Farmacia - CAPÍTULO 58

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__'s POV

Justin aparcó el auto a una cuadra de la farmacia y me miró.

— Tienes que ir con cuidado. Si algún paparazzi te ve o te pregunta algo, no le respondas nada. — Explicó. — Ten — Me pasó quinientos dólares. — Dale todo esto a la persona que te atienda para que no hable con nadie sobre esto.

— No Justin. No le daré nada a nadie. Y no me pases tu dinero, que yo compraré las pastillas.

— ¿Por qué "las pastillas" si solo tienes que comprarle una a Zara? — Preguntó.

— Porque nosotros no nos cuidamos. ¿Acaso quieres ser padre en medio de tu carrera? — Reí.

— No sabes lo que me gustaría. — Respondió. — Tener un mini "yo" o una pequeña "__", sería genial.

— Bueno, pues yo no quiero eso. Así que cuida a Zara mientras yo voy a comprar las pastillas.

Me bajé del auto y miré a todos lados esperando que ninguna persona me viera.

Caminé con un poco de dolor en los pies y llegué a la farmacia.

— Buenos días. Necesito dos pastillas "del día después". Por favor. — Dije con un poco de vergüenza.

— Solo debes tomar una. — Respondió la señora de unos cincuenta años que atendía la farmacia.

— Claro, pero no son para mí. — Sonreí con nervios.

— No es necesario que mientas. — Rió. — Es normal que los jóvenes compren estas cosas, pero podrías ahorrarte esta molestia si compraras una caja de condones, que por cierto están en descuento a tres dólares.

— Necesito las dos pastillas por favor. — Dije rápidamente.

— Claro, ya las traigo. — Dijo la señora mientras iba a buscarlas.

En eso suena la puerta de entrada de la farmacia, trato de no mirar por la vergüenza que sentía, hasta que escucho mi nombre proviniendo del chico.

— ¿__? — Habló.

Lo observé y ahí estaba de nuevo él, junto a dos amigos.

— Jack. — Sonreí histéricamente. — ¿Qué haces aquí?

— Está es la farmacia de la madre de Nash. — Apuntó a su amigo de ojos celestes. — Por cierto, él es Nash, como ya te había dicho y el rubio el Jack Jhonson.

"Jack Jhonson, Jack Jhonson". Creo que acabo de conocer al personaje que "se la metió" a mi hermanita.

— Aquí tiene las pastillas del día después señorita. — Habló la madre de Nash.

Los chicos rieron y yo solo quería que la tierra me tragara.

— Son dieciséis dólares. — Volvió a hablar la señora.

— Okey, también quiero una botella de agua. — La señora me la entregó. — ¿Sabe qué? Le voy a pagar solo ocho dólares, y los otro ocho que se los de el chico rubio que es amigo de su hijo. — Sonreí con valor, tomé las cosas y me di media vuelta.

— ¿Por qué tengo que pagar yo? — Preguntó.

— Oh cabrón, tú sabes por qué tienes que hacerlo. — Le dije. — Por cierto chicos, soy __ Jhonson, hermana mayor de Zara Jhonson. — Sonreí hipócritamente.

Jack G y Nash comenzaron a reír.

— Que tonta, se me olvidó pagarle el agua. — Dije devolviéndome donde estaba la madre de Nash.

— No te preocupes, yo invito. — Dijo el rubio seriamente.

— Fue un gusto Señorita Jhonson. — Habló Jack Gilinsky. — Nos vemos linda.

Salí de la farmacia y caminé rápidamente hacia el auto de Justin.

— Listo, las tengo. — Dije.

— Que bueno, ahora ponte el cinturón que tendremos que volar para llegar a tiempo.

Le hice caso a Justin y partimos a la casa.

El camino fue en silencio e incómodo. Ambos sabíamos que teníamos que despedirnos y ninguno de los dos queríamos.

— Llegamos chicas. — Dijo Justin en un tono triste.

— Vamos Zara, tenemos que saltar la reja. — Le dije a mi hermana que estaba recostada. — ¡Pero espera! — Le pasé la pastilla del "día después". — Tómatela.

— No quiero. Debe saber feo. — Respondió.

— Eso mismo tienes que haberle dicho a Jack anoche. — Le pasé la botella de agua. — Ahora abre el hocico y trágatela. — Ordené.

Zara me hizo caso y la tomó. Seguido a ella, la tomé yo.

— Ahora bájate que debemos entrar.

— Ni Zara, ni tú van a poder saltar la reja, es muy peligroso __. — Dijo Justin.

— Tienes razón, pero no tenemos otra opción. — Respondí.

— ¿Ese es Francisco? — Dijo el rubio interrumpiéndome.

Mi hermano salió desde la puerta de la casa apresuradamente.

— Los vi desde las cámaras de seguridad. Papá se está dando una ducha y mamá se está maquillando. — Miró a Zara. — ¿Qué mierda pasó?

— Es una larga historia. — Respondí. — Gracias por salvarnos la vida hermanito. — Lo abracé cálidamente.

— Tienen tres minutos para entras desprevenidamente sin que nadie se de cuenta. — Dijo Fran. — Ven Zara, yo te llevo. — Tomó a Zara en brazos. — Adiós Justin. Fue un gusto conocerte y gracias por todo. Eres un gran hombre. — Se despidió.

Mi hermano agarró a Zara y se la llevó hasta dentro de la casa.

— Creo que esto es un hasta luego. — Dijo Justin.

— No lo hagas más difícil por favor. — Tomé su cara entre mis manos. — Ambos merecemos estar bien y lejos no lo podremos estar. Te quiero demasiado Justin. — Lo besé - Serás el recuerdo más lindo de mi vida.

— Basta de esas mierdas. No quiero ser un recuerdo. ¡Quiero estar en tu presente joder! — Justin se exaltó.

— ¡NO PUEDES Y NO PODRÁS! — Grité.

— Tus padres te van a pillar.  No grites. — Susurró Justin.

— Me importa una mierda. — Dije.

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¡ALÉJATE DE NOSOTROS! [JB&TÚ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora