Luego de ser informados los preparativos comenzaron, ellos asistirían a esa importante cena, para celebrar la llegada del señor de palacio luego de una ardua trayectoria en los territorios enemigos, arriesgando la vida por su pueblo. Contar con atuendos adecuados era parte de los requisitos, siendo entregados por la doncella que estaba a su servicio. Les mostró dos yukatas, cuidadosamente dobladas.
-¿Es necesario utilizar esto?-dijo Dororo.
-Solo una formalidad-mencionó Tsuki desdoblando la yukata-luego podrán utilizar sus prendas normales-
-Bueno si es así... ¿Hermano?-
Hyakkimaru tomó una de ellas desdoblándola y empezando a olfatearla con mucha fuerza acercando el rostro encima para moverlo de un lado al otro sintiendo la textura de este, cosa que hacía con cada objeto nuevo que llegaba a sus manos.
-Qué curioso habito-dijo Tsuki.
-Por cierto... ¿Qué clase de persona es?-dijo Dororo
-¿Quién?-
-El padre de Tahomaru...hablan tanto de su leyenda que comienzo a pensar que es un personaje que crearon para hacer sonar mejor las historias de demonios perturbando la calma de una tierra-
-El señor Kagemitsu es sin duda imponente, muchos los respetan tanto fuera como dentro de la idea. También se le conoce por el manejo de la espada contra sus enemigos sin fallar una sola vez-
-Tendré que verlo para creerlo-
Las telas del yukata fueron ajustadas sin presionar demasiado para evitarle incomodidad al caminar siendo a la vez de esta forma que evitaban que cayera alguna de las telas que la conformaban.
-Ya está listo, ayudaré al señor Hyakkimaru-
-Si quieres yo...-
-No se preocupe, con la yukata es difícil moverse con normalidad. Terminaré rápido-volvió su mirada hacia Hyakkimaru-quitaremos las prendas que lleva, pero dejaremos el kimono blanco, no se mueva-ella comenzó a colocarle la yukata negra que le entregaron como obsequio.
Tahomaru por su parte hacia lo mismo en sus aposentos, preparándose para la cena, colocándose la yukata y atando su cabellera azabache previamente cepillada, colocando el cinturón de la yukata el arma que cargaba siempre consigo.
-Listo joven amo-dijo la doncella a cargo de sus prendas.
-Si...-
-Me retiro-
Hizo una reverencia rápida alejándose del lugar hasta perderse entre las oscuridades del palacio. Tocaron un par de veces, permitiendo la entrada vio que se trataban de Mutsu y Hyogo.
-Joven amo-repusieron arrodillándose en frente de él.
-Pónganse de pie-
-Si-
-¿Qué saben de la expedición de mi padre?-
-Partió hacia el Banmon hace poco, llevan consigo todo lo necesario para acabar con la amenaza de manera definitiva-dijo Mutsu.
-Ya veo, espero que tengan suerte-
Tahomaru camino hasta la puerta donde se vislumbraba el jardín ahora en penumbras, apenas iluminado por algunas luces que llegaban desde el pueblo Tahomaru suspiró profundamente.
-Que mi padre desee cenar con ellos es extraño...-dijo Tahomaru-hubiera preferido que solo lo ignorarán...el hecho de que ellos ahora como mis invitados se alojan bajo palacio, espero que esto termine pronto-
