20. Recuerda que la Historia te mira a ti.

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Pasaron unos cuantos meses desde la partida de Alexander de vuelta a casa, la guerra continuaba y lograron avanzar. Después de una gran victoria, dejaron ondear la bandera de Betsy Ross por lo alto.

¿Cómo unos soldados voluntarios necesitados de una ducha pudieron derrotar a una potencia global? Muy fácil. Todo es gracias a ese soldado francés que maneja como nadie la espada, así es, hablamos de él, es...

-¡LAFAYETTE! ─Gritaron unos soldados al ver al extranjero llegar en su caballo hacia el campo de batalla.

Moviéndose veloz sobre su caballo, el francés atacaba sin piedad a los soldados británicos desconcertados en el campo de batalla. Uno tras otro caían con sangre sobre sus ropas

-¡ES LAFAYETTE! ─Volvieron a gritar los soldados viendo como el extranjero avanzaba entre las tropas.

Burr estaba viendo desde una posición segura mientras recargaba su pistola, de verdad pensaba que ese tipo era una especie de psicópata. Ningún soldado cuerdo mata con tanta pasión, astucia y precisión, disfrutado cada segundo.

Gracias al francés, las tropas lograron avanzar entre los enemigos, continuando con una lucha que pronto ganaron.

-Los queme, enfurecí y acabe ─Presumió el francés con sus dos espadas en las manos.

-¡LAFAYETTE! ─Todos los soldados a sus ordenes se le acercaron para felicitarlo.

-Lafayette, el general quiere verte para hablar sobre las naves y armas que has traído de Francia ─Hablo Burr acercándose al grupo de soldados.

-Es cierto, Rochambeau ya ha mandado las naves, la balanza se equilibra ahora. Esta guerra debe terminar... ─Dijo al dirigirse a su caballo para partir.

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-Monsieur... ─Lafayette entró a la oficina de Washington.

-Mr. Lafayette, las tropas están avanzando, los británicos se están quedando sin opciones, debemos agradecer a Rochambeau ─Washington se dio la vuelta para mirar al francés.

-Terminemos esto en Yorktown, cortando el paso en mar ─Se acerco al hombre─ Ah, pero para ganar debe traer a un hombre más ─Lo miró con astucia.

-Lo sé ─Desvió la cabeza.

¡Hamilton!

-Sabe bien que Alex es un genio en combate, lo que intento decir es que... -.

¡Hamilton!

-Esto iba a pasar si no lo mandaba a comandar, ¿Lo ve? ─Se acerco al mapa del territorio─ Él no iba a estar sentado todo el tiempo, es momento de que lo llame a combatir. Él ha esperado este momento, déjelo dirigir ─Miró al General.

¡Hamilton!

-¡Sólo él con mi intelecto puede competir o mi paso seguir! No hay nadie que lo iguale, usted sabe lo que puede hacer... -.

¡Hamilton!

-¿Quiere su tierra de vuelta? Traiga a su mano derecha ─Se apoyo de la mesa en que estaba sentado el general.

-¿Y si él no está listo? ─Cuestiono.

-Está más que listo... ─Afirmo con seguridad.

-Entonces, debo traerlo de vuelta... ─Tomó papel y pluma.

-Sí, llame a su mano derecha ─Fue atrás del general para verlo escribir─ Necesita a su mano derecha -.

Washington escribía la carta y no tardo demasiado, entregándosela a Lafayette para que la entregará.

Insatisfacción [Lams] [Hamliza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora