillantes orbes esmeralda denotan alegría, está de buen humor.

—No, hace unas horas, pero estoy super cansada —me quejo y justamente un bostezo viene a mí.

—Lo siento, pero me moría por verte —sujeta mi cintura y yo sonrío con flojera, mientras lo abrazo por el cuello.

—¿Cómo supiste dónde vivía? —le pregunto frunciendo el ceño con curiosidad.

—Evelyn. Después de insultarme varias veces, me dio tu dirección —la diversión es notoria en sus palabras. Me ataca una risita suave, y él se remoja los labios, sonriendo.

—Común en ella —replico apartándome, para sentarme en el sofá en posición india. Harry se sienta a mi lado y estira mis piernas sobre su regazo.

—¿Cómo estuvo tu turno? —lo interesado que se ve en que le responda algo tan simple, me llena el corazón de amor.

—Un poco pesado —suspiro, acercándome más a él.

Toma mi mano y la lleva a sus labios, besándola con dulzura. Yo lo abrazo por el abdomen, pero en un movimiento travieso, llevo mi mano debajo de su camiseta y acerco mi rostro a su cuello.

—Abi, estoy sudado... —alega como un niño pequeño.

—Si eso te importara en verdad no hubieras venido en primer lugar, tonto —sonrío, besando la pálida piel debajo de su mandíbula. Los lunares de la zona me vuelven loca y me veo besando cada uno de ellos, hasta que hago a Harry jadear y en un solo movimiento, me deja descansando sobre su regazo.

Él pone un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me mira fijamente. Ambos nos miramos por lo que parecen minutos. Nada más existe que sus ojos esmeralda captando los míos.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora