Insatisfacción [Lams] [Hamliza]

36. ¡Felicidades! Ahora arde...

Ha pasado un mes desde la publicación del Panfleto Schuyler, el verano estaba a punto de terminar. Para no pagar una condena legal, Alexander pago todo el dinero que se había utilizado más una penalización para quedar libre de cargos.

Desde ese día, se encerraba en su habitación que aún compartía con su esposa, a pesar de separarse por almohadas. Pasaba ahí todo el día, comía cuando todos terminaban, excepto su hija, quien comía con él para que no estuviera solo. Evitaba ver a tres personas específicamente, Eliza, Angélica y su hijo mayor Philip. Ya no sonreía, se le notaban las ojeras del trabajo que hacía en su oficina, se concentraba en eso a pesar de estar de vacaciones, como siempre, su única y adorada hija lo acompañaba, cantándole para quitarle el estrés.

Para la señora de la casa, las cosas tampoco eran muy fáciles. Tenía el apoyo de sus hijos más pequeños, Philip evitaba verla a toda costa y Angélica aún seguía apoyándola, era su hermana y no tenía más opciones.

En este momento, todos se encontraban almorzando, excepto padre e hija.

-Hijo, estas manchándote todo ─Eliza le limpiaba a su hijo John Church el puré de papas de su camisa.

El pequeño sólo jugaba con la comida.

-Ven, abre la boca ─Agarro una cucharada e intento que el pequeño la comiera, pero no quería─ Vamos, es sabrosa ─Insistió.

-Quizás no quiere que tú se la des ─Comento Philip sentado al lado de su hermano menor.

Eliza miró con tristeza a su hijo mayor y volvió a acomodarse en la silla.

-Ya termine, yo le daré la comida por ti ─Angélica se levantó de la mesa y fue a sentarse al lado del pequeño azabache─ Abre, pequeño John ─Angélica hacia caras gracias y eso hizo reír al pequeño, provocando que abriera la boca y comiera.

Entonces, la puerta fue tocada.

-Ya voy ─La sirvienta cruzo el comedor y fue a abrir la puerta, se escuchó como lo hacía─ Bienvenidos, señores ─Se vio como retrocedía para que quienes estuvieran en la puerta entraran.

-Buenas tardes a todos ─John Laurens entro al comedor con una sonrisa, seguido de los otros dos; Lafayette y Hércules Mulligan─ Ha pasado mucho tiempo.

-El grupo de amigos está reunido ─Angélica se levantó cargando al pequeño bebé con una sonrisa─ ¿Y eso que nos visitan? -.

-Vinimos a ver a Alex ─Pronuncio Lafayette.

El silencio reino en el comedor.

-Mi padre está en su habitación ─Dijo Philip mirándolo seriamente.

-Gracias, Philip, al menos ahora eres sincero ─John se había acerca y coloco su brazo sobre la cabeza del menor─ Alex me envió unas cartas diciéndome lo que estaba pasando, así que no tienen que ocultarnos nada ─Miró a Eliza con una sonrisa segura.

Ella sólo desvió la mirada.

-Vayamos a verlo, no nos hemos visto desde hace años ─Dijo Lafayette dirigiéndose a las escaleras.

-Tienes razón, por cierto. ¡Eli! ─Llamo Laurens.

Una joven de rizado cabello castaño claro entro al comedor, tenía ojos verdes y unas ligeras pecas en la cara. Su vestido era verde y simple.

-Perdón, padre, me distraje admirando la vista ─Se excusó ella sonriendo.

Philip volteo para ver a quien había entrado, quedando totalmente sorprendido. Sus ojos se abrieron como platos y sus mejillas se ruborizaron. Esa chica era en verdad hermosa.