salvaje

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Abigail.

Estoy a punto de salir de casa para ir a la universidad, hago el menor ruido posible mientras cojo las llaves que están sobre la encimera, pero antes de que alcance a abrir la puerta, la voz de Harry me detiene.

—Abigail —me llama desde el pasillo. Tiene la voz super ronca y adormilada.

Me volteo, con los nervios a flor de piel y lo veo venir hacia mí con paso indeciso. Está recién despierto, por lo que sus ojos están hinchados, tiene el cabello largo alborotado y ni siquiera está usando camiseta, solo su pantalón de pijama.

La imagen de su piel ligeramente bronceada y tatuada, es suficiente para crear sensaciones en mi vientre a esta hora de la mañana, me carcome los sesos. Quiero besarlo ya mismo, pero me recuerdo lo idiota que fui ayer y me avergüenzo de inmediato. De pronto quiero salir corriendo.

—Tengo clase en la universidad y ya voy retrasada, Harry... —le intento explicar para zafarme de la charla que sé que tenemos pendiente dado mi comportamiento.

—¿Prometes que hoy llegarás temprano y hablaremos? —su tono tan grave, pero inseguro me desconcentra, por lo que asiento a duras penas.

—Sí, estaré aquí temprano —le aseguro con más certeza.

Le dedico una última mirada para luego salir del departamento, con el corazón latiéndome a mil.

•••

—En serio tengo que dejarte claro esto, Peter. No quiero nada contigo, eres un tipo genial, pero no es no.

—Abigail... —sus cejas pobladas se contraen en frustración.

—Mereces a alguien que te quiera tanto como tú a esa persona. Yo no soy esa chica, ¿bien?

—Claro, lo entiendo. ¿Hay otro tipo, no? ¿El que te llamó anoche? —se ríe sin una pizca de gracia. Es tétrico.

—No voy a responderte eso porque no es tu asunto. Te aprecio mucho, Pet, pero solo como un buen compañero.

Él solo sacude su cabeza y se aleja. Claramente se ha molestado, pero está bien que haya entendido que nada puede pasar entre nosotros.

Camino una cuadra intentando tomar taxi, pero me rindo al ver que ninguno viene vacío y termino esperando el autobús.

El trayecto no es más largo que media hora de camino a casa de Harry. Y sé que me espera una conversación extensa y sincera con él.

Me toca caminar un poco desde la parada hasta el edificio que es el hogar de las dos personas con las que convivo. Saludo al conserje amablemente y luego subo por el ascensor hasta el quinto piso. Aprovecho de buscar la llave que siempre la tengo perdida entre el bolso. No sé por qué, pero mi corazón golpetea con fuerza contra mi caja torácica, mi pulso está acelerado y siento que en cualquier momento vomito de lo nerviosa que estoy.

Pero nada me prepara para la tremenda impresión que me llevo al abrir la puerta. El departamento está a oscuras, iluminado solo por la tenue luz de unas pocas velas encendidas y la luz de la luna que pega desde la ventana de la cocina.

Hay dos platos servidos con una cena que no alcanzo a distinguir qué es, pero huele de maravilla y por lo que me parece, es pollo a la plancha. El vino es el protagonista en la mesa.

Miro a Harry con grandes ojos. Él está vestido como nunca antes lo había visto. Una camisa estampada con tonos cafés y amarillentos es lo que eligió para sorprenderme. Los tres primeros botones están abiertos, enseñando parte de su pecho. Los vaqueros negros típicos que lleva le dan el toque más informal a su vestimenta, pero estoy sumamente sorprendida. Además de que su cabello algo despeinado le agrega el estilo salvaje que me encanta en él.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora