La cena concluyó, Dororo había olvidado la última vez que se sintió tan satisfecha. La mayoría de platos ahora estaban vacíos y unos pocos aun poseían viandas que no les fue posible terminar debido a lo satisfecho que estaban ambos, aun cuando Hyakkimaru solo probaba la comida que Tahomaru le alcanzaba. Le hablaba un poco de cada una, brindándole una noción de como era su forma, textura y sabor, detalle sumamente importante considerando la ceguera de uno de sus invitados. Las doncellas entraron en el comedor retirando los platos y trayendo al final tazas de té que daban por finalizada la cena.
-Como hasta quedar satisfecho-dijo Dororo.
-¿Les gusto la cena?-
-Estupenda, sí que sabes ser generoso con tus invitados-
-Es lo menos que podía hacer...me han ayudado mucho, desde lo de la aldea hasta con los entrenamientos...-
Rodeó la taza de té, reconfortándose con la calidez que predominaba en el recipiente. De inmediato a su mente llegaron los recuerdos de aquella noche, esa misma sensación recorriéndole el cuerpo, cada rincón, sin dejar una sola parte deseosa de continuar disfrutando del calor que el otorgaban los besos de Hyakkimaru.
-Tahomaru...Tahomaru... ¡OYE!-
-¿¡Si?!-
-¿Estas bien?-
-Por supuesto, yo solo... ¿Me decías algo?-
-Te preguntaba sobre los demonios que tu padre derrotó...-
Tahomaru perdió la noción de lo que pasaba alrededor suyo por una fracción de segundos que era importante. Dororo se alarmó al verlo solo guardar silencio permaneciendo con la mirada perdida. Hyakkimaru preocupado sintió la necesidad de estar cerca de él, tomar su rostro y manos. Haciendo un esfuerzo considerable para contenerse tal como le dijo Dororo.
-Tahomaru...-pese a ello no dejó de hablarle para mostrar su preocupación por lo sucedido-¿Duele?-
-No hermano, no es que le duela algo...-
-Dolor...-repitió Tahomaru.
Si tuviera que explicar lo que en ese momento sentía, sin duda era el dolor que invadía su pecho con solo recordar esos instantes dulces que ahora parecían lejanos o parte de un sueño del cual nunca podría formar parte. El hecho de conocer de su próxima partida solo acentuaba ese sentimiento de dolor y temor.
-¿Acaso te duele algo?-Dororo comenzó a sopesar esa posibilidad al ver que aún estaba distraído.
-No, no es nada de eso-
-Menos mal-dijo aliviado.
-Solo un poco cansado...-
-Eso lo explica, ahora con el entrenamiento que recibes de mi hermano debes encontrarte agotado-
-Si...-
-Tahomaru...-dijo Hyakkimaru-no...esfuerzo...-
-¿Qué no me esfuerce?-dijo un tanto confundido.
-Mi hermano quiere decir que no te sobre exijas demasiado y pienso de la misma manera, ahora que pules tus habilidades con la espada del mejor en toda la tierra-dijo orgulloso reconociendo los logros de Hyakkimaru-necesitas comer bien y dormir, nosotros haremos lo mismo-
-Perdonen mi comportamiento...-
Al recibir vistas en su hogar, sus maestros le inculcaron la plena disposición para atender a sus invitados, no solo sirviéndoles pomposos banquetes llenos de comidas exquisitas y exóticas, sino el hecho de compartir charlas con ellos: relatos basados en guerras o largos viajes hasta que fuese hora de retirarse a sus aposentos, pero todo lo que aprendió se vio frenado por sí mismo y su falta de calma.