En las Cercanias

63 8 13
                                        

Era la segunda vez que abandonaba el palacio de noche sin el consentimiento de su padre. Pese a esto no sentía presión alguna ni temor a que este se enterara, sin desearlo aun continuaba pensando en el sueño de la noche pasada, lo dicho por esa terrible presencia. Tahomaru sintió una suave presión en la mano derecha, al volver la mirada vio a Hyakkimaru sosteniéndola, los cambios que sufría en su ánimo eran reflejados en su alma cosa que no pasaba inadvertida para él preocupándose por Tahomaru, demostrándolo en gestos tan pequeños como significativos como ese. Esbozó una rápida sonrisa correspondiendo al gesto.

-Estoy bien-dijo en voz baja.

-Tahomaru... ¿Triste?-

-No, solo un poco nervioso. Es un demonio lo que enfrentaremos-

-Demonio...te protegeré...del demonio...-

-Recuerda que soy un samurái igual que tú y puedo cuidarte también-deseaba abrazarlo y besarlo, buscando tranquilidad en medio del caos de ideas que iban rondando su cabeza pero no estaban solos y pudo notar la sorpresa de Mutsu y Hyogo al ver la cercanía con la que se relacionaba con Hyakkimaru.

Sus dos subordinados y amigos no eran los únicos, incluso el niño que viajaba con Hyakkimaru lo tomó del brazo alejándolo con disimulo preocupado de cuan negativa pudiera resultar la reacción ante ese gesto intimo entre los dos.

-Joven amo, estamos cerca-repuso Hyogo señalando un sendero del bosque donde el camino que seguían se bifurcaba.

-Es mejor tener cuidado, el demonio ahora mismo ronda por la zona-aseguró Mutsu-las noches de luna llena como hoy son sus preferidas-información que fue capaz de obtener gracias a los testimonios de los guerreros que lograron escapar de los límites del Banmon con vida.

-¿Se supo algo de los hombres enviados por mi padre?-dijo Tahomaru.

-Nada aun-respondió Hyogo.

-Comprendo...-Tahomaru no dejaba de pensar en ese grupo de samuráis enviados para acabar con la amenaza, para acabar desapareciendo sin dejar rastro alguno de su paso por el lugar.

-Los demonios suelen hacer ese tipo de cosas-aseguró Dororo.

-Conoces mucho de ellos-mencionó Tahomaru sonriendo.

-Por supuesto, mi hermano y yo viajamos durante mucho tiempo enfrentándolos-

-Aun así un niño no debería estar aquí-mencionó Mutsu.

Desde el comienzo se opuso a que Dororo los acompañara, la seguridad del palacio era más adecuada para el pequeño, no exponiendo la vida en una zona asolada por demonios; sin embargo, solo obtuvo una rotunda negativa no solo de parte del pequeño, cosa que esperaba desde el comienzo, sino del mismo Hyakkimaru quien se negaba a separarse de él siendo avalado por Tahomaru.

-Es joven sí, pero muy astuto y precavido. Seguro se debe a las situaciones de peligro que ha enfrentado, conocerá cuando apartarse del peligro y me encargaré de protegerlo si algo pasa-

Sus palabras brindaron la autorización que, pese a no necesitarla, porque iría de una u otra manera. Dororo lo agradeció, porque era un voto de confianza que le demostraba, sin poner la edad o inexperiencia como excusas sino el hecho de mostrarle lo mucho que creía en sus habilidades y sobre todo en su palabra.

-Mutsu...-

-Solo digo lo que pienso joven amo, perdóneme si fue indiscreta-

-Tranquila, puedo cuidarme solo, si necesitas ayuda te la daré gustoso-bromeó Dororo al escuchar su comentario.

-¿Qué dijiste?-

-Ya escuchaste ¡¿O quieres que lo diga más alto?!-

Tahomaru soltó una rápida risa al verlas discutir de esa forma tan relajada que no implicaba un disgusto real, sino una manera de demostrar su disconformidad con el pensamiento del otro, aunque no llegando a convertirse en una pelea donde no hubiera una solución.

DestinoWhere stories live. Discover now