brillando

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Abigail.

—Debes vestirte bonito para ir al cine con tu padre —le recuerdo con una sonrisa, terminando de hacerle un trenza en su largo cabello.

—¿Qué hacen? —Harry entra al cuarto, mirándonos con curiosidad.

—La peinaba, amor —acabo mi trabajo, mirando el resultado.

—Gracias —sonríe Shay, como si fuera un favor que le estoy haciendo. Su padre mantiene sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—La ayudaré a vestirse —musito implícitamente, para que nos deje a solas. La pequeña estaba en toda esa etapa un poco pudorosa y solo me dejaba a mí ayudarla, lo que era gracioso.

—Está bien. Cualquier cosa que necesiten me llamas —me guiña un ojo y abandona el cuarto.

—Papi está triste —murmura Shay cuando él desaparece.

—¿Por qué crees eso, cielo? —frunzo el ceño. No me gusta que ella se de cuenta de todo tan fácilmente. Sé que es una niña muy despierta, pero podría llegar a perjudicarle.

—Lo sé porque sus ojos no sonríen como antes —se encoge de hombros, como si fuera lo más natural del mundo.

Su observación me deja boquiabierta. Ni siquiera un adulto llega a decir cosas tan profundas con tanta simpleza. Es la magia de los niños, supongo.

Shailene es la personita más inteligente que he conocido y sé que va a ser una gran chica cuando crezca, se nota. Harry ha hecho un trabajo excelente criándola.

—Él no está triste... —intento mentir un poco, porque no quiero que le afecte a ella—. Solo está un poco preocupado, a veces los adultos tenemos muchas cosas en la cabeza, pero él está bien.

—Ya no juega conmigo como antes. ¿Él se cansó de mí? —la inocencia en su rostro me entibia el alma, pero su pregunta estruja mi corazón.

Sé que las cosas han cambiado muchísimo en el último tiempo. Sé que todos estamos agotados y no hemos sido los mismos de siempre, pero ahora que lo pienso, también hemos llegado a alterar la vida de Shay, lo que no está bien.

Sé perfectamente que Harry ya no tiene cabeza para nada. Sé que él ama a su hija con todo su ser, pero también está muy cansado, y eso es normal, lo comprendo. Hemos pasado por mucho, pero de ahora en adelante intentaría que Shay no se viera pasada a llevar por nuestros problemas, que al fin y al cabo no le corresponden. Ella es solo una niña y merece días felices y nada más.

—No, claro que no, cariño. No pienses aquello jamás. Él nunca podría cansarse de ti, eres su debilidad. Te adora con todo su corazón. Quizás papá ha estado un poco cansado, ya ves que se empieza a hacer más viejo —intento bromear, ella sonríe débilmente, pero luego su rostro vuelve a entristecerse.

—Si tú nos dejas... Papi estará muy triste —hace un puchero.

—Quiero que me prometas que si lo ves triste serás paciente con él, ¿si? Quiero que le des muchos abrazos y amor, porque él se pone muy alegre cuando está contigo —siento un nudo en mi garganta, pero respiro con calma para no quebrarme ahora.

—Está bien —asiente con ojos curiosos y luego me abraza por el cuello, sorprendiéndome. Una sonrisa llena mi rostro y la rodeo suavemente, besando su cabello.

—Ahora quiero que te vistas para que salgas con él y disfruten la película, ¿si, cariño?

Cuando Harry ve a su nenita con un vaquero azul y una blusa amarilla de lunares, su sonrisa se hace inmensa. Es cierto, se ve hermosa. El color de sus ojos parece resaltar y su rostro está despejado gracias a mi peinado.

hard times || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora