Las preguntas de Tahomaru no solo eran inusuales sino que muy ligadas al joven ronin que conocieron hace poco. Hyogo no cuestionó aquello, porque conocía bien la falta de relación entre su amo y jóvenes de su edad. Tahomaru suspiró recuperando de inmediato la sonrisa, no quería preocuparlo ni tampoco a Mutsu, era un hecho que ellos continuaran viajando y eso no cambiaría incluso si estuviera en sus manos decidirlo, porque la razón que tendría era importante y de ser tan preciada para Hyakkimaru entonces lo seria para el también.
-Gracias Hyogo...-
-No hice mucho joven amo-
-Claro que sí, conversar contigo ayudo mucho. He estado algo distraído desde que padre llegó, en especial con lo del demonio que merodea Banmon, es un asunto el cual no puedo ignorar-
Escucharon golpes suaves en la puerta, tres de ellos. Tahomaru levantó un poco la voz permitiendo el paso de quien solicitaba entrar. Mutsu hizo una reverencia adentrándose en la habitación.
-Hermana...-
-Hyogo, el amo solicita nuestra presencia-
-¿Lord Kagemitsu? Entiendo...joven amo...-hizo una rápida reverencia ante este, poniéndose de pie para acercarse a la puerta.
-Necesito hablar con el joven amo, ve adelantándote-
-Si-
Hyogo salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Ella tomó asiento delante de Tahomaru, quien no bajó la mirada un solo instante, fuera un grupo de pájaros entonaban melodías relajantes, batiendo las alas y buscando refugio en sus nidos debido al frio que se hacía presente esa mañana.
-Quería hablar contigo también-dijo Tahomaru-sobre el entrenamiento...yo estuve...-
-¿Distraído? Fue evidente-repuso ella con serenidad-la situación no ha sido fácil para usted últimamente, comprendo eso-ella relajó su expresión, muy pocas veces solía verla tan serena al platicar-dije algo equivocado cuando conocimos al ronin que lo entreno e ignore lo que dijo usted...tiene razón, la experiencia hace una gran diferencia aun considerándose la habilidad y usted joven amo ha mejorado notablemente desde que inicio ese entrenamiento-
-¿En verdad lo crees?-
-Sí, eso no es solo muestra de la habilidad de su entrenador sino de su deseo de aprender y la capacidad para hacerlo, usted es un excelente guerrero...-
-Mutsu, gracias...yo...-
-Por eso no debe permitir que sus sentimientos dominen su espada-aclaró ella-no le digo que los ignore; sin embargo, de no tener cuidado podría costarle la vida o incluso la de quien desea proteger. Es un peso que deseo evitarle joven amo, usted mismo lo ha visto, un momento de duda puede hacer una gran diferencia entre la vida y la muerte o ganar o perder una batalla...-
-Si...entiendo...-
-Dese el tiempo de pensar las cosas que lo perturban, y cuando las aclare notará como ese peso disminuye de su espada...usted es un joven inteligente y noble-dijo ella sonriéndole-no tengo duda que lo lograra-
Mutsu solía ser estricta con el debido a su preocupación, la misma que sentía por su hermano menor, al conocer su destino como señor de esas tierras. El blandir una espada para proteger el dominio y las vidas de este era un hecho del cual Tahomaru no podría escapar nunca. Mientras ella y Hyogo pudieran protegerlo u otorgarle las herramientas para hacerlo serían tan estrictos como fuera necesario. Tahomaru era un preciado miembro de su familia, ignorando el hecho de que este se convertiría en su señor, lo seguiría cumpliendo el deber por convicción de cuidarlo de cualquier cosa que lo dañara.
