El pasado siempre toca dos veces

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Miro por la ventanilla del lujoso coche en el que transitamos por la ciudad mientras siento como la mano de mi benefactor comienza a subir por mi muslo.

-Yamamoto sama... estamos a punto de llegar.- Le digo con suavidad mientras acaricio su mano a la vez que detengo su avance hacia mi entrepierna.

-Esta noche estas increiblemente hermoso, Jugram.- dice mirandome con lascivia.

-Sabía que le gustaría, señor.

El coche se detiene y veo como el chofer nos mira por el espejo retrovisor. Yo me inclino hacia Yamamoto y lo beso lentamente, sintiendo como me toma por la nuca para profundizar en mi boca. Cierro los ojos intentando pensar que estos labios y esta lengua son otras, que pertenecen a otra persona aunque a veces, no es la que desearía imaginar. Y todo por culpa de este bigote...

Cuando logro separarme, lo miro con una sonrisa torcida.

-Si quiere no tenemos que subir. Podemos regresar a la mansion y terminar lo que hemos empezado.

-No. Me apetece subir.

-Como desee.- Le digo separandome y saliendo por la puerta abierta.

En cuanto entramos en el Clover aspiro el familiar aroma sintiendo algo de nostalgia. Cuando me marché hace mas de dos años creí que jamás sentiría nostalgia de este lugar pero, supongo que con el tiempo, todo lo malo del pasado se ve algo menos malo. Incluso lo bueno... no se ve tan bueno...

-Buenas noches, Yamamoto sama.- Dice el chico que se ocupa ahora de recibirnos. La verdad es que a este no lo conozco.

-Buenas noches, chico. ¿Esta tu jefe?- Dice directamente pero no hace falta que el chico vaya a avisar cuando veo aparecer a Yhwach con su impresionante fisico y su cinica sonrisa. Aunque son sus ojos rojos los que me hacen sentir escalofríos.

-Yamamoto san. Que alegría volver a verlo.- Dice mirandome directamente.- Veo que aun conserva a nuestro apreciado Jugram.

-Yhwach...- Dice Yamamoto sonriendo y aceptando su abrazo. Sin duda, las burdas costumbres occidentales de Yhwach se contagian a cualquiera que lo conozca.- Me alegro de verte, viejo amigo.

-Tu eres más viejo que yo ¿eh?- Le dice sin ningun tipo de respeto. Nunca cambiará.- Jugram, veo que sigues como siempre.

-Lo mismo digo.- Le contesto cortésmente aunque no me pasa desapercibida la intensidad de su mirada.

-¿Y que le ha traido esta noche por mi humilde local?

-Tenía ganas de probar esa bebida tan exquisita que tienes.- Dice a modo de confidencia amistosa mientras caminan hacia el interior del local.

-Oh, por supuesto. Gin, un par de copas del coctel diamante.

-Sí, señor.- Dice Gin guiñandome un ojo, lo que me hace sonreir.

-Algún día tendras que decirme que lleva ese brebaje jovencito.

-Secreto de la casa, señor.- Dice Gin esquivando la peticion.

Yhwach nos acompaña a la mejor mesa del local, junto al gran ventanal desde donde se ve toda la ciudad desde esta altura privilegiada. Suspiro al ver la vista que antes era normal y realmente siento un nudo en mi interior. ¿Es posible que eche de menos este lugar? No. El día que me marché me juré a mi mismo superar todo mi pasado y, aunque hay cosas que no he podido olvidar, este lugar no habría sido uno de ellos. Para mi desgracia personal, a mi señor le gusta venir de vez en cuando para disfrutar de sus multiples servicios.

-¿Y como le van los negocios, Yamamoto san?

-No puedo quejarme. Desde que Jugram es la imagen de mis modelos, las ventas se han disparado.- Dice mirandome y dando palmaditas en el sofa, a su lado, para que tome asiento. Lo hago y veo como Yhwach alarga una ligera sonrisa lo que me hace entrecerrar los ojos.

Apartamento Compartido IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora