La Cena

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Tahomaru y Hyogo caminaban por el pasillo hacia el comedor donde sus invitados ya deberían estar esperándolos, aun teniendo en mente la conversación con Mutsu y sus propios sentimientos y emociones confusas que no le permitían pensar claramente tardo en darse cuenta que por el pasillo, el cual apenas era transitado por sirvientes, evitándolo tanto como fuera posible, pero al ser el único camino directo al comedor, teniendo en cuenta el apuro que llevaba, sin pensarlo lo tomo, sin prever ni esperar que sucediera algo.

-¿Madre?-

-Tahomaru...-

Su madre que nunca abandonaba la habitación donde rezaba fervientemente ahora estaba en el pasillo, observando hacia todos lados. Incluso cuando lo saludó apenas le dedicó una mirada, la doncella que solía acompañarla intentaba con mucho esfuerzo esconder su expresión de asombro ante el comportamiento de su señora.

-Señora-Hyogo se arrodilló frente a ella guardando silencio tal como era costumbre al estar en presencia de sus amos.

-¿Qué sucede madre?-

-¿Qué? Nada...no es nada...-

-¿Buscas algo?-

-No...-

Incluso al decir esto ella no cesó en su movimiento continuando atenta, lucia como alguien a punto de recibir una noticia o ver arribar a una persona que llevaba esperando con ansias.

-¿Padre ha vuelto?-

-¿Tu padre? No estoy segura...-

Su respuesta fue la mejor muestra de su confusión y concentración plena en lo que ocupara su cabeza porque de haber arribado su padre, señor de esa casa y las tierras aledañas, la comitiva se lo informaría directamente y el alboroto causado no pasaría desapercibido ni para ella; sin embargo, continuaba mirando hacia la derecha por unos segundos para luego desviar la vista hacia la izquierda.

-Hyogo, vámonos-

-Pero Joven amo...-

-¿Qué pasa?-dijo él.

-La señora...-

Tahomaru entendía que quería decirle, estaba tan preocupado como él por la salud de su madre, no solo física, la cual año tras año iba disminuyendo por la falta de sueño y alimento producto de su ferviente devoción a la estatua sin cabeza. Tahomaru por esto comenzó a averiguar qué significado podría haber detrás obteniendo solo respuestas vagas sobre un niño abandonado hace dieciséis años y la negativa rotunda de su padre a revelarle la verdad. Ahora la salud mental de su madre peligraba de esa misma manera y debía hacer algo.

-Madre...-ella no lo escuchó, solo continuo en esos ademanes sin detenerse-Madre...-dijo elevando un poco la voz.

-¿Qué pasa Tahomaru?-

-Si necesitas ayuda, puedo ofrecértela, en caso busques algo...-

Ella lo observó, por primera vez en varias semanas compartían una mirada que debería ser común entre una madre y un hijo. Tahomaru logró notar las ojeras bajo sus parpados que ya casi tomaban tonalidades negruzcas, su piel pálida y sobre todo la expresión de cansancio con tristeza.

-No...no es nada hijo, en verdad-dijo luego de pensarlo unos segundos.

-Entiendo... ¿Has cenado algo?-

-¿Qué? No...-

-Bueno en ese caso ¿Quieres acompañarnos?-

-¿Acompañarnos?-a esas horas Tahomaru debería cenar solo porque su padre no se encontraba en palacio incluso ella sabía de eso.

DestinoWhere stories live. Discover now