Recibimiento

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Mutsu y Hyogo revisaron los alrededores esperando que Tahomaru apareciera por cuenta propia, demostrando de esta forma que su trato hacia su amo no era nada similar al que tendrían con un niño, pero al ponerse el sol ambos comenzaron a temer que pasaría lo de la noche pasada y este no aparecería. Ya estando listos para internarse en el bosque alcanzaron a ver su caballo.

-JOVEN AMO-

Ambos corrieron presurosos hasta él, sus prendas lucias sucias y algo desgastadas, al igual que sus manos enrojecidas por los constantes esfuerzos al sostener la espada en el entrenamiento.

-Mutsu...Hyogo...-

-¿Qué sucedió?-dijo ella.

-¡¿Lo atacaron?!-

Sus dos sirvientes lucían en extremo preocupados por su salud y estado, lamentándose el no haber decidido acompañarlo cuando la seguridad de Tahomaru era su prioridad frente a cualquier cosa.

-Me encuentro bien-

-Esas heridas y...-

-No es nada de lo que piensan yo...-

Mutsu y Hyogo levantaron la mirada percatándose de la presencia de Hyakkimaru y Dororo, múltiples ideas pasaron por la cabeza de ambos hermanos, pero primó una por sobre las demás, sacaron las dagas dirigiéndose hacia ellos, asumiendo que fueron los culpables de esas heridas o que tuvieron algo que ver.

-MUTSU, HYOGO, DETENGANSE-

La orden fue absoluta y no podrían negarla, ellos guardaron las armas arrodillándose frente a Tahomaru.

-No es forma de tratar a unos invitados-

-¿Invitados?-

-¿Ellos?-dijo Hyogo.

Los dos lucían en extremo confundidos con esa afirmación. Tahomaru bajó del caballo acercándose a Hyakkimaru y Dororo.

-Por favor discúlpenlos-

-Tus sirvientes siempre se muestran demasiado preocupados por protegerte-dijo Dororo restándole importancia al asunto-de igual forma nunca hubieran podido ganarle a mi hermano-

-Es culpa mía-dijo Tahomaru-Salí sin avisarles y regreso en este estado y con invitados, naturalmente reaccionarían de esa manera-

-No...-dijo Hyakkimaru.

-¿Qué pasa hermano?-

Hyakkimaru caminó unos pasos para tomar el rostro de Tahomaru frente a sus sirvientes y el resto de soldados que custodiaban el exterior del palacio, siendo una actitud que sin duda ninguna persona tendría ni tratándose de su madre. Las muestras de afecto o cercanía solían considerarse entre familiares y propiamente en una intimidad de la cual ahora mismo claramente no tenían.

-¿Hyakkimaru?-

-No es...tu...culpa...-

-Tú...-

-Intenta animarte, incluso sin verte o escucharte debe haber percibido un cambio en tu alma-repuso Dororo.

-Entiendo...gracias...-

Tenía el deseo de seguir sintiéndolo cerca pero aquello no era correcto en ese lugar ni delante de los soldados, asintió levemente mientras bajaba la mano de este alejándose muy a su pesar. Hyakkimaru intentó seguirlo, pero Dororo se colocó a su lado sosteniéndole la mano.

-Hermano basta, le causarás problemas-

-¿Problemas?-

-Te lo explicaré luego-

DestinoWhere stories live. Discover now