Sin Ti

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Hyakkimaru intentó liberarse de las hebras de la larga cabellera azabache que como serpientes arrastrándose veloces por todo su cuerpo evitaban realizar cualquier movimiento que pudiese ayudarlo, las manos donde empuñaba las espadas resultaron las primeras en ser inmovilizadas. Solo un segundo de distracción bastó para hacerle bajar la guardia. Pensar en Tahomaru, el rostro que nunca vio, igual que el resto de personas en su vida, desde su padre adoptivo hasta Dororo, su única compañía en ese viaje, no conocía los rostros de cada uno y pese a sentir curiosidad, el deseo por saber cómo era un rostro surgió con voracidad al conocer a Tahomaru. Las noches juntos en que conocieron cada parte de sus cuerpos, almas y sentimientos pensó en ello por primera vez, cuanto anhelaba tocarle el rostro, verlo directamente a los ojos y perderse en esa mirada que solo podía brindarle él.

-HERMANO-

El dolor de la presión ejercida por las afianzadas hebras, que no dejaron de mostrar su fuerza evitándole liberarse fue reflejado en los gritos dados por Hyakkimaru que resonaban en la cascada.

-DAME TU ROSTRO...-

Okaka movía las manos guiando las hebras, deseaba obtener el rostro de Hyakkimaru, el mismo que reflejaba la desesperación en medio de la calma que siempre quiso para la estatua del Fudo Mio, una expresión casi inhumana pero menos divina de la cual se apoderaría para completar su obra.

-Siempre, siempre anhele una cara como la tuya...DAMELA, NO DEJARE QUE ESCAPES, NECESITO OBTENERLA-

-¡BASTA POR FAVOR!-exclamó Dororo.

-LARGO DE AQUÍ O TE SUCEDERA LO MISMO-

-MÁMA...-

-¿QUE?-

Dororo se apresuró en abrazarla de la cintura, el rostro de su madre era el que observaba en ella, era un demonio o alguien que servía a la estatua, sabia de ello y no dejaría que lastimara a su hermano, pero verla tan similar a su madre le hizo pedirle con el corazón sincero que denotaba en cada palabra que por favor se detuviera.

-Basta ya mamá-

-Cállate, debo tener su cara-

-¿Por qué?-

-¿Por qué? ¡Es la más magnifica que he visto en mi vida!....esa expresión ¡Pertenecerá a la estatua y estará completa!-

-¿Porque tiene que ser magnifica?-

-¿Qué?-

-¿No es suficiente tener ojos, nariz y boca?-

-¿Qué estás diciendo?-

-¡La verdad! Eso es más que suficiente....pero tenías que ser egoísta, te convertiste en un monstruo que engaña a la gente y les arrebata su rostro-

-Un monstruo...-

-¿Cómo pudiste hacer tal cosa? Piensa en las personas a las que arrancaste el rostro...su frustración, dolor y tristeza....-

Las palabras de Dororo, palabras de una niña que conocía del mundo aun guardando la inocencia que incluso la guerra arrebataba a los más jóvenes permitió que Okaka recordara su propia vida, una antes de que se convirtiera en un títere de la estatua. El dolor que sintió al no poder tallarla, su tristeza consumiéndolo y la frustración de la muerte, sentimientos que termino imponiendo sobre personas a quienes asesino sin piedad alguna.

-¿Con que motivo?-

Apartó a Dororo con suavidad, caminando hacia la estatua, observando el magnífico tallado sin terminar, el cual no le otorgaba satisfacción ni nada que resultara gratificante, solo dolor y vergüenza.

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⏰ Last updated: Feb 25, 2020 ⏰

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