Insatisfacción [Lams] [Hamliza]

2. Celos, lágrimas y abandono.

Paso un largo año, Alex ya tenía los diez años. Su padre por alguna u otra razón dejo de mandar dinero para él y su madre, y desde ese mismo año no los ha ido a ver.

Alex se encontraba lavando los platos mientras su madre leía un libro en la sala. Desde que su padre dejó de venir ella se encontraba en depresión, por lo que él tenía que hacer las cosas de la casa. Había aprendido gracias a que veía a su madre hacerlas y tenía algunos libros de cocina, con su gran inteligencia no tardó mucho en hacerlas bien.

-Mamá —Se acercó a la mujer con una sonrisa— Quiero preparar el almuerzo pero no hay nada, ¿Puedo ir a comprarlo? -.

Rachel miró a su hijo sonriendole y eso la ánimo un poco. Volteó y miró por la ventana el hermoso día que había afuera. Miró el rostro inteligente de su hijo y se puso a pensar que un tiempo juntos les haría bien a ambos.

-Vayamos juntos, hijo —Sonrió.

Alexander se alegró. Sonreír estaba funcionando.

Pero, ¿Por cuánto tiempo?

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Después de un rato buscando algo decente que ponerse, salieron a la calle.
Iban caminando por un pequeño mercado buscando alimentos al menor precio posible.

-Mamá, ¿Llevamos cebollas o calabacines? —Alex tenía los dos productos en las manos.

-Elige uno mientras yo buscó por allá, ¿Okey? No te alejes -.

-No hay problema, tengo mucho que considerar para elegir uno, creo que me llevará un rato, debo considerar nuestra situación financiera... ¿Sabes? Necesitamos mejor manejo económico aquí, tal vez si... -.

Rachel comenzó a alejarse con una sonrisa nerviosa. Su hijo era muy listo pero a veces hablaba demasiado y no llegaba a nada al enredar un tema con otro.

Entre toda la gente, ella buscaba un puesto de carne para poder variar, pero casi no tenía dinero. No entendía porqué James no le había mandado dinero en todo ese año. ¡Saco a Alexander de la escuela! Ya no podía pagarla y eso la frustraba; no quería que su hijo creciera con mínima educación.

-¿Donde estás, James Hamilton? —Se preguntaba viendo el suelo con molestia.

La ultima vez que lo vio, él le dijo que tenía problemas con su esposa y se iba a divorciar de ella. Rachel esperó ese momento, pero el esperar la mataba.

-James, ¿Quieres dejar de ver a esa chica? Te estoy hablando -.

Al escuchar ese nombre, Rachel giró su cabeza y su vista se encontró con la de él.

-Eh... —Miro a su esposa para despegar su vista de ella— Lo siento, querida —La miro algo nervioso.

Rachel vio a la esposa de James y al ver a ese bebé supo porqué no los veía y no mandaba dinero. Fue una completa tonta al creerle a ese hombre, pero lo hizo porque lo amaba.
Dejo caer lágrimas, se cubrió la boca con su mano y retrocedió un par de pasos. Podía sentir su corazón romperse y a la envidia quemarla por dentro.

-No es mío... —Susurraba en sollozos mientras se alejaba— No es mío... -.

A unos metros, James y su esposa veían a la castaña alejarse.

-¿Qué le pasa a esa mujer? —Pregunto la esposa.

-No te preocupes, ya vámonos —La empujó con suavidad para que se fueran y lo logró, mas su rostro preocupado no se podía ocultar.