Dororo movía los pies de adelante hacia atrás, balanceándolos en el alfeizar de la ventana donde estaba sentada, la hospitalidad del palacio era sin duda excelente, pero una vez el sol se ocultaba el lujoso lugar se sumía en un silencio profundo y constante aun cuando era muy temprano. Observó a Hyakkimaru que continuaba absorto en sus pensamientos, apenas hablando. La puerta de la habitación fue tocada tres veces y Tahomaru pidió permiso de entrar.
-Viniste a visitarnos-dijo Dororo dejándose caer del alfeizar-hermano mira quien nos visita... ¿Hermano?-
Hyakkimaru se puso de pie, alejándose unos pasos hasta encontrarse cerca de la ventana, a diferencia del entrenamiento ahora mantenía cierta distancia con Tahomaru quien noto esto mostrándose tan confundido como dolido ante esa actitud.-
-Ven...-Dororo lo tomó del brazo guiando a Tahomaru casi a la entrada de la habitación-escucha...-
-No quería importunarlos-
-¿Qué dices? Mi hermano no deja de hablar de ti-
- Luce incómodo con presencia-
-No es nada de eso-dijo con sinceridad Dororo-pero a estas alturas debe pensar que con solo hablarte te ocasionará problemas. Es en parte mi culpa...creo saber cómo relajar un poco el ambiente-
-Dímelo, deseo ayudar-
-Vamos al pueblo-
-¿Qué? ¿Ahora mismo?-
-No es muy tarde, un cambio de aires le vendría bien a ambos, no solo relacionarse entrenando sino como amigos...a menos que la idea no te agrade...-
-¡Me parece fantástico!-
-¿En serio? Entonces...-
-Pero...-
-¿Qué sucede?-
-Sin Mutsu o Hyogo puede que no me dejen salir de palacio con dos invitados que son prácticamente unos desconocidos para mis guardias-
-No somos desconocidos. Estamos ayudándote con tu entrenamiento, si les recordamos ese detalle...-
-La seguridad es diferente tratándose de mi...suelen ser demasiado estrictos a menos que Hyogo y Mutsu me acompañen-
-Ahora que lo dices...es verdad...-
Ella desconocía como era la vida dentro del palacio, pero para los jóvenes nobles con cargos de importancia a heredar no era un secreto el cuidado dado en cada aspecto de su vida siendo imprescindible el de la seguridad.
-¿Qué podemos hacer?-
-Si te causa problemas solo olvide...-
-No, quiero ayudar...salir un poco, además no sería mi primera vez en el pueblo por la noche-lo cual no era ninguna mentira.
-¿Estás seguro?-
-Claro, regresaremos antes que sea demasiado tarde y será como un paseo de media tarde, claro convencer a los guardias es complicado-
-¿Por qué no hablas con tu madre?-
-Mi madre...-
-Sí, ella no se opondrá si...-
La mirada de Tahomaru cambio, Dororo percibió la melancolía reflejada en ella lamentando sus palabras, aunque sin saber él por qué exacto de esta reacción. Tahomaru sonrió asintiendo.
-Hablaré con mi madre, basta que avise donde me encontraré-
-Pero...-
-No sucede nada, descuida-
