La Sala del Infierno

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Tahomaru observó la primera casa consumirse en llamas, luego otra y después cuatro de estas. El porqué de lo sucedido resultó tan inesperado que de inmediato lo relacionó con el pacto con los demonios aun cuando este apenas se encontraba vigente. Bajo del caballo volviéndose a Hyogo.

-¡Tenemos que ayudar!-

-¡Si joven amo!-

Era tan predecible que terminaría acercándose para ayudarles que el demonio de Banmon hecho a reír. Sus carcajadas se mezclaron con los gritos de los aldeanos que intentaban como sea apagar el incendio.

-Y no es el único regalo que te tengo...-dijo recuperando el aliento observándolo tomar los recipientes con agua traídos por los aldeanos para intentar aplacar las furiosas llamas que aparecieron de la nada-veamos qué haces con lo demás y que terminas decidiendo heredero...-

Tahomaru tosía con cierta violencia al acercarse demasiado a las llamas para lanzar el agua de forma que pudiese tener un mejor efecto conteniendo la respiración tanto como le era posible.

-¡Hay personas atrapadas dentro!-exclamó uno de los aldeanos señalando las casas en llamas-¡Por favor!-

-¡Tenemos que sacarlas!-Tahomaru buscó una forma de entrar, pero tanto ventanas como puertas acabaron envueltas en llamas.

-Joven amo, déjemelo a mí-

-Hyogo...-

-Retroceda-

Hyogo tomó el arma que cargaba en el caballo. Respiró profundamente aún lejos de la zona donde las llamas predominaban y corrió hacia ellas, botando la puerta de un solo golpe y adentrándose en una de las casas.

-¡Continúen con el agua!-indicó Tahomaru-los heridos que sean colocados tan lejos como se pueda del incendio-

Los aldeanos obedecieron sin dejar de traer los recipientes repletos de agua, y haciendo un espacio para quienes lograron salir a tiempo, pero que aún con ello tenían quemaduras graves en varias partes del cuerpo. Hyogo no tardó en salir junto a dos niños que yacían inconscientes.

-¡Llévalos por allá!-exclamó Tahomaru señalando el punto donde los heridos fueron colocados de momento.

Los gritos de las personas atrapadas en las demás casas continuaban escuchándose, él se apresuró en continuar ayudando. El incendio prosiguió durante casi diez minutos hasta que termino apagándose. Las casas quedaron hechas ruinas, las personas que lograron ser rescatadas resultaron heridas de gravedad y muchas otras al no poder salir terminaron siendo carbonizadas con vida, siendo los gritos que Tahomaru escucho hasta que no hubo otra cosa que silencio.

-Joven amo...-Hyogo recuperaba el aliento sentado junto a los heridos que eran atendidos con medicinas improvisadas.

-Hyogo...-él se arrodilló frente a él observando las heridas que fueron causadas por entrar en las casas con llamas-debí entrar yo...-

-Soy resistente joven amo, esto no es nada-

-Claro que lo es-

Tomó las vendas colocándolas alrededor de las heridas, las quemaduras causaban un ardor diferente al ocasionado por heridas provocadas por espadas, volviéndose más difícil de solo ignorarlo en el campo de batalla.

-Los niños que salvaste aun no despiertan...-

-Sobre su madre...-

-¿Madre? ¿De qué hablas?-

-Ella los protegió pero cuando llegue...-

-Ella...-

-Lo lamento...-

DestinoWhere stories live. Discover now