Enfrentamiento

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Tahomaru continuó alejándose unos cuantos metros con cada estocada que daba, a la espera de que Hyakkimaru contestara a sus ataques y no solo se defendiera como venía haciendo. Las dos espadas que remplazaban sus brazos, frenaban cada ataque manteniéndose seguro de los ataques que Tahomaru continuaba emprendiendo. Las palabras del joven heredero resultaron confusas y sobre todo dolorosas.

-¿Por qué?-

Una pregunta que continuaba haciendo eco en la cabeza de Hyakkimaru, hasta hace poco su único deseo era encontrarse con Dororo y Tahomaru, pese a haber escuchado las confusas y duras palabras del padre de este, no le dio una prioridad que sobrepasara ese deseo, porque junto a ellos podría continuar. Ahora era Tahomaru quien lo atacaba, no uno de esos hombres bajo las ordenes de Daigo o un demonio dispuesto a asesinarlo para evitar que cumpliera su objetivo, sino el mismo muchacho amable que conoció de pura casualidad y quien termino volviéndose sumamente importante en su vida. ¿Cómo debía sentirse o reaccionar a ello? Él no tenía una respuesta, detener la espada y el intento de lastimarlo que Tahomaru poseía y demostraba en cada estocada puede que no le brindara alguna.

-¡HERMANO!-

Dororo pensó que una vez los hermanos se reunieran llegarían a disfrutar de la dicha de volver a ser una familia. Incluso si los padres de Hyakkimaru, por diversos motivos tardaran en comprender que su hijo regresó, nada le aseguraba que este no hubiera sido abandonado, o festejaran de inmediato el hecho de verlo de vuelta, creyó saber con certeza como reaccionaria Tahomaru.

Tahomaru desde el comienzo se mostró amable y hospitalario con ellos, no porque fuese una obligación como quien los invitó a pasar la noche en su palacio o al agradecerle el haber librado al demonio de la aldea o incluso cuando pidió ser entrenado. Dororo conocía bien las sonrisas que guardaban una doble faceta o intenciones ocultas, durante su corta vida conoció muchas de esas personas, aprendiendo a diferenciarlas y siempre estando alerta pero con Tahomaru era completamente diferente.

Incluso siendo un noble continuaba siendo un muchacho sumamente noble, sincero y preocupado por los demás ignorando la posición social que le correspondía. Desde un comienzo trató a ambos de la misma manera que haría con alguien de su mismo entorno, y no solo era con ellos sino con el resto de las personas que lo rodeaban, esa forma de ser motivaba a sus subordinados e incluso a los mismos aldeanos a seguirlo sin cuestionar otra cosa que estar cerca de él. Sabía que una vez se enterara de la verdad apoyaría a su hermano procurando lo mejor para él.

Y si algo tan turbio como lo hecho por Daigo salía a la luz, es entonces donde Tahomaru demostraría cuanto lamentaba las acciones de su padre, tal como demostró en sus palabras, sin aceptarlas. Sin embargo tampoco negó estas ni los beneficios que trajeron para el pueblo y ahora atacaba a su hermano dispuesto a cargar con un peso que no le correspondía.

Tahomaru detuvo su ataque bajando la espada unos cuantos segundos manteniéndose unos metros lejos de Hyakkimaru.

-¡Hyakkimaru!-exclamó elevando la voz.

-Tahomaru...-

-Esta es una pelea entre nosotros...mi padre o el resto del ejercito incluso tus mismos aliados no deben intervenir porque solo nos concierne a ambos...¿Aceptarías pelear conmigo? ¿Acaso no deseas recuperar tu cuerpo?-

-Mi cuerpo...-

-Sí, el que te arrebataron en este mismo pueblo, desde el nacimiento, nuestros propios padres, lo que corresponde por derecho a cualquier persona solo por existir, pero que nosotros te negamos desde el comienzo-

-Nosotros... ¿Tú?-

-No soy inocente, soy el hijo de Daigo Kagemitsu, hijo de esta tierra y he disfrutado de la prosperidad falsa construida a espaldas de mi propio hermano. Ahora que conozco la verdad comprendo la gravedad de mi propia falta e incluso en este preciso instante escogí al pueblo antes que a ti...-

DestinoWhere stories live. Discover now