32. No eres nada sin Washington.

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1793. La Revolución Francesa finalmente se desato, Francia luchaba contra Inglaterra por un conflicto con los ingleses. Se llevaría a cabo una Batalla de Gabinete para decidir si ayudar o no a sus vecinos franceses.

Pero no sólo esas cosas han pasado estos años. Los Hamilton se hacía más grandes, nació un nuevo niño en la familia llamado Alexander Junior Hamilton Schuyler, de ya unos meses, al fin Philip tenía al hermano que tanto quería.

¿James Reynolds? Bueno, él fue encarcelado terminando 1792, pues se le acuso de falsificación de papeles. María logro el divorcio y ya era libre, viviendo en con su hija en Virginia con un doctor para el que ella trabajaba.

En fin, volviendo con el Gabinete, Alexander se dirigía a la sala donde se llevaría a cabo dicha batalla, listo para cualquier cosa que Jefferson le tirará.

-Llegas tarde, Hamilton ─Se burló Jefferson frente a la puerta de la sala, pues no podía entrar sin que llegara el Secretario faltante.

-Debes ser más puntual ─Le dijo Madison.

-Eso no cambia el hecho de que los derrotare esta vez, los haré ver que ustedes están equivocados con respecto a Francia, no podemos entrometernos -.

-No estás en posición de decidir eso ─Jefferson chasqueo la lengua.

La puerta se abrió y los tres entraron, ahí estaba Washington en su estrado, en las tarimas estaba la audiencia que los veía. Entre ellos, estaba Aarón Burr, pues también podía estar durante este gabinete al ser el nuevo Senador de Nueva York.

Ambos Secretarios fueron a sus respectivos podios.

-Hoy comienza otra Batalla de Gabinete. El tema a discutir: Francia está al borde de una guerra con Inglaterra. Ahora, ¿Proveemos ayuda y armas a nuestros aliados franceses o nos mantenemos fuera de esto? Recuerden, mi decisión no está sujetada a la aprobación del Congreso, a la única persona que deben convencer es a mí ─Informo Washington─ Secretario Jefferson, la palabra es suya, señor -.

Jefferson dio unos pasos al frente fuera de su podio, mirando a la audiencia con seguridad.

-Cuando estuvimos a las puertas de la muerte, cuando necesitábamos ayuda, hicimos una promesa, firmamos un tratado. Necesitabas dinero, pistolas y mucha ayuda, ¿Quién nos dio todo eso? ─Señalo a su compañero.

-Francia ─Respondió Madison.

Todos en la sala comenzaron a murmurar.

-A cambio, no pidieron algo de tierra, sólo una promesa de que ayudaremos cuando sea su momento de pelear. Sabemos que las revoluciones son complicadas, es momento de que nosotros ayudemos. Hay que ayudar a nuestros hermanos que luchan contra la tiranía ─Miró hacia Alexander y se dirigió hacia él─ Sé que Alexander Hamilton está aquí y él prefiere que no tengamos este debate, les recuerdo que él... ─Golpeo el podio del más bajo─ ¡No es Secretario de Estado! -.

La gente comenzó a murmurar. Alexander se estaba comenzando a irritar por las palabras de Jefferson.

-Él no sabe que es la lealtad, huele a dinero y se viste de noble falso. Desesperado por escalar en la sociedad, todo lo que hace traiciona a nuestra nación ─Se dirigió hacia el Presidente─ Y por si no lo sabía, se lo digo, señor Presidente -.

-Gracias, Secretario Jefferson -.

El virginiano se fue hacía su podio con una sonrisa triunfal.

-Secretario Hamilton, ¿Qué responde? -.

Alexander dio uno pasos fuera de su podio, sonriendo calmadamente hacia Jefferson.

-Tú estás... ¡Desquiciado ahora! ─Grito.

Insatisfacción [Lams] [Hamliza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora