Tahomaru no pudo conciliar el sueño durante toda la noche, pese a sus intentos por hacerlo continuo con los ojos abiertos, pensando en lo sucedido en el jardín, las manos de Hyakkimaru incluso siendo solo prótesis le brindaron un calor muy particular, pero nada de esto fue tan imprevisto como el hecho de que llevara sus manos hacia su pecho. En todos sus años nunca toco a nadie directamente mucho menos en esa forma tan atrevida, aunque de antemano sabía que él no lo hizo con ningún propósito oculto, solo sentida curiosidad al no ser capaz de ver.
-Es casi como un niño...-
Dijo en voz baja hundiendo la cabeza entre las sabanas del futon, los pájaros comenzaban a entonar melodías desde sus nidos y el cielo perdía el color azulado oscuro, pronto amanecería. El ardor en sus ojos lo delataba, restregó estos con cuidado levantándose del futon. Algunas de las doncellas ya comenzaban a atender sus labores ese día.
-Joven amo-Mutsu y Hyogo lo encontraron por el pasillo.
-Buenos días-
-Es muy temprano para que este despierto-
-No es lo mismo dormir en mi hogar que en una posada-menciono apartando la mirada de ellos ocultando lo levemente enrojecido de sus ojos que delataba su noche en vela.
-¿A dónde va?-preguntó Mutsu.
-Quería comprobar cómo se encuentran nuestros invitados-
-Joven amo hemos hablado sobre el tema, como sabe ahora mismo no tenemos razones para sospechar de ellos pero ya que los espías de Asakura continúan moviéndose de forma preocupante la precaución...-
-No dije nada ni tampoco me han preguntado nada sobre quien soy, despreocúpate, de igual forma hoy nos despediremos de ellos-
-Para nuestra buena fortuna-dijo Mutsu.
Tahomaru le dio la espalda retirándose por el pasillo sin volver la mirada hacia ninguno de los dos, las preguntas o comentarios relacionados con su seguridad no le interesaban en absoluto. Llegó al cuarto de ambos, dudo unos segundos, pensando en si sería correcto invadir su privacidad.
-Quizás aún duerman...-
La puerta del cuarto se abrió de repente tomándolo por sorpresa y provocando, que retrocedieran varios pasos chocando con el muro del otro cuarto aunque con un golpe tan leve que no despertaría a nadie que lo ocupara.
-Pero si es Tahomaru-
Dororo daba bostezos, restregando sus ojos aun cubiertos por leves capas de legañas que limpiaba cuidadosamente.
-Buenos días...-dijo nervioso.
-¿Qué haces aquí?-
-Quería comprobar cómo se encuentran-
-Eres tan raro...un señor no suele hacer eso-
-Basta por favor, suenas como mis subordinados-
-Como sea-dijo estirando los brazos-ahora mismo quiero quitarme el sueño, lavaré mi cara ¿Puedes quedarte con mi hermano un momento?-
-¿Quedarme con él? Pero...-
-Está dormido, no quiero despertarlo, creo que no durmió bien, no dejaba de dar vueltas sobre el futon, apenas ha conseguido conciliar el sueño hace unos cuantos minutos, necesita dormir-
-Entiendo, pero quedarme...-
-Es solo mientras regreso, bueno te lo agradezco-
-No dije que...-
-Vuelvo pronto-
-¡Espera!-
Pero Dororo ya no lo escuchaba se perdió de vista, rumbo a los baños ubicados en el primer piso. Tahomaru suspiró rendido. Entró en la habitación cerrando la puerta tras de sí con el mayor silencio que pudo.